El Estado dominicano es un estado mediocre. Vive de las apariencias. Apariencia de democracia, apariencia de desarrollo, apariencia de libertad, apariencia de justicia, apariencia de igualdad, y apariencia de solidaridad. Su Constitución declara lo que sus funcionarios y legítimos representantes niegan en la práctica. Por eso es insostenible, y por eso expulsa a las personas meritorias para sustituirlas por el tigueraje que se vende al mejor postor; o por el ignorante, que no conoce sus derechos o no tiene el conocimiento ni las habilidades para vivir dignamente fuera del apadrinamiento de partidos políticos corruptos que solo buscan mantenerse en el poder.

En vez de educar a la población la burocracia política la mantiene atada al servilismo. Sustituye el derecho a un salario digno, a una educación de calidad y al cumplimiento del artículo 39 de la Constitución por dádivas que se perciben como favores personales del gobernante de turno a cambio del voto y la lealtad.

El Estado mediocre es corruptor. Reparte el dinero público entre familiares, amigos, y el anillo de funcionarios con expectativas de convertirse en jefes y en nuevos ricos; porque como nuestros ancestros, nada hace a un primate más feliz que convertirse en macho alfa.   Cultivan la sumisión y la adulación, corrompiendo y cooptando a los que muestran talento, argumentos persuasivos o son percibidos como líderes o moralizadores para alcanzar gloria eterna.

El Estado mediocre es enemigo de la transparencia. Usa el dinero y los bienes públicos para ganar adeptos incondicionales, particularmente los que tienen acceso a los medios de masa o a los púlpitos. Solo es superado por el Vaticano, con dos milenios defendiendo su imagen y guardando secretos.  En la Republica, el Concordato no fue leído ni por sus sacerdotes y monjas, hasta que el Internet lo llevó a quienes por años intentaron leerlo y saber el sueldo del Cardenal y sus obispos.

En las escuelas públicas, el estado mediocre busca formar las futuras generaciones distorsionando el tiempo hasta el infinito. Nada tiene valor ante la pretendida eternidad del alma humana, cuya relación con el cerebro nunca es indagada en las clases de catecismo ni en las aulas dominicanas. Por eso, la Ley de Educación 66-97, asume la educación religiosa de niños, niñas y adolescentes, fundamentada al derecho que el Concordato otorga a los padres de adoctrinar a sus hijos/as. Pero la Ley ignora el status religioso de la población.

La encuesta demográfica y de salud, ENDESA 2013, evidenció que la Iglesia Católica no tiene la mayoría absoluta de la población y que el segundo grupo numérico dominante no es el de los evangélicos, sino el de los no afiliados a ninguna religión, conocidos internacionalmente como Nones. Y perdonen si repito este dato, pero tenemos que recordarlo, dado que el Concordato asume que la nación dominicana es católica, y Danilo Medina permitió usar el 4% para educación para financiar todos los colegios católicos.

Por estas razones, no debe sorprendernos que la educación fuese un tema ignorado por la campaña política de 2016. Ni el 4% para educación ni la tanda extendida serán efectivas si el contenido de la educación no avanza al siglo XXI, incluyendo la enseñanza individualizada por el Internet, la cual transforma el rol del/a docente en el aula, como he explicado en artículos anteriores.

Las iglesias Católica y el evangelismo del CODUE buscan adoctrinar a las futuras generaciones con sectarismos que corrompen la zapata de la democracia. Cuando alguien está convencido o convencida de que su perspectiva es absolutamente correcta e indiscutible, asume que quien no comparte su posición está absolutamente errado.

Además, usar el dinero de todas las personas contribuyentes para pagar y entrenar docentes religiosos o para financiar los colegios católicos como es ahora el caso, es una violación a la conciencia y al mismo principio de libertad religiosa de los que no comparten esas doctrinas o no quieren que el Estado las imponga. Esto significa, que en Republica Dominicana no existen escuelas que permitan el debate de ideas y la formación de una conciencia crítica, y de una conciencia tolerante e inclusiva de las minorías sexuales. Solo en estos casos es posible erradicar o disminuir el bullying de niños y niñas transexuales o percibidos como gays o lesbianas, que tanto sufrimiento causa, y ha llevado a muchos al suicidio.

Es un hecho que en todo el planeta la orientación sexual o la identidad de género conduce a abusos en forma de discriminación y violencia. En muchos países africanos y asiáticos la criminalización les conduce a la cárcel y posiblemente a penas de muerte. Esto a pesar de que su criminalización es una violación a los principios internacionales de las leyes de respeto a los derechos humanos.

En el siglo XXI, el respeto a las minorías sexuales se toma tan en serio en las democracias modernas como se tomó el derecho de la mujer al sufragio político y a su cuerpo en el siglo XX y la abolición de la esclavitud en el siglo XIX. Pero los derechos humanos y la igualdad de la mujer y de las personas LGBT no son reconocidos en los textos sagrados de las tres religiones Abrahámicas: el Judaísmo, el Islamismo, y el Cristianismo. Desgraciadamente, los textos son tomados literalmente por muchas denominaciones no-reformadas al interior de estas tres religiones, alimentando así prejuicios tribales y cavernarios que persisten en sociedades con bajos niveles de escolaridad como la nuestra, y con poco amor a la lectura fuera de textos religiosos.

En la actualidad, en la medida que los países más avanzados de Europa y Norteamérica legislan para respetar los derechos sexuales y reproductivos de la mujer y el derecho a la orientación sexual o la identidad de género, los países autoritarios y mediocres, avanzan leyes para criminalizarlos.

En los Estados Unidos, el pasado viernes 13, los Departamentos de Educación y de Justicia publicaron una guía sobre el procedimiento que las escuelas públicas están llamadas a observar frente a estudiantes transexuales. Deben ser tratados en todos los aspectos de acuerdo a su identidad de género y no de acuerdo al género asignado en su acta de nacimiento. Sus derechos incluyen el uso de los cuartos de baño, cambiarse en los cuartos de”lockers” donde guardan sus ropas y pertenencias”, y jugar con los equipos correspondientes a su identidad de género. Los distritos escolares que no sigan estas políticas arriesgan perder el dinero federal asignado de acuerdo al Título IX, que prohíbe la discriminación en programas educativos basados en el sexo.

La política fue provocada por una Ley promulgada por el Estado de Carolina del Norte prohibiéndoles a las personas transexuales que utilicen los baños correspondientes a su identidad sexual.

En cambio, en Republica Dominicana durante la pasada campaña electoral, el miedo de los partidos evitó el debate de las ideas o el planteamiento de defensa de los derechos humanos de las minorías sexuales y de la educación sexual en las escuelas. Solamente la candidata presidencial Minou Tavárez Mirabal prometió que en su gobierno "no se va a discriminar a nadie por su género, orientación sexual, identidad de género, raza o religión", tal y cual afirma el artículo 39 de la Constitución.

El gran José Ingenieros, en su obra “El Hombre Mediocre” ilumina la presente controversia entre el “deber ser” basado en los textos bíblicos y la tradición religiosa, y el fundamentado en el respeto a la dignidad e igualdad de cada ser humano, sin importar sexo, orientación sexual, o identidad de género. Para Ingenieros, “reducir el idealismo a un dogma de escuela metafísica equivale a castrarlo; llamar idealismo a las fantasías de mentes enfermizas o ignorantes, que creen sublimizar así su incapacidad de vivir y de ilustrarse, es una de tantas ligerezas alentadas por los espíritus palabristas”.

Sintetizando, Ingenieros evita generalizar los ideales de un grupo o nación, y los define mejor por lo que no son: “Debe rehusarse el monopolio de los ideales a cuantos lo reclaman en nombre de escuelas filosóficas, sistema de moral, credos de religión, fanatismo de secta o dogma de estética”. Advierte de no confundir el idealismo con “cierto idealismo ético que tiende a monopolizar el culto de la perfección en favor de alguno de los fanatismos religiosos predominantes en cada época”. Opone al idealismo dogmático expresado en "ideas" absolutas y apriorísticas, un idealismo experimental, que se refiere a los "ideales" de perfección, incesantemente renovados, plásticos, evolutivos como la vida misma.

Marchemos hacia el futuro, y no dejemos que las ligaduras del pasado nos arrastren a la cueva de la ignorancia que acarrea sufrimiento y promueve el odio y la exclusión. El futuro es diverso, a nadie excluye, y cambia sus valores, porque las situaciones y el tiempo cambian.