Es poco probable,  porque cada día las cosas se  le  ponen  color de hormiga;  pero supongamos  que el PLD / Gobierno se imponga en el 2020 apelando a los más inverosímiles recursos.  Tiene el control del Estado, voluntad para usarlo en su favor;  y todavía queda algo de dispersión del voto opositor, y del no opositor aunque diferente al oficialismo, y la dispersión ha  sido siempre  una grieta favorable para  que el poder se imponga en procesos electorales desde 1966.

Reduzcamos al absurdo  el posible resultado del proceso actual; es decir, al hecho de que, a pesar de todo lo improbable,  y de lo  negativo que se ha dicho y demostrado que sería para el país y el pueblo la permanencia del PLD en el poder, este encuentre un Chapulín que le "resuelva" el problema y siga arriba.  Este escenario sería el absurdo,  para colegir lo que se debe evitar.

A este fin, hagamos un escenario absurdo  e imaginemos que temprano en la mañana del día siguiente de las elecciones municipales de febrero, o de las congresuales y presidenciales de mayo del 2020, nos encontramos con algo parecido a  los traumas post electorales, que son muchos ya  sufridos (1978, 1990, 1994, 2012, 2016);  en los que después del golpe del oficialismo que pudimos evitar participando y uniendo nuestras fuerzas a la tendencia del cambio y no lo hicimos,  entonces hemos corrido a mostrar que somos los más firmes defensores de la voluntad popular conculcada, entrando de esta manera,  en la lógica de la historia de “primero comedia y después tragedia”.

La  “reducción al absurdo”  es un recurso utilizado desde hace siglos en la filosofía y las matemáticas para mostrar la validez de una tesis,  teorema o propuesta;  y viene al caso en la coyuntura electoral en curso, porque aunque se va imponiendo una realidad con muchas claves que señalan la necesidad, y objetividad,  de la unidad amplia opositora para derrotar al oficialismo, todavía queda por superar  mucha vacilación, indecisión, rechazo y hasta vergüenza al asumirla.

Hagamos imaginariamente con el proceso electoral actual  como hizo Gabriel García Márquez en "Crónica de una muerte anunciada", en la que nos muestra de entrada que a Santiago Nassar lo matan, y  ahí mismo nos atrapa la lectura;  luego con su acostumbrada maestría, y carpintería,  nos cuenta  el contexto, cómo y  por qué ocurrió.

Mediante este recurso, podríamos afirmarnos en la necesidad de la unidad opositora para el cambio, concertada, o no concertada;  pero si en una voluntad y disposición de “todos a una” para poner fin a los gobiernos de este PLD de ahora, y evitar el absurdo.

Desde la candidatura del ingeniero Hipólito Mejía en el 2012, que llegó alcanzar una aprobación  de 48 %,  para señalar una experiencia próxima,  existe en el país una voluntad de salir de los gobiernos del PLD,  y ha sido subvertida por estos con el abuso de los recursos del Estado,  e instalando  la división entre los opositores, incluyendo al PRD, entonces partido principal contendor en ese año.

La sonsaca a opositores; regalar registros electorales,  e inflar artificialmente  supuestas preferencias,  a partidos y candidatos,  para que dispersen el voto opositor,  es una práctica que inició el  balaguerismo  en los 12 años, de manera especial en  1978;  para  reducir  la  poderosa corriente del cambio que se levantaba; y la  ha continuado el PLD desde el 2004 hasta estos días recientes.

En esta coyuntura se está dando todo para que el PLD / Gobierno salga del poder en el 2020.

Las claves de  esta posibilidad altamente significativa se pueden resumir en que:    1.-  Es creciente en el pueblo un deseo de cambio,  que se siente y se ve por todas partes;  2.- Varios partidos y movimientos de orientación política e ideológica diversa, se unen para fortalecer esa tendencia;

3.- Personas de reconocida solvencia moral y política,  que expresan el sentir de miles de ciudadanos, se unen en una Coalición Democrática,  y ellas mismas contribuyen a unir el partidismo político en torno a una Plataforma democrática hacia el mismo propósito  de darle  manos y rumbos nuevos  a la dirección del país; 4.-  El oficialismo se divide y pierde así potencialidad electoral; y  5.-  Luís Abinader,   un  político joven, capaz,  sin "complicidad con el pasado" en el plano político y ético, y si alguna tiene, es la herencia del buen ejemplo de  compromiso público con la patria y vida recta de su padre Don Rafael Abinader;   que presenta un programa de gobierno aceptable a las circunstancias,  y por su don de gente  hace fácil la unidad  de la oposición;  se erige con mucho,  por encima  en las preferencias electorales de los demás postulantes como la principal posibilidad de derrotar al oficialismo. Tiene potencialidades para ganar en la primera vuelta.

Pero no se le puede dar ninguna  gavela  al PLD/ Gobierno, ni dispersando el voto realmente opositor;  ni con el invento tipo ruleta rusa de promover una segunda vuelta que, ahora con tres polos más o menos  importantes en competencia, es más desatinada e involucra nuevos riesgos.

Cuando se compite contra un gobierno,  las decisiones tienen que ser muy bien sopesadas.

El progresismo, la izquierda, los sectores y personas,  que asumimos un proyecto nacional de desarrollo y democrático, tenemos que ser realistas y asumir que el pueblo dominicano necesita de triunfos políticos, de una nueva ambientación política, que ayuden a superar la sensación de derrota histórica que afecta a un amplio segmento; y esto es vital para esfuerzos políticos  relevantes más allá del 2020;  incluso, lo es para fortalecer la viabilidad de la nación,  seriamente amenazada entre otras cosas, por una muy sensible, cual es el deseo hasta el momento de un 49% de la población adulta, y más grave, entre los jóvenes con edad entre 18 y 25 años  es el 5%, que quieren huir del país; porque no ven posibilidades de realizar sus sueños.

En un contexto de hartazgo y de derrota frente a los problemas nacionales, y predominio de unos  antivalores,  hasta uno que apela al recuerdo subliminal de Trujillo,  marca varias veces más en las encuestas que los que nos asumimos alternativos.

La posibilidad inmediata de desalentar esta tendencia,  es un cambio de gobierno. Un triunfo sobre el poder del PLD es una señal elemental de que es posible avanzar.

Por eso hay que  unir más, ampliar y fortalecer  el Frente Opositor, y buscar el “nocaut” al PLD/Gobierno, en contraste a  la posibilidad absurda de que  se pueda salir con las suyas.