Defender al oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD) desgasta. Especialmente, desgasta porque desde que se abre la boca, o se pone en negro sobre blanco, cualquier afirmación en favor de la indicada organización uno sabe lo que se encuentra. Se encuentra uno con personas maldicientes que imputan al que habla a favor del partido morado el ser una bocina, un come cheque, un sinvergüenza o un corrupto.

Y desgasta defender al PLD especialmente cuando se es, nada más y nada menos, que un simple mortal no conectado con el poder y sin recibir de ese poder ningún nombramiento, cargo, licencia, contrato. En fin, nada.

Entonces, teniendo en cuenta lo anterior ¿Qué hace que una persona en esa situación defienda al PLD? Bueno, y para empezar por la necedad, podría ser “espíritu de contradicción”. Eso de ser heterodoxo e ir en contra de la corriente. Y también, puede resultar esta defensa de un pragmatismo, sin compromisos éticos, únicamente abrazado a la objetividad. Este último es mi caso.

Cuando se ven los reportajes de la conocida profesional de la prensa, señora Nuria Piera y se mira, por ejemplo, el nivel de nepotismo que existe en las administraciones moradas. Cuando siendo únicamente un simple mortal uno es informado de que hay individuos ganando miles y miles de dólares simplemente por ser hijo de, amigo de, vecino de, querida de un funcionario o más bien jerarca peledeísta, no queda más que pensar, en palabras del pueblo dominicano: “Eso llora ante la presencia de Dios”.

Por esta razón, muchos tragamos con todo esto, como el innegable del nepotismo y la corrupción morada, porque en números generales y como equipo administrativo, en República Dominicana el PLD es insuperable en eficiencia y combate a la pobreza. Guste o no

Lo que nadie piensa en estos casos es cómo no hay oposición y cómo el PLD se mueve libremente y sin obstáculos en todas sus acciones simplemente porque no tiene nadie en frente que le señale en términos políticos y le persiga dialécticamente. Lo anterior, salvo un grupo cada vez más grande de intelectuales, periodistas y voces críticas en los medios que sí hacen el trabajo que nuestra costosa oposición—ya que reciben millones de la Junta Central Electoral—no hace.

Y esta costosa oposición no dice nada, porque están tragando seco durante todos estos años mientras anhelan llegar para hacer lo mismo. Esta oposición no tiene problemas con el nepotismo y mucho menos con la corrupción—que ellos han practicado mucho antes que el PLD fuera poder.

Se trata de una oposición que quiere llegar para enchufar en la administración pública hasta el gato de su vecino. Algunos de ellos anhelan tener a cargo instituciones con buena dotación presupuestaria para robar. El problema es que practicarían el nepotismo, robarían y a la vez arruinarían—una vez más—al país.

Esta es la diferencia del PLD con respecto a los, sin duda, incompetentes de la oposición. Tal como expresaba aquél popular dicho brasileño de mediados del siglo XX sobre cierto aspirante a alcalde de Sao Paulo: “Adhemar roba, pero hace”; así se puede decir del PLD: “roban, pero hacen”.

Por lo que objetivamente, a pesar del escandaloso nepotismo y la innegable corrupción morada, ellos son inmensamente más preferibles en el poder que la silente y costosa oposición incapaz e incompetente, que desgraciadamente tenemos.

Por esta razón, muchos tragamos con todo esto, como el innegable del nepotismo y la corrupción morada, porque en números generales y como equipo administrativo, en República Dominicana el PLD es insuperable en eficiencia y combate a la pobreza. Guste o no.

Y aunque parte de su élite tolera y practica la corrupción y el nepotismo ellos han sido los únicos que, con el timón del país en la mano, nos han puesto directamente en camino hacia el desarrollo.