Una de las debilidades de América Latina respeto de Europa del Norte es que ellos desarrollaron un estilo de liderazgo colegiado.

El colonizador trajo un estilo de liderazgo unipersonal, pues vino de una sociedad con un papa infalible y un monarca absoluto. No había lugar para la disidencia, política ni religiosa, y de ahí viene aquella ola de dictadores que tuvimos en el pasado, y viene también la democracia sin contrapeso, clientelismo politico, y continuismo generalizado, lo que explica que un dictador de derechas sea tumbado por una revolución de izquierdas, y que los revolucionarios termine produciendo un nuevo dictador, lo que sugiere que se trata de un problema estructural, y no solo individual.

El liderazgo unipersonal no concibe la existencia de poderes en contrapeso, como es necesario en la democracia, y debido a eso tenemos dictaduras simuladas, pues el Presidente hace y deshace sin que ningún poder lo cuestione, y para reforzar su hegemonía se vale de los recursos públicos.

Como el presidente está por encima de todo, la ley termina siendo “un pedazo de papel”, y no funcionan las instituciones, a no ser cuando conviene al régimen de turno. Este desorden tiene como efecto inmediato el incremento de la violencia, en las calles y en las casas; accidentes de tránsito; corrupción gubernamental, e inoperancia de los servicios sanitarios, educativos, medio ambientales, seguridad, o de justicia.

En Europa del Norte se produjo un fenómeno social diferente, con alternabilidad en el poder, bajo un sistema democrático funcional, habitualmente sin trampas, y con funcionarios que una vez concluyen su mandato regresan a la vida civil sin pretensiones de ninguna clase. Estas naciones, además, establecieron el imperio de la ley, por lo que habitualmente los funcionarios permiten el funcionamiento de las instituciones, y esto produce una sociedad con mínimos accidentes de tránsito, tasas de violencia muy bajas, y buenos servicios públicos. La diferencia entre colonias hispánicas y británicas es mortal: de un lado predominan dictadores, machismo, y malestar social, mientras el otro lado exhibe alternabilidad en el poder, relaciones maritales más equilibradas, y mayores niveles de desarrollo humano.

Esto se refleja en el reciente informe PISA: Europa del Norte, a la cabeza, y nosotros en AL, en la rabiza, especialmente República Dominicana, el país peor evaluado, y con tendencia al retroceso. Pero, un país rompe este esquema: Singapur, el mejor evaluado de todos. La explicación tiene un nombre: ¡revolución cultural! En 1965 Singapur era un país pobre, corrupto, violento, sucio, con epidemias, analfabetismo, y luchas raciales y religiosas, pero, en ese año Lin kwan Yeu inició un proceso revolucionario, el cual me permito resumir en tres medidas: EJEMPLO de los líderes en cumplir la ley; ESTÍMULO a los cumplidores (meritocracia), y ESCARMIENTO irrestricto a las violadores.

Esto es lo que defino como revolución cultural, lo que nos falta por hacer, bajo un liderazgo que rompa con el caciquismo, y se atreva a ensayar la democracia.