El abordaje del tema desarrollado, precisa en primer lugar, orientar hacia el termino Estado, en razón que el mismo, primariamente, se sustenta en el concepto que lo precisa como una organización política constituida por un conjunto de instituciones burocráticas estables, a través de las cuales ejerce el monopolio de los usos de la fuerza aplicada a una población dentro de unos límites territoriales establecidos, orientados estos en un orden social, político y jurídico que propende hacia el bien común y que es mantenido sin embargo, por una autoridad investido de poderes de coerción.
A juzgar por Jean Jacobo Rousseau, quien fuera uno de los filósofos y escritores más destacados de la ilustración, nacido en Ginebra, Suiza, el 28 de junio de 1712, y quien viviera en una época en que la educación era idealizada como aquello que otorga poder (tomado de cancun.uo.ed.). A propósito, este filósofo, en su obra maestra, el contrato social, desarrolló el concepto de sociedad civil, a la que atribuía que era la fuente de la voluntad general como operación de hipostática. En este sentido, establecía que la voluntad de la mayoría es la del conjunto que forma el cuerpo soberano.
Ahí mismo aseveraba sin embargo, que el totalitarismo necesitaba sustituirla por una Hipostatizacion mucho mayor, en la que el ser ungido por el carisma asumía las atribuciones de la totalidad (Contrato Social, Colecciones Austral- Espasa, S.A., pag. 10, 1981). Y respecto al término ya referido, a fin de ponerlo en contexto sencillo, cabe reseñar que en ciencia política ha sido definido por Manuel García Pelayo, como ¨asunción o apropiación definitiva de las propiedades y atributos (en lo que se incluyen los eventuales derechos y deberes de un conjunto o de una totalidad por uno de sus componentes (…), monopolización por una parte integrante de las atribuciones de la totalidad¨. (Citado por Manuel Tuñón de Lara, (CS, I; vi: 10)
Respecto a la teoría Rossoniana, oponiendo a varias versiones, que el entendía que se contrariaban respecto al concepto de la dignidad humana, estimó que la relación Estado-pueblo soberano, partía del hecho de la legitimación, descasa en que el cambio del estado de naturaleza de libertad primaria del hombre, sólo era posible, si los gobernantes convierten la fuerza coercitiva en la fuerza del derecho y la obediencia en el deber, lo cual justificaba certeramente en el principio de que un pueblo es un pueblo antes de darse un rey. (Ob. Cit. Pag. 12).
En fin, Joan Jacobo Rousseau, compartía más aspectos, pero en particular, se sintetizaba en el término o concepto unión, del cual aseveraba que una república legítima es la forma de organización política -Estado- de un pueblo, que se basa en el principio de soberanía popular, por tanto, en esta parte concluye que la unión, como señalamos, puede verse desde perspectivas diferentes: Por un lado, como "asociación", "cuerpo político" o "república"; y por otro, como "pueblo", ahora en el sentido más específico de conjunto de "hombres" tomados como miembros o partes de un todo unitario (Cuéllar y Bolívar, 2001). "La persona pública que se constituye así, por la unión de todas las demás, toma ahora el nombre de República o cuerpo político, el cual es denominado por sus miembros Estado cuando es pasivo, soberano cuando es activo, potencia, al compararlo con sus semejantes. En cuanto a los asociados, ellos toman colectivamente el nombre de pueblo, llamándose en particular ciudadanos como partícipes de la autoridad soberana y Súbditos como sometidos a la ley del Estado" (CS, I; vi: 10. N. T., Rousseau, 1997; 183-184).
Los rasgos de Hipostatizacion respecto al control cultural de la presente gestión gubernamental, se avizoran a leguas. Lo primero que la actual gestión hizo fue desmembrar el tejido de las ONGs, dejando fuera del presupuesto a cientos de estas organizaciones que como pueblo impulsaban las manifestaciones culturales genuinamente como expresión popular. Respecto a este interés cabe destacar, que al margen de sacar de circulación varias entidades culturales, han designados en todos los pueblos unos ¨gestores culturales,¨-compañeritos-, cuyos papeles, entre otros, es atajar las espontaneidades culturales del tejido social, cuestión por la cual han querido convertir en entelequias, instituciones debidamente representativas de la cultura, el arte y la literatura, con el firme propósito o de afán de implantar la estatización de la cultura.
Por eso no deber sorprendernos, que, en todos los pueblos, a través de los directores culturales-cuadros políticos-, y otros alfiles que yo le he llamado ¨rompe instituciones¨, y que ahora han sido capturados para poner en marcha dichas pretensiones, a tal punto, que, valiéndose de estos instrumentos sociales, implanten sus desmembramientos de forma imperceptibles. Y con ello están logrando asumir el control total de la cultura. Por consecuencia, sustentamos el criterio que estas prácticas constituyen evidencias, que connotan el tránsito de la cultura popular hacia el control del Estado estableciéndose poco a poco la estatización de esta-la cultura-, repito,, práctica que llevan a cabo, creando por ejemplo unos listados de artistas, gestores culturales espontáneos, dirigentes sociales, en fin el tejido social de las manifestaciones culturales, artísticas y literarios, los cuales usan para invitar, incluso, excluyente, obviando involucrar las organizaciones que los aglutinas y ni siquiera consultarlos por el hecho de que además de tener las instituciones culturales de la sociedad civil, ¨crucificadas¨, utilizan, de forma directa, a los miembros aglutinados en instituciones que los representan, por lo tanto, cabe también resaltar, que usan alfiles socios-culturales, lo cual, sin lugar a dudas están socavando el mundo cultural de la sociedad civil. Y como colofón, a nuestro juicio, estamos en presencia de la llamada Hipostatizacion de Rousseau, respecto a las evidencias de los afanes de control que muestran, tanto el Ministerio de Cultura, como monarcas que se abrogan el derecho legítimo del pueblo de realizar e impulsar, espontáneamente sus manifestaciones como expresiones genuinas de los conglomerados sociales.
Sin lugar a dudas, asistimos a una situación de alta peligrosidad y de amenaza de que se arme el desparpajo de las instituciones del tejido social, que más que hacer coros marionetados, su papel deberá siempre ser las voces críticas de las desviaciones sociales que por lo general los gobiernos, o propician o tapan con una forma de alienar las masas y hasta convertirlas en instrumentos o serviles de la cultura estatal. Por lo tanto, el presente artículo encierra la voz de alerta para que la cultura como expresión genuina de las identidades de los pueblos, no sea asumida y controlada por el Estado.
Finalmente, tomando como soporte las consideraciones anteriores, y tras la vinculación de los gobiernos como fuerza principal del Estado, nos resultan preocupantes los sesgos de Hipostatizacion tanto en el Ministerio de Cultura como en sus representantes en los pueblos. Por lo cual, me permito concluir que las consideraciones Rossoniana, constituyen la espina dorsal para entender, que ante tal afanes o pretensiones, lo que se impone es establecer el concepto de la unión como parte de los preceptos del contrato social, a fin de defender y fortalecer la cultura como sello identitario del pueblo llano, sin control ni penetración alguna de las elites políticas.