Con la despedida del embajador Brewster del país, se cierra uno de los capítulos más inusuales en la historia de las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de Norteamerica y se abre otro de esperanza para ambas naciones.
Durante su accidentada estadía, siempre expresé públicamente mi desacuerdo respecto a la forma en que realizaba sus funciones en su doble condición de activista LGTB y diplomático, y la reacción que esto generaba no solo en el sector religioso sino en otros, al querer imponer los criterios de esa minoría en la sociedad dominicana.
Nunca mis observaciones llegaron a lo personal. El señor Brewster tuvo un gran activismo muy por encima de sus deberes diplomáticos, tratando de imponer modelos de conducta y de valores ajenos a una sociedad en su mayoría cristiana.
Ahora con el presidente Trump la situación va a ser diferente. Sabemos que él realmente cree en los valores cristianos que siempre han acompañado a la nación norteamericana desde su fundación.
George Washington dijo en una ocasión que era "imposible gobernar sin Dios y sin la Biblia". La administración Obama era negadora de esos principios, y los norteamericanos lo comprendieron y votaron por una opción que iba más de acuerdo con su identidad como nación como es el caso de Trump.
No obstante aquí en República Dominicana queremos un embajador norteamericano que sí trabaje para mejorar las relaciones y la amplíe los programas de cooperación entre ambas naciones.
Nuestro país necesita ampliar y mejorar la cooperación estadounidense en verdaderos programas anticorrupción, materia en la que los estadounidenses tienen una amplia experiencia.
Tenemos el caso de la Iniciativa Participativa Anticorrupción (IPAC) que fue auspiciada con la agencia de cooperación de los Estados Unidos (USAID). En esta iniciativa forma parte el Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE) junto a un grupo de otras instituciones de la sociedad civil.
Otro de los proyectos bilaterales necesarios para el país es el de resiliencia en casos de desastres naturales. Recuerdo que CODUE inició conversaciones con la USAID para esos fines, pero fueron interrumpidas tras la llegada de Brewster al país.
En fin, tenemos la firme esperanza de que el presidente Trump haga la mejor selección para la República Dominicana de un embajador que queremos.