Los Estados Unidos de América atraviesa la peor crisis institucional de su historia, debido a que su presidente no respeta el peso que tienen las instituciones en el funcionamiento del Estado, y trata de incidir en la toma de decisiones de los demás poderes que lo conforman, una acción que está destruyendo los cimientos de la democracia estadounidense.
Sin embargo, un oligarca como Michael Bloomberg estaba tratando de comprar la presidencia de los Estados Unidos. El patrimonio neto de Michael Bloomberg supera los US$ 61,500 millones, el exalcalde Bloomberg usó parte de su fortuna para imponerse como candidato presidencial demócrata. Ser extremadamente rico como lo es señor Bloomberg, no descalifica a nadie para optar por la presidencia de los Estados Unidos. En el pasado, los Estados Unidos tuvieron presidentes muy capaces y talentosos que amasaron grandes fortunas, tales como: Franklin D. Roosevelt, Theodore Roosevelt y John F. Kennedy.
El problema de ostentar una gran riqueza y pretender el poder, radica en el nexo entre riqueza y poder, donde aquellos que poseen grandes riquezas pretenden usarla para adquirir poder. Esta es la forma como la oligarquía destruye la democracia. Michael Bloomberg gastó US$ 700 millones en publicidad para su campaña presidencial en los estados que estuvieron en pugna para el super martes. Esta suma astronómica fue mucho mas de lo que gastó Hillary Clinton en su campaña presidencial en 2016, y multiplica con creces lo que han gastado los demás precandidatos presidenciales demócratas, incluyendo el multimillonario Tom Steyer. Bloomberg gastó más en anuncios publicitarios por Facebook que Donald Trump, y más que Biden, Buttigieg, Warren y Sanders juntos.
Por otra parte, Michael Bloomberg redobló el gasto en publicidad en cada estado donde estaba realizando campaña publicitaria, alentado por los resultados turbios de las asambleas electorales del estado de Iowa. De igual manera, expandió su equipo de campana a mas de 2,000 personas, un número muy superior al de los demás precandidatos. Esta no fue la única forma en la que el exalcalde Bloomberg trató de comprar estas elecciones, recibió apoyo político de congresistas y alcaldes demócratas que en el pasado recibieron dinero del señor Bloomberg para sus campañas electorales. También, pagó grandes sumas de dinero a influencers de las redes sociales para promover su precandidatura.
El equipo de campaña de Bloomberg que devengaba un salario era tres veces más grande que el del presidente Donald Trump, cinco veces más grande que el de Joe Biden. El exalcalde Bloomberg estaba utilizando esta táctica de cortejo para evitar que estas personas fueran a trabajar a las campañas de otros precandidatos. Sin embargo, el Comité Nacional Demócrata colocó en la escena de los debates al exalcalde Bloomberg, desechando su propia resolución sobre el límite del numero de contribuyentes individuales que debe tener una campaña de cara los primeros ocho debates presidenciales. Presuntamente, porque el exalcalde Bloomberg no tomó donaciones.
El exalcalde Bloomberg posee ideas atractivas en materia de políticas públicas, tales como: control de armas, el cambio climático y un sistema tributario más progresista. Pero, Michael Bloomberg ha sido un abanderado de Wall Street. El exalcalde Bloomberg luchó en contra de las reformas que propusieron fruto del estallido de la crisis financiera del 2008. Su fortuna personal tiene pizca opacidad igual o mayor que la de Donald Trump. Durante su gestión de 12 años como alcalde de la ciudad de Nueva York, se rehusó a revelar su planilla de impuestos a nivel federal. Incluso, hasta el día de ayer cuando aún era un precandidato presidencial no ofreció una fecha exacta de cuando revelaría su planilla de impuestos.
Por el simple hecho, de que el exalcalde Bloomberg no tomó donaciones individuales para su campaña presidencial, no participó de los primeros debates, y basó toda su campaña presidencial en publicidad, el exalcalde Bloomberg no se le hizo responsable por su historial despreciable en el ámbito racial y de justicia penal, y su discriminatoria política parar y catear que implementó cuando fue alcalde de la ciudad de Nueva York, o por su defensa de la línea roja.
El exalcalde Bloomberg estaba tratando de adquirir la presidencia de los Estados Unidos, para simplemente ostentar poder y riqueza, algo típico en los oligarcas. La palabra oligarquía proviene de la palabra griega oligarcus, que significa pocos para gobernar o mandar. Hace referencia a un Gobierno de y para personas extremadamente ricas. Desde la década de los 80, la participación de la riqueza del país de las 400 personas más ricas de la nación se ha multiplicado por 4, mientras que la riqueza del 50% más pobre de la población ha disminuido. Las 130,000 familias más rica de los Estados Unidos poseen una fortuna que es igual al del 90% más pobre, eso quiere decir que ese grupo posee una riqueza superior al de 117 millones de familia combinadas. Los tres estadounidenses más ricos poseen una fortuna mayor que el 50% más pobre del país combinados; Michael Bloomberg es el octavo hombre más rico del país.
Ineludiblemente, la gran afluencia de dinero se envuelve en la política, esa es la razón por la que un puñado de personas extremadamente ricas como Bloomberg tienen más influencia hoy que cualquier clase social en el país desde la época los barones ladrones de principios del siglo XX. A diferencia del ingreso o la riqueza, el poder es un juego de suma cero. Cuanto más poseen los de arriba, menos poseen los de abajo. Y, a medida que el poder y la riqueza se han colocado en la cima, los olvidados se han quedado sin poder.
Hoy, la gran división que existe en el país no es entre izquierda y derecha. Es entre democracia y oligarquía. Bloomberg es indudablemente forma parte de esa oligarquía. Con un oligarca a cargo no es la mejor opción para derrotar a Trump.