El discurso del presidente Medina ante la 69 Asamblea General de la ONU el pasado martes 24 demuestra el poco interés que tiene el mandatario por los temas internacionales. Teniendo la plataforma y los temas para presentarse como un estadista, terminó proyectándose como un simple político.

Digo ésto, dado nuestro tradicional –y fallidos- esfuerzos por formar parte del Consejo de Seguridad de la ONU y nuestra candidatura actual.

A excepción de su mención del diálogo abierto con Haití (el cual resultará “histórico” si, ojalá, se logran importantes éxitos concretos), su llamada a la comunidad internacional a ayudar Haití (su mayor acierto) y una rebuscada manera para condenar la violencia brutal contra inocentes, cometida por los yihadistas islámicos (los tildó de “grupos extremistas”, sin mencionar una sola vez las palabras “terrorista” o “terrorismo”), el resto de su discurso lo dedicó a exaltar los logros de su gobierno en la educación (el cual llamó “la principal prioridad como nación”), la salud, y el campo (dijo, “el renacer del campo dominicano”).

Resulta incomprensible que, en medio del aluvión de recientes informes internacionales que resaltan las deficiencias en RD en cuanto a la distribución del ingreso, la inamovilidad de los indigentes y pobres, la reducción de la clase media, la acumulación del ingreso en pocas manos, etc., (Banco Mundial; PNUD; Foro Económico Mundial; OXFAM, etc.) Medina decidiera celebrar, en tonos exultantes, una supuesta reducción en 6 por ciento de la pobreza; cifras que han sido cuestionadas por expertos en la materia y que ninguna institución independiente ha avalado.

Para colmo, la presidencia de la Republica hiperbolizó, expresando que Danilo Medina “afirmó que República Dominicana da pasos firmes hacia la construcción del estado de bienestar del pueblo dominicano”. Si el presidente Medina buscaba adicionales réditos políticos en el plano nacional (como si los necesitara), hubiera correspondido desde ese importante órgano universal, haber hecho sus pronunciamientos con cierto nivel de humildad y apego a la verdadera realidad dominicana.

La gravedad e importancia de temas prioritarios para la humanidad en la agenda de la ONU abruman: Siria e Irak, Ucrania, Gaza, la independencia de Palestina, Libia, el ébola, el medio ambiente, la reestructuración de la ONU y, en particular, del Consejo de Seguridad, o la amenaza del llamado Estado Islámico (EI), solo para mencionar algunos.

En cuanto a este último tema, parecería que el presidente Medina no fue informado por su Servicio Exterior (integrado por más de 1,500 personas) que en el mismo momento en que él hablaba, había una sesión paralela en el Consejo de Seguridad (CdS) de la ONU (cuya presidencia ocupaba el presidente Barack Obama), con la presencia de prácticamente todos los jefes de Estado o de gobierno (creo que solo faltó Putin o Medvedev de Rusia) de los 15 miembros del Consejo, en el cual se adoptó unánimemente la resolución 2178, bajo el Capítulo VII de la Carta, sobre medidas obligatorias para todos los países, en relación al flujo de combatientes extranjeros hacia Siria e Irak.

En esa sesión hablaron, además de los 15 miembros del CdS, unas 35 naciones adicionales, apoyando todas la resolución. Claro está, RD no estuvo incluida entre esos países, aunque puede ser, no sé, que RD haya copatrocinado la resolución, ojalá.

¿Por qué le importa ésto al país? Porque lo que ocurre en cualquier parte del mundo afecta irremediablemente a RD. Por ejemplo, si no hubiera crisis en el Oriente Próximo (Irak, Siria, Irán, etc.) probablemente el precio del petróleo y por ende nuestra factura petrolera no fuera el importante monto que es hoy en día; si la Unión Europea no tuviera que dedicar más fondos a su recuperación económica y a su seguridad, podría dedicar más recursos a la cooperación para el desarrollo, en vez de tener que recortarlos; si no trabajamos en conjunto para ayudar a erradicar el ébola, nuestros sistemas sanitarios podrían colapsar, como el de Liberia.

Pero también, y esto debería importarnos, nuestro país ha hecho cuatro intentos por ocupar uno de los puestos de miembro no-permanente del Consejo de Seguridad de la ONU (1957; 1982; 2002; y 2007), sin éxito alguno. Desde hace ya varios años, el país presentó su candidatura para el período 2019-2020, elección que se llevará a cabo en septiembre u octubre de 2018.

Si el país no está a la altura de las circunstancias, o no le interesa contribuir a resolver los acuciantes problemas que aquejan a la comunidad internacional, entonces, por lo menos, deberíamos retirar nuestra candidatura del máximo órgano internacional como lo es el CdS de la ONU.

Posdata para el presidente Medina y nuestra Cancillería: República Dominicana no es solo “una de las naciones firmantes de la Carta fundacional de las Naciones Unidas”, somos mucho más. Somos una de las 51 naciones originales fundadoras del órgano universal. No solo firmamos la Carta de la ONU el 24 de octubre de 1945, participamos activamente en el diseño de su arquitectura original.