En nuestra estructura nacional, existen ciertos aspectos básicos que definen nuestra identidad como país. Dentro de estos, podemos señalar al peso dominicano, nuestra moneda. Sin embargo, con el paso del tiempo, la misma ha perdido su valor aceleradamente. Diferentes situaciones y circunstancias, externas o internas, han llevado al peso a una fuerte devaluación frente al dólar. Adicionalmente, este 2020 se ha convertido en un año de retos económicos, sobretodo en la incorporación de remesas extranjeras a nuestro sistema monetario y/o cambiario. Por tanto, entiendo pertinente el análisis de algunas causales de este fenómeno financiero.
Es primordial que definamos las principales actividades económicas que inyectan remesas extranjeras, principalmente dólares, al país: las zonas francas, el turismo y las remesas. Dentro de estas categorías, el turismo ha sido la más golpeada. Pongámonos en contexto: En 2018, la industria turística cerró con un crecimiento de 5.2%, aportando US$7,560.7 millones, equivalente al 25.9% del total de las divisas. El 2019 se vaticinaba aún mejor, empezando el año con una tasa del dólar a 50.4982. Estas ansias de mejora, no obstante, se desvanecieron al aparecer diferentes casos de turistas que fallecieron y/o fueron agredidos en hoteles dominicanos. La mala publicidad que recibió el país internacionalmente se vio reflejada a finales de año, con una caída de un 4.2% en la llegada de visitantes extranjeros. El 31 de diciembre de 2019, la devaluación se elevó a 52.9773, un aumento de 2.4791 pesos.
Por otro lado, para el mes de enero de 2020, las remesas internacionales presentaban un crecimiento interanual de 8.4%, lo que representó una inyección de divisas equivalente a US$581.9 millones. Es lamentable que el pasado mes de marzo, las remesas cayeron en un 21.8%, el peor desplome en los últimos 10 años. El Banco Mundial prevé que se reduzca el envío de remesas a Latinoamérica en un 20%, por lo que el mercado de divisas dominicano podrá ver la pérdida de casi US$ 1,400 MM. Esto tendrá una incidencia negativa en la cotidianidad del país, y será fundamental en el aumento de la devaluación del peso. En otra tesitura, las zonas francas no se encuentran en funcionamiento al 100%, por lo que la exportación de productos no ha sido posible.
Para muchos gurús financieros y bancarios, han sido positivas las medidas tomadas por el presidente Danilo Medina y el Banco Central. A pesar de esto, es bueno recordar que la malversación de los fondos del erario ha acrecentado la devaluación del peso frente al dólar. Las elecciones primarias del 2019 y las municipales de 2020 representaron un fuerte gasto público, y también fortalecieron nuestro estatus de “república bananera”. Esta inestabilidad política podría afectar nuestras relaciones comerciales internacionales, lo que se traduce a menos divisas en el mercado. Asimismo, los prestamos aprobados por el Congreso Nacional de US$1,300 MM en diciembre 2019 y de US$650 MM al FMI en marzo 2020, no solamente elevaran la deuda externa, sino que también el pago de cuotas afectará la tasa cambiaria.
Hoy, más que nunca, entiendo el valor del ahorro y del manejo transparente y efectivo de las finanzas estatales. Nuestra nación enfrenta la peor crisis económica desde la “Gran Depresión”. La dolarización y devaluación del peso dominicano nos ponen contra la espada y la pared. Nuestros ahorros y la implementación de medidas gubernamentales drásticas y austeras podrán permitir que no sucumbamos ante las garras de la crisis económica. Sin más que decir, pongamos en práctica la honradez y el trabajo, pues solamente así encontraremos luz entre la tiniebla que nos arropa.
Gracias a Franssina Romero y a Eduardo Gadea por la asesoría financiera en la elaboración de este artículo. Los datos numéricos y porcentuales fueron obtenidos de los portales del Banco Central, el Banco Mundial, Argentarium y el Congreso Nacional.