Autores de este artículo son:
S.E. Alejandro Abellán – Embajador de España
S.E. Andrea Canepari – Embajador de Italia
S.E. Annemieke Verrijp – Embajadora de los Países Bajos
S.E. Dr. Volker Pellet – Embajador de la República Federal de Alemania
S.E. Jehanne Roccas – Embajadora del Reino de Bélgica
Mr. Thierry Moulins – Encargado de Negocios a.i. – Embajada de Francia
S.E. Gianluca Grippa – Embajador, Jefe de la Delegación de la Unión Europea
A medida que el mundo combate la pandemia de COVID-19, y comienza a prepararse gradualmente para enfrentar sus impactos a más largo plazo, los gobiernos y las sociedades deberían tomarse un momento para reflexionar sobre lo que podemos aprender de esta crisis y utilizar estas lecciones para construir un futuro mejor. Con más de la mitad de la población mundial encerrada, la primera lección aprendida es la profunda interdependencia entre nuestros países y regiones y la alta exposición que todos tenemos a las perturbaciones externas imprevistas.
Con el virus propagándose incontrolablemente de un continente a otro, los gobiernos que han aceptado la responsabilidad del bienestar de sus ciudadanos y han elaborado un plan claro son los que han pasado la prueba. La segunda lección es que el multilateralismo y la solidaridad global funcionan. Muchos gobiernos han unido sus fuerzas para establecer mecanismos de coordinación e intercambio de información y han movilizado asistencia a los más afectados y particularmente a los más vulnerables, salvando vidas y medios de subsistencia en todo el mundo.
La tercera lección ha sido la necesidad de aceptar la ciencia y responder a ella. Y aquí es donde llegamos al cambio climático y la degradación ambiental. El COVID-19 es una tragedia humana excepcional a gran escala, y se pueden esperar brotes similares en el futuro. Sin embargo, la ciencia nos dice que esto es solo una advertencia en comparación con los riesgos existentes para nuestra civilización asociados con el calentamiento global y otros desafíos planetarios en los años venideros. También existe evidencia creciente de que muchos nuevos brotes de enfermedades infecciosas se desencadenan o acentúan cada vez más por los impactos del calentamiento global o por la degradación del ecosistema. Los ecosistemas naturales saludables son un requisito previo para la prosperidad continua.
El cambio climático no abordado y la degradación ambiental conducirá a consecuencias catastróficas, que incluyen hacer que gran parte de nuestro planeta sea inhabitable en las próximas décadas. De manera similar, el creciente número de fenómenos climáticos violentos continuará destruyendo cultivos, hogares e infraestructuras, desencadenando incendios forestales masivos e induciendo una migración masiva. Estos son ingredientes para un mundo muy inestable. El calentamiento global es más difícil de abordar que la pandemia de Covid-19.
No habrá vacuna contra el cambio climático y sus efectos devastadores. Reducir la curva de emisiones solo será posible si tomamos medidas climáticas audaces y valientes, juntos. La buena noticia es que podemos hacerlo y, de hecho, debemos usar el rebote económico de Covid-19 para acelerar la transición hacia un futuro más seguro y más resiliente. Las elecciones que hagamos hoy definirán el futuro de mañana. En los próximos dos años, los gobiernos de todo el mundo buscarán gastar alrededor de 10 billones de euros de las generaciones futuras.
La inversión masiva necesaria para impulsar nuestras economías debe aliviar la carga sobre los hombros, no hacerla más pesada. Necesitamos hacerlo bien desde el primer momento. Es por eso que los planes de recuperación deben diseñarse como una oportunidad única de esta generación para 'reconstruir mejor' e invertir en una economía del siglo XXI, y no en la obsoleta economía de carbono del siglo pasado. Junto con los jefes de Estado de la Unión Europea o de Gobierno, la Comisión Europea ha reconfirmado su compromiso con una recuperación verde, digital y resiliente y lo ha incorporado en su propuesta para el plan de recuperación para Europa publicado a finales de mayo. A través de este plan, llamado “Next Generation EU” y un presupuesto renovado, cada euro de inversión estará disponible para que Europa vuelva a ponerse de pie, mientras acelera la transición verde y digital y construye una sociedad más justa y resiliente. Además, la Comisión ha propuesto que el 25% del presupuesto de la Unión Europea para los próximos siete años se gaste en inversiones climáticas.
Algunas áreas donde la acción fuerte puede conducir a grandes impactos son, por ejemplo, la economía circular, la restauración de los ecosistemas, la renovación del entorno construido, la movilidad sostenible y las energías renovables. La Unión Europea se apegará a su objetivo de ser climáticamente neutra para el 2050, y desafiamos a cualquiera a que nos supere para que toda la humanidad gane. En la Estrategia de Biodiversidad para 2030, la Unión Europea y los Estados Miembros también han asumido importantes compromisos para proteger y restaurar los ecosistemas de la Unión Europea y están listos para liderar los esfuerzos para acordar un nuevo y ambicioso marco global de biodiversidad para después de 2020 en la próxima COP15 sobre Diversidad Biológica.
La solidaridad global, el comercio abierto y justo, el orden basado en reglas y el multilateralismo son cruciales para evitar caer en una recuperación que haga uso intensivo de combustibles fósiles y recursos, lo que pondría a las personas y el planeta en peligro irreversible. Instamos a todos los socios internacionales, y en particular a la Republica Dominicana y su gobierno a que también establezcan políticas claras y sólidas de bajas emisiones de carbono y estrategias de recuperación verde. Esta sería una señal importante para que los ciudadanos tomen la responsabilidad de actuar en su vida cotidiana de manera consciente para apoyar estas políticas de desarrollo sostenible.
Esto le dará a nuestras sociedades un sentido de dirección y propósito, y guiará a inversionistas, empresas, trabajadores y consumidores hacia la sostenibilidad. La Unión Europea y sus Estados Miembros están listos para comprometerse con socios de todo el mundo para apoyarles a realizar inversiones en actividades económicas ambientalmente sostenibles. Estamos disponibles para compartir experiencia, financiar proyectos, explicar nuestras regulaciones y compartir nuestros principios para una financiación sostenible. Trabajar duro para encontrar nuevas formas de ganar este desafío colectivo y permitir que nuestros hijos disfruten de una vida decente en un planeta pacífico no es una búsqueda idealista o ingenua. Se trata de permanecer fieles a nuestros valores, escuchar la ciencia, fortalecer nuestras economías y construir un futuro mejor. Simplemente no existe una alternativa realista que no sea la recuperación verde.