Los “manuales de economía” enseñanque la única motivación humana es el egoísmo y  la racionalidad sólo se expresa maximizándola. Después se pregunta: ¿cómo las decisiones individuales basadas en el egoísmo pueden promover el interés común de la sociedad?

La respuesta la buscan en Adam Smith (1723-1790), en “La Riqueza de las Naciones” (1776), retomando un pasaje que señalaque el intercambio de bienes no se hace apelando a la benevolencia entre las personas sino “interesando en su favor el egoísmo de los otros”,  invocandolas ventajaspersonales y no los sentimientos humanitarios ni las necesidades. Esto se completa con otro párrafo,(sin conexión con el anterior)referido  a las restricciones a las mercancías extranjeras el cual indica que si una persona decide emplear su capital en la industria doméstica, “tomando en cuenta solamente su seguridad” sin proponérselo, guiado por una mano invisible, promueve el interés de la sociedad. De aquí los “manuales” deducen que las personas motivadas por su egoísmo, en una situación de absoluta libertad, actuando en forma racional (maximizando el interés personal) y sin proponérselo promueven el interés común.

¿Fue ese el argumento de Smith? En 1759 publicó la “Teoría de los Sentimientos Morales” (más de 400 páginas) cuyo objetivo era establecer los principios que explicaran la convivencia social entre las personas. Es decir, ¿cuál era el nexo invisible o el orden natural que entre las personas permitía la convivencia y coordinaba la vida social?, respondiendo que: “Por más egoísta que quisiera suponerse a la persona, (…)  hay algunos elementos en su naturaleza que lo hacen interesarse en la suerte de los otros, de tal modo que la felicidad de éstos le es necesaria, aunque de ella nada obtenga, a no ser el placer de presenciarla”. Es decir, “es la capacidad de ponerse en el lugar del otro” o “el respeto por el bienestar de los demás” lo que modera el egoísmo y permite la convivencia. Estocontradecía a los  “manuales” y dejaba indeterminado al equilibrio de los mercados.

La respuesta de los “manuales”, no fue revisar la teoría, sino desechar el texto 1759 por “contradecir”  el de 1776. Sin embargo, la evidencia no respaldaba esa afirmación. Smith, hombre meticuloso, hizo 6 ediciones en vida de la “Teoría de los Sentimientos Morales”,y en varias introdujo cambios significativos, incluyendo en la última, (antes de morir) y nunca se planteó una contradicción con la “Riqueza de las Naciones”. De esta última, también hizo 5 ediciones en vida y con muy pequeñas modificaciones, a excepción de la tercera y nunca hizo referencia a contradicción alguna.

En resumen, como ha señalado AmartyaSen(1987) lo que hemos presenciado es una  enorme distorsión del pensamiento de Adam Smith que refleja ignorancia y superficialidad histórica.