Todas las luchas son útiles para el sistema, todas las causas le sirven al sistema, solo dejando de luchar rompemos con la dinámica del juego creado por los programadores del sistema, un solo pensamiento tiene vocación divisoria, todo lo que divide alimenta el sistema, todo cuanto nos encasilla en algo se convierte en soporte para el sistema, todo lo que es producido y realizado por la mente fortalece el sistema.

La salvación humana, es un concepto, el evangelio no es una causa, ni una lucha, ni mucho menos una misión, solo es la manifestación de la conciencia, en estado pleno y definido, la luz que irradia consigue transformar y convertir pero sin que esta sea su intención, puesto que todo cuanto vivimos es el producto de una elección previa, de algún modo hicimos uso de nuestra libertad de ser cuando emprendimos este viaje.

Salvar a la humanidad ¿de quién o quiénes? El mero concepto de salvación es divisor, ¿cuánto quisieran ser salvados de la vida que llevan?, ¿cuántos piensan que la vida o las elecciones que han hecho es objeto de salvación? Todos esos códigos obedecen al lenguaje de programación, captan el sentido de evolución de la especie, de alguna forma han logrado controlar los impulsos ascendentes de nuestras conciencias, y construyen ideas, conceptos, nuevas nomenclaturas, ligadas al conocimiento que poseen del poder activador de vórtices energéticos de las palabras, y la fuerza persuasiva de los símbolos, aprovechan el estado distraído con el que todos viven, y sin que lo sepamos toman el control de nuestras vidas.

El fin es dominar, controlar  a las muchedumbres, cercenar las capacidades innatas con la que nacemos, atrofiar nuestro modo natural de lograr conciencia de las cosas, todo esto para que puedan ser efectivos sus métodos, por supuesto todo esto lo hacen sin que nos demos cuenta, en verdad el sistema y sus programadores disfrutan tener el control, esa es la peor aberración que pudiera desarrollar un ser humano, es contra la civilización, impide el desarrollo natural de los hombres y mujeres.

Es necesario alcanzar la conciencia de la inutilidad del esfuerzo, para producir el más poderoso impulso revolucionario orientado a transformarlo todo. Los eventos en la vida corren con sus propias leyes, la mayoría de dichos sucesos son desconocidos para las ciencias humanas, pero no significa que no existan, la inteligencia natural con la que nacemos posee los sentidos apropiados para entender las fuerzas arcanas de la existencia.