En las últimas décadas, vivimos asombrados, con razón, con la llamada crisis de la sociedad: el auge de la violencia, la delincuencia, la drogadicción, la corrupción, las crisis morales, institucionales que, de una u otra forma, están asociado a la crisis del sistema educativo dominicano.

Paradójicamente, durante los doces años de autoritarismo del régimen de Balaguer, las escuelas, liceos y, universidades se constituyeron en fuentes de resistencias y protestas sociales, por eso la educación fue abandonada a su propia suerte y, durante la era neoliberal, la educación ha sufrido el impacto de la privatización, la mercantilización, la corrupción política, la exclusión social y, la violencia en los barrios populares.

Partiendo de los resultados de un informe de investigación de la Profesora Mirian Díaz Santana, de la escuela de sociología de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FCES) de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde nos deja ver claramente en que radica el fracaso del sistema educativo.

En el 2011, el Movimiento por el 4% para la Educación, logró el compromiso que asigna a la educación preuniversitaria recursos equivalentes al 4% del PBI, para mejorar la educación dominicana. Desde el 2013, los recursos del 4%, asignado a educación se han destinado mayormente en tres renglones: primero, a la construcción y reparación de escuelas, segundo, alimentación y útiles escolares a los estudiantes y, tercero, al mejoramiento de los salarios del personal docente y administrativo.

Hay que destacar que, desde la década del noventa, la República Dominicana se ha fijado metas que incluyen alcanzar una cobertura total y mejorar la calidad del aprendizaje. Sin embargo, a partir de diferentes informes y evaluaciones del sistema educativo dominicano, se refleja que no se han cumplidos las metas, ni tampoco se han reducidos los déficits del aprendizaje de los estudiantes.

De acuerdo al informe del 2018, de la Iniciativa Dominicana por una Educación de Calidad (IDEC), un total de 468,471 niños, niñas y adolescentes entre 3 y 17 años están fuera de la escuela. De ellos, 25,058 niños y niñas de cinco años, 60,745 en las edades correspondientes a la educación primaria y 129,628 en las edades correspondientes a la educación secundaria. file:///C:/Users/pc/Downloads/2do%20Informe%20de%20Seguimiento%20y%20Monitoreo%20IDEC,%20Primer%20Semestre%202018.pdf

Según los datos de las pruebas PISA, aplicadas por primera vez en el país en el 2015, afirma que los resultados obtenidos por la República Dominicana fueron malos en todas las áreas. En ciencias, el porcentaje promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), fue de 493 puntos, mientras que los estudiantes de República Dominicana obtuvieron una media de 332 puntos, ocupando el último lugar entre los países participantes; en lectura la media de OCDE fue de 493 y la media de los estudiantes dominicanos de 358, por último en matemáticas, la media de la OCDE fue de 490 puntos y, la media dominicana fue de 328 puntos, con los peores resultados entre todos los participantes.

 

Según EDUCA (acción empresarial para la educación), si se comparan las pruebas pisas del 2015 y la del 2018, nos damos cuenta que durante estos años no hemos avanzados, pues los resultados expresan que en lectura, matemáticas y ciencias, el desempeño del país no muestra variaciones significativas. Por segunda ocasión consecutiva, los estudiantes dominicanos quedaron en el último lugar en estas disciplinas respecto de sus pares de los 79 países o regiones que participaron en las pruebas (https://www.educa.org.do/2019/12/03/pisa-2018-republica-dominicana).

Por otro lado, los resultados de la evaluación docente realizada en el 2017, por el Ministerio de Educación y la asociación dominicana de profesores (ADP), señalan que con más de 60 mil docentes en servicio. Sólo el 2.9 % logró una calificación de excelente; el 23.9 % de muy bien, el 35.1%, de bien y, un 38.1% de mejorable, por no decir deficiente. De manera que el sistema público tiene alrededor de un 75% de los maestros, sin las calificaciones necesarias para educar (https://www.ministeriodeeducacion.gob.do).

Estos resultados ponen en evidencia que los crecientes signos de deterioro institucional, moral, de violencia, marginalidad y pobreza que afectan a un segmento importante de la sociedad dominicana, están, entre otras cosas, asociado al histórico abandono del sistema escolar.

Aun reconociendo que las crisis económicas, políticas, sociales y culturales complejizan el desempeño del sistema educativo, debemos de estar consciente que si deseamos construir una sociedad más justa, con mayor nivel de equidad y justicia social, hay que superar las grandes deficiencias históricas del sistema educativo, pues nuestro mayor activo, recurso o capital es y será, la educación del pueblo y la juventud dominicana.