Como ya hemos comentando en otras ocasiones la integración de sistemas renovables de generación energía en la trama arquitectónica del edificio es además de una posibilidad altamente rentable en los tiempos que corren, una necesidad casi vital.

Los seres humanos, la especie que domina la tierra, ha venido consumiendo de manera sostenida, durante siglos, los recursos energéticos disponibles (no renovables) de nuestro planeta  y sin embargo la generación de energía renovable está ahí, esperando ser desarrollada y utilizada a plenitud. La integración arquitectónica es la opción más doméstica de introducir las renovables en nuestras vidas diarias.

Pongamos como ejemplo la energía solar.

En el caso de la captación solar para su transformación en energía, existen tipologías edificatorias que favorecen en gran medida la integración de esta tecnología en su envolvente. Una serie de variables técnicas, económicas y sociales nos ayudan a determinar (a nosotros y a cualquiera que se ponga con el tema) cuales organismos ofrecen mayor factibilidad para la instalación de los sistemas.

Entre estas variables podemos  contar algunas de índole técnica tales como: mejor integración del sistema captador/ generador en la envolvente del edificio, mayor superficie de captación de los rayos solares y/o adecuada relación entre superficie y generación, factibilidad y seguridad para su instalación…, entre otros. En términos económicos la presencia de variables como:  la adecuada relación de coste de instalación + el mantenimiento + la producción de energía, tiempos razonables de amortización de la inversión, garantía de vida útil y rendimiento, etc. nos sirven como buena guía para saber si pude ser factible o no la integración. Cuando nos referimos a los aspectos sociales como variables determinantes (concepto un tanto curioso este) contamos con que: exista un punto de encuentro armónico entre las tecnologías convencionales de construcción (incluidas las autóctonas) y la innovación tecnológica de la integración de las renovables, así como el impacto social ( y económico) que puede producir en su entorno y/o medio.

El edificio ideal

Utilizar el término ideal es quizás un tanto ambicioso de nuestra parte, pero sí que nos reafirmamos en la idea de que existen edificios que por su propia naturaleza ofrecen mejores prestaciones para la integración de renovables, partiendo de las variables antes citadas, toda vez que optimizan su rendimiento en todos estos aspectos.

Estos edificios son los de tamaño medio-grande (no descartando del todo los de dimensiones más modestas), cuya finalidad institucional los acercan al gran público: centros educativos, centros culturales, centros de salud y hospitales, grandes superficies comerciales, industrias,  etc.

Muchos de estos edificios entran dentro de los construibles por la administración pública, otros tantos por la mediana y gran empresa. Una vez más el sector público y privado comparten una gran responsabilidad social.

Por otro lado, y es bueno señalarlo, las tipologías edificatorias más pequeñas – como las edificios habitacionales y de pequeño comercio- no son descartables en absoluto (sobre todo los bloques colectivos), siempre y cuando el balance entre inversión, generación servida e impacto social sea lo suficientemente equilibrado como para justificar la integración de sistemas de captación solar

Una obsesión maravillosa

Insistimos en este tema (y seguiremos insistiendo) más que por gustos personales, que los hay, por un tema de convencimiento y sobre todo con la intención deliberada de que al repetir y repetir….algo quedará. La conciencia social se va expandiendo en este sentido, los agentes de cambio vamos tomando el asunto como un apostolado  y las aspiraciones en pos de un mejor planeta crecen. Llegará el día en que la integración de las renovables en los edificios sea la regla y no la excepción.