Sería bueno que las autoridades económicas de la República Dominicana reflexionaran un poco acerca de qué tienen en común los siguientes fenómenos socioeconómicos:

Que la República Dominicana, siendo un país que ni siquiera ha sido capaz de asegurar el desayuno a los niños que  asisten a la escuela, exhiba simultáneamente una densidad de jeepetas por kilómetro cuadrado que la coloca, probablemente, por encima de los países más desarrollados del mundoQue la economía dominicana arrastre un crónico déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, controlable esporádicamente sólo mediante fuertes ajustes recesivosQue a pesar de las grandes entradas de capitales que recibe, la República Dominicana sea uno de los países con menores reservas internacionales en términos del tamaño de su economía.Que la República Dominicana sea también uno de los países con más baja tasa de ahorro interno, apenas un 7% del producto, dependiendo para su inversión interna de que entren capitales externos.Que habiendo sido décadas atrás un importante exportador de productos agrícolas, haya devenido en importador neto de alimentos. Que el empleo en el sector industrial sea ahora inferior a la que ya había hace 20 años y que la industria nacional no logra superar los umbrales alcanzados décadas atrás. Que el pronunciado el declive de las zonas francas industriales de la República Dominicana sea un caso único, no igualado por ninguno de los otros países que compiten por los mismos mercados. Que el turismo, pese a las excepcionales condiciones naturales y sociales de que dispone el país, se encuentre desde hace muchos años virtualmente estancado.Que el país registre tan pocas inversiones en las ramas de la producción real, y que por años los únicos negocios florecientes son los vinculados a la actividad importadora, como la venta de vehículos, artículos de comunicación, supermercados, comercio en general, etc.

10.  Que la inversión extranjera, que otrora venía a desarrollar nuevos sectores productivos en la agricultura, la industria, el turismo y las zonas francas, ahora se dirige a tiendas de cadenas comerciales (ejemplos: Ikea, Carrefour),  telecomunicaciones y el sector inmobiliario

11.  Que una economía que exhibe tan alto ritmo de crecimiento no genere empleo formal y que los  nuevos trabajadores solo pueden ubicarse en actividades informales de baja productividad.

12.  Que aquellos que logran conservar su empleo formal lo hagan al costo del deterioro de sus salarios reales

13.  Que casi todo el crecimiento del PIB se sustenta en sectores no transables, es decir, un modelo de desarrollo basado en plazas comerciales, bancas de apuestas, salones de belleza y el motoconcho

14.  Que los acuerdos de libre comercio que el país firma terminan beneficiando sólo a los países contrapartes; que ellos sí pueden explotar nuestros mercados pero el aparato productivo dominicano no puede penetrar a los suyos. Que en todos esos acuerdos, aún con aquellos países en que la República Dominicana lucía claramente favorita en la competencia, el país haya resultado perdiendo, a juzgar por el desequilibrio comercial resultante.

Está claro que cada sector tiene sus propias particularidades, que cada fenómeno económico tiene una explicación diferente. Por ejemplo, se dirá que el problema de la agricultura es de crédito o tecnología, que el de las zonas francas es la entrada de China al mercado libre, que el de la industria es por el servicio eléctrico o que el del turismo es por impuestos. Que la proliferación de vehículos de lujo o el poco ahorro es por idiosincrasia dominicana. Además, cada fenómeno puede ser explicado por múltiples factores.

Pero sólo hay una razón que es común a todos: la sobrevaluación real del peso dominicano. La tasa de cambio es un precio clave, que impacta todos los aspectos del proceso económico, y su sobrevaluación es como el hilo conductor que provoca tantos efectos confluyendo en una misma dirección.