Después de terminada la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) comienza un nuevo capítulo en la historia del Medio Oriente. Por esto, los curiosos episodios que vamos a contar.
Sin embargo, de la Segunda Guerra Mundial y del “Diario de Ana Frank”, niña judía-alemana de 12 años y sus sufrimientos en los horrorosos campos de concentración, vamos a hablar más adelante. Conviene ahora que echemos la mirada más atrás, se ha dicho que los judíos despojaron de sus tierras a los árabes. Eso no fue tanto así.
Nunca se ha dicho que, para obtener grandes beneficios, los árabes vendían sus tierras, empresas, propiedades en Palestina a los judíos, sin que estos los forzaran en ningún sentido. “…En la mayoría de los casos los judíos pagaban esas tierras más de lo que valían”, revela el profesor Juan Bosch en su obra “Breve Historia de los Pueblos Árabes”.
Bosch sigue explicando lo siguiente: “Esos grandes propietarios árabes les vendieron sus tierras a los judíos sin tomar en cuenta lo que iba a sufrir el pueblo de Palestina cuando no tuviera tierras para trabajar y producir en ellas lo que tenía que alimentarlo.
Vendieron sus tierras sin remordimiento de conciencia porque actuaban de acuerdo a la moral capitalista. En esa moral, lo que me deja beneficio económico es bueno, aunque perjudique a otros. Y lo que no me deja beneficio es malo, aunque beneficie a mi pueblo”.
De forma muy clara, Juan Bosch dice que “una patria es el hogar de un pueblo determinado y que un pueblo, como los palestinos, sin tierra donde vivir y producir no puede formar una patria”
Peor aún, agrega Bosch, muchos de los terratenientes de Palestina no vivían ahí y, por panto, no le importaba el sufrimiento de su pueblo y que este se quedara sin tierras donde vivir ni empresas donde trabajar.
Hay una frase que dice: ¡La avaricia rompe el saco! Los árabes contribuyeron con el proyecto de formar en Palestina un Hogar Nacional Judío.
Los judíos en el mundo compraban tierras en Palestina porque eso formaba parte del buen pensado plan de hacía más de 100 años.
La estrategia de la diáspora sionista tenía tres elementos esenciales: lo primero fue que empresas (por ejemplo, el Banco Nacional Judío o banqueros como Rothschild) compraban tierras, propiedades en Palestina; y lo segundo fue que una migración cada vez mayor de judíos se iba estableciendo en Palestina.
Lo tercero era, cuando ya existiesen las condiciones políticas ventajosas y apoyo de la primera potencia mundial, la declaración del Estado de Israel.
Y al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los judíos norteamericanos se hallaban a la cabeza de grandes industrias, grandes bancos, dominaban los medios de comunicación de masas como los periódicos, estaciones de radio, agencias publicitarias, editoras de libros, cátedras de universidades.
Los sionistas controlaban los colegios, organizaciones de trabajadores, el pequeño comercio de las ciudades más importante de Estados Unidos. Con gran incidencia en los partidos políticos, los hebreos eran una población muy numerosa en Estados Unidos, que para la Segunda Guerra Mundial, había pasado a ser la primera potencia del mundo, sustituyendo a Inglaterra.
Y dicen nuestros mayores: ¡El puerco o cerdo no se rasca en javilla! La javilla es un árbol con unas espinas espantosas.
El gobernante norteamericano Harry S. Truman –que le interesaba ganar las elecciones– respaldó en 1947 la propuesta de entrada inmediata de 100 mil judíos a Palestina. Luego apoyo la declaración del Estado de Israel.
Truman utilizó, más o menos, estas palabras: “Lo siento, señores, pero me debo a cientos de miles de personas que están deseosas de ver el éxito del sionismo. Entre mis electores carezco de cientos de miles de árabes”. Cita extraída de la obra “El Peligroso Juego del Petróleo” de Leonard Mosley.
Truman, con el apoyo judío, se reeligió en la presidencia de Estados Unidos y la tarde del 14 de mayo de 1948 los sionistas declaran la existencia del Estado de Israel.
El Diario de Ana Frank
Aunque habíamos dicho que el último artículo sobre el tema iba ser “Los judíos, víctima de una mentira…”, decenas de lectores de ACENTO, como el distinguido poeta dominicano radicado en Madrid, España, Freddy Moreta y la poliglota Georgina Solano nos han motivado a seguir con estas publicaciones.
Me han dicho que lo relativo a los judíos es un tema muy apasionante, mas, inexplicablemente, poco aireado. Georgina, una joven muy letrada, me regaló el “Diario de Anne (Ana) Frank, en que una niña judío-alemana de 12 años cuenta las crueldades vividas en los campos de concentración nazi.
Ana dejó constancia de los casi dos años y medio que pasó ocultándose con su familia y cuatro personas más de los nazis en Ámsterdam durante la Segunda Guerra Mundial.
Su familia fue capturada y llevada a distintos campos de concentración alemanes.
El único superviviente de los ocho escondidos fue Otto Frank, su padre. Ana fue enviada al campo de concentración nazi de Auschwtz el dos de septiembre de 1944, más tarde, al campo de concentración de Bergen-Belsen, donde murió de tifus (enfermedad infecciosa) el 12 de marzo de 1945, pocos días antes de que fuera liberada. En 1947, apenas dos años después de terminada la guerra, su padre Otto publicó el diario de Anne Frank bajo el título “La Casa de Atrás”. Ana Frank ha sido motivo de inspiración para miles de judíos en el mundo y su historia ha sido llevada al cine, televisión, documentales.