Tras la última gota de sangre, dice la Biblia que del cuerpo de Jesús Salió agua. Su cuerpo había quedado clavado inerte en una cruz, mientras su espíritu se había salido. Ese fue el momento en el que ocurrió la muerte. Unos voceaban vituperios mofándose del autoproclamado Hijo de Dios, mientras otros lloraban angustiados por la injusticia. Al mismo tiempo, en otro lugar, donde los gritos son constantes y el sufrir no cesa, ocurrió lo impensable. Hubo silencio total. En el oscuro lugar, de colores flameantes, y en donde la maldad es tan abundante, que los presentes son torturados sin cesar, se manifestó un acto sin precedentes. La presencia de un ser luminoso, perfecto, poseedor de una aplastante autoridad. Su llegada provocó el pánico de la criatura reinante en aquel pozo de perdición. El dragón, como es llamada la serpiente antigua fue el único que interrumpió el silencio, Jesús? Qué has venido a hacer aquí? Le gritó votando llamas por su boca. ¿Entonces, al morir Jesús fue al infierno? Sí, y lo que hizo allí demuestra aún más su amor por las almas, y su rol como salvador.
De pequeña nunca me gustaron las estatuas de Jesús crucificado. Cuando me encontraba indefectiblemente frente a una de ellas, tanto en el colegio de monjas donde estudiaba, como en la parroquia, siempre tuve una sensación incómoda, de sentimientos entremezclados. Unas tenían la cabeza hacia abajo simbolizando la muerte. Otras, las que les ponían el rostro hacia arriba, expresaban un agonizante y nunca finalizado sufrimiento. Las primeras me causaban escalofríos sabiendo que seres humanos hayamos tratado así a Dios mismo, y a la vez cuestionaba la necesidad de que Él se sacrificara así. Por su parte, las estatuas agonizantes, mirando hacia arriba, añadían en mí un enojo, algo que yo misma, de pequeña no sabía definir.
La lógica infantil es muchas veces más auténtica que la adulta. Pues si dos más dos suman cuatro, entonces no hay que darle vueltas al asunto, son cuatro, ¿No? Pues bien, sirva esa alegoría para ejemplificar mi posición de entonces: Si Jesús siendo el Hijo de Dios, era Todopoderoso para librarse del padecimiento en la cruz, por qué lo pintan (o representan) como un ser eternamente sufriente? Cierto que los niños tienen una idea heroica en cada cuento, pero este no es cualquier cuento! No se trata de un flaco joven mordido por una araña que se pone una malla y careta para tapar su identidad mientras atrapa bandidos. Este es Dios! No está clavado en una cruz para siempre, ni para siempre va a sangrar por los pecados de una humanidad que ignora y hasta se burla de lo que Él hizo. Por eso, aunque yo estudiaba en un colegio católico, me fue sumamente mal en la materia de religión. Porque no me gustaban las estatuas, rechazaba las imágenes y cuestionaba una serie de rituales que, a mi entender, no tenían sentido ni guardaban relación con el título de TODOPODEROSO que se supone Dios es!
Con los años, los mitos fueron siendo cambiados con enseñanzas puramente Bíblicas, lo cual me agradó mucho más. El conocer a través de las profecías y los hechos cronológicos cómo Dios desplegó sus planes con la humanidad, y los ha ido cumpliendo, me convenció de que Él está mucho más en control de lo que aquellos que adoran a una estatua sufriente logran entender. Entonces la fórmula 2+2=4 volvió a hacerse lógica. Dios creó, el hombre pecó, Dios ideó un plan de salvación=Su Hijo; y el que lo cree se salva. Punto! es tan simple que ahí radica la maravilla de todo el asunto! Somos nosotros, con las tantas denominaciones, interpretaciones y añadiduras quienes lo complicamos.
Es por eso, que al encontrarme con 1 Pedro 3:18-22, lo que esto explica que pasó en el infierno, me causa un emocionante espanto: 18 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;19 en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.
21 El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,22 quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.
Puedo imaginar la escena, a Jesús en toda su gloria, resplandeciente y sublime, llegar a aquel abismo e iluminar las almas sufrientes, parando instantáneamente la fuente de su tormento. Satanás con plena sorpresa creyendo que Jesús había sido derrotado minutos antes, ahora ve que en realidad es a él a quien le corresponde la derrota. El derecho que arrebataste a Adán con tus mentiras, sometiendo todo lo creado, a muerte, sufrimiento y pecado, acabas de perderlo… Pienso que le habrá dicho Jesús, y no valiendo cuánto protestara o peleara, allí, en su propio reino, en el infierno, Jesús mostró ser mayor que él. Pero la cosa no paró ahí, Jesús no sólo fue a arrebatarle las llaves del Hades, también fue a arrebatarle lo más importante, almas!
Qué Dios se llamaría a sí mismo justo, si no da igual oportunidad de salvación a cada persona jamás creada? Por eso, extendiendo favor a los millares que perecieron desde adán hasta los tiempos de Moisés, los cuales, por no conocer las leyes de Dios, no tuvieron el chance de elegir la salvación. Más ahora, podían elegir, porque Dios mismo, fue hasta las entrañas del infierno, les habló de lo que acababa de hacer, de cómo su perfecto sacrificio despojaba a Satanás y presentaba redención ante el Padre Celestial, él estaba presente allí como abogado, y todo el que quisiera irse con él en ese instante, escogerlo, sería librado de la tortura eterna. Si eso no es ser Todopoderoso, entonces nada ni nadie lo es! Hollywood nunca logrará superar tal hecho, tales crónicas, no importa qué tipo de superhéroe se inventen.
Esta porción Bíblica nos muestra quién Jesús realmente es, una Deidad triunfante, única e imbatible, tan gallardo como para pelear por las almas. Tan justo como para idear planes de salvación fuera de serie. Y tan amoroso, como para compartir su reino con quien lo elija como su Dios y Salvador.
De ahí que vale la pena hacer una actualización (“upgrade” ) mental, y dejar de mirar esas estatuas creyendo que Jesús está crucificado para siempre. Si tan sólo la humanidad aceptase y entendiese lo simple pero fantástico que es el plan de Conocerle + Aceptarle = Vida Eterna; entonces, ninguna otra alma tendría que unirse al coro de dolor que se escucha en el infierno. Y es que ese lugar fue creado para encerrar solamente a un espíritu, a Satanás. En los tiempos que vivimos, con toda la violencia y maldad que vemos multiplicadas, se hace más necesario que sobreabunde la gracia de Dios. Aún estamos a tiempo de aceptar, aún hay esperanza!
Romanos 6:1-8 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección;
6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él
¡Bendiciones!