Nuestra Patria ha de ser libre e independiente

de toda Potencia extranjera o se hunde la isla.“

– Juan Pablo Duarte.

Para recordar a nuestro venerado patricio en este mes de la patria he querido hacerlo con la visión no muy conocida del Duarte militar, del Duarte que empuñó las armas para ponerse al servicio de la Patria. Por eso, veamos hoy al prócer fundador de la nuestra nacionalidad como El Duarte Uniformado.

Cuentan las crónicas históricas que a Juan Pablo, le gustó firmar, desde que se hiciera realidad la Independencia de la novel república como: General J. P. Duarte. Así rezaba la esquela mortuoria preparada cuando muriera en Caracas: Ha fallecido el General Juan Pablo Duarte.

Y es que el patricio tuvo experiencia militar, llegando a ostentar el rango de General de las Fuerzas Armadas de la naciente república. El inicio de tan noble ocupación es en las filas del Ejército haitiano que ocupara la parte oriental de la isla, con la intención velada de adquirir el entrenamiento que entendía debía poseer para dedicarse a las labores necesarias que llevaran a la separación definitiva del gobierno haitiano. Para esto, recomendó a sus condiscípulos de la clandestinidad que hicieran lo mismo, de donde resultó el nombramiento de este como General en Jefe del Ejército Libertador. Es de conocimiento histórico que La Sociedad Secreta La Trinitaria era una organización político-militar porque sus miembros estaban convencidos de que el cometido que afrontaban era contra tropas aguerridas que venían de vencer a un enemigo francés mucho más preparado. A su vez Duarte nombra nueve coroneles, convirtiéndose así esta entidad, en el motor que mueve toda la actividad independentista.

El ingreso de Duarte a la vida militar es como cabo en el año 1834 para su entrenamiento en la Guardia Nacional. Cabe aquí referirse a una reflexión que hace el escritor Washington de Peña sobre este particular al sugerir: “Así las cosas, es un cabo de la Guardia Nacional, que al mismo tiempo es General en Jefe del Ejército en formación de una nueva república”.

Llega al rango de capitán en 1842 y a coronel en 1843, hasta ser cancelado su nombramiento por orden del general Charles Herard el 14 de junio de ese mismo año. Tal disposición se lleva a efecto por el conocimiento de Herard de las actividades insurreccionistas a las que se dedicaba el patricio.

Justamente, ese conocimiento se produce luego de la escaramuza que protagonizara Duarte cuando en la Plaza de Armas, el 27 de enero se pusiera al frente de fuerzas atacantes, sin lograr su objetivo, haciendo una retirada táctica a San Cristóbal, donde adquiere nuevas tropas las cuales une a las suyas, y ya reorganizadas y como coronel, segundo en mando del General Desgrottes vuelve a atacar la mencionada plaza logrando la rendición de esta que se encontraba comandada por el General Alexis Carrié.

Uno de los estudiosos de la vida militar de Duarte, Alfonso Torres Ulloa, refiriéndose a las dotes militares de aquel, lo hace con las siguientes palabras: “Su visión de estratega militar quedó demostrada cuando decide pactar una alianza con los reformistas haitianos para derrocar la férrea dictadura de Boyer, pues eso le permitiría fortalecer sus posiciones y debilitar el enemigo, forzando la profundización de la división y enfrentarse luego a un enemigo más débil. Para lo cual envió a Ravelo a Puerto Príncipe y cuando este regresa sin cumplir el cometido, Duarte decide enviar a Matías Ramón Mella, quien logra pactar con los reformistas. Y demuestra, además, su don de mando y liderazgo”.

Duarte fue ascendido póstumamente al rango de General del Ejército de la República Dominicana, mediante Decreto N0. 32-94. Cabe destacar que este rango es de mayor jerarquía que el de Teniente General, pues es de 4 estrellas.

Se puede relatar una gran cantidad de hechos y demostraciones de la pericia militar estratégica del prócer de la Patria que en estos momentos, por razones de tiempo y espacio no nos es dado tocar, pero sí queremos terminar con la última muestra del arrojo militar del fundador de nuestra nacionalidad, –  y que relata el periodista José Rafael Sosa- cuando regresó al país en marzo del año 1864, y que a la sazón se libraba la guerra de restauración, donde Duarte pone de manifiesto su intención de integrarse a las batallas que se efectuaban, y termina diciendo:

“Si he vuelto a mi Patria después de tantos años de ausencia ha sido a servirla con alma, vida y corazón, siendo cual siempre fui motivo de amor entre todos los verdaderos dominicanos, y jamás piedra de escándalo, ni manzana de la discordia”.