Júbilo  generalizado es lo que debe causar en todos los amantes de la paz, los partidarios de la no violencia, y en general en todos los demócratas del signo que sean, el comunicado de la banda terrorista y criminal ETA del fin de su actividad armada en todo el territorio español.

La sigla ETA significa Euzkadi (el País Vasco) y su Libertad. En realidad durante varias décadas lo que ha caracterizado las acciones de la organización terrorista son los atentados criminales, los asesinatos selectivos, y los actos terroristas con muertes masivas e indiscriminadas.

En total unas 829 víctimas mortales. Entre los cuales hay políticos de diferentes tendencias, policías, guardias civiles, militares, empresarios, y ciudadanos que tuvieron la mala suerte de estar en el lugar donde habían planificado sus crímenes masivos.

Si durante la etapa final del franquismo ETA alcanzó una cierta simpatía difusa, lo fue porque en esos momentos la polarización política y la simplificación que la misma acarreaba, diluyó la línea separadora entre los partidarios de la dictadura, por un lado, y dentro de los contrarios a la misma, entre aquellos que buscaban la democracia y aquellos que trataban de alcanzar sus fines con métodos terroristas.

Una vez establecida la democracia política y habiéndose establecido un reconocimiento amplio de la autonomía del pueblo vasco, catalán y gallego, y extendida de una manera excesiva –parece hoy a muchos-, la autonomía para cada región y casi provincia española (el llamado "café para todos"), estaba claro que no tenía sentido continuar con una estrategia de violencia armada por grupos nacionalistas-independentistas.

Los catalanes y los gallegos abandonaron de manera notoria y explícita la vía violenta y la misma quedó reducida a grupos marginales y extremadamente minoritarios. La Unión del Pobo Galego y Ezquerra Republicana pusieron al margen a sus violentos y se dedicaron con inteligencia política y sensibilidad democrática a hacer política democrática.

Han logrado mucho más en competencias para sus regiones y en éxito político con este camino que con los delirios violentos de los partidarios de la violencia terrorista de ETA. Si hubo alguna vez una callada estrategia de los nacionalistas democráticos vascos de utilizar a ETA como medio de presión frente a Madrid para obtener beneficios económicos y políticos, terminaron por darse cuenta que ese camino no conducía a nada bueno  para ellos.

En el contexto europeo una vez que el Ejercito Republicano Irlandés (IRA), negoció con el gobierno del Reino Unido el abandono de la violencia en Irlanda del Norte, el aislamiento internacional de ETA aumentó. Era incomprensible, salvo para los fanáticos de un vasquismo que trae reminiscencias de un nacionalismo excluyente, o por gente que vive fuera de la realidad social del mundo de hoy, que el camino terrorista de ETA fuera algo aceptable. Salvo sus lazos con la guerrilla colombiana, ETA estaba sometida a un cerco político.

No hay que dejar de mencionar –como recordatorio para los que sueñan con vías terroristas en el mundo actual-, que el combate contra ETA y su fin ha sido posible por tres causas principales, dicho de manera amplia y sin matizar en exceso, a saber:

1)Las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información, puestas al servicio de la lucha anti terrorista. Con ella se han detectado y localizado a sus gentes, se han descubierto sus puntos logísticos y zulos de armamentos y explosivos, y unido a ello el "factor humano" de la Inteligencia y la cooperación entre los servicios de Seguridad y de Información de diferentes países, destacando el de  Francia.

2)El rechazo en toda España, incluido en el País Vasco, la vía terrorista y criminal de ETA, lo que condujo a que se redujeran sus ámbitos de tolerancia o pasividad ante sus acciones. La izquierda española desde la comunista hasta la socialista y socialdemócrata, han rechazado sin ambages ni medias tintas la vía terrorista, que hay que decirlo, siempre fue rechazada por el marxismo histórico y era algo que defendían ciertas corrientes no mayoritarias del anarquismo.

3)Entre sus "propias filas", los "aberzales" o patriotas vascos, se produjo una presión para que ETA abandonase la vía terrorista y criminal. Esta relación fue problemática porque los "políticos" y los "militares" tienen visiones diferentes y escalas de valores distintas para valorar la situación política, e incluso, intereses divergentes. Al fin, las acciones policiales que fueron debilitando la capacidad militar de ETA, y el relativo éxito político de los "políticos" radicales vascos, inclinaron la balanza a su favor, es decir, llevaron a los "militares" a la impotencia y a la necesidad de que debían reconocer su derrota militar.

Solo queda esperar la disolución definitiva de ETA y que las urnas y la lucha por ganarse la voluntad de los ciudadanos se impongan a la sin razón criminal de los partidarios de la política entendida como un ejercicio del delito violento continuado. Nada justifica el crimen y el asesinato y menos aún cuando se pueden defender las ideas con libertad y sin fraudes electorales.