Recientemente hemos estado ocupados en la discusión acerca de la conveniencia o no de la explotación turística de los recursos naturales en Pedernales, específicamente aquellos que tocan a Bahía de las Águilas.

Tal parece que la principal inquietud del Gobierno Central en el tema ha sido su interés en propiciar el desarrollo de esa región, la cual ha sido marginada en cuanto a infraestructura y acciones para su desarrollo, aunque también se vislumbran intereses oscuros en personajes invisibles a la opinión pública.

Igualmente se ha observado que la gente en Pedernales ha tenido sentimientos encontrados, al querer por un lado infraestructuras turísticas, aunque por otro  temen que se les destruyan sus riquezas naturales.

Y es que el turismo, tal y como se ha desarrollado en la República Dominicana, no es una garantía de desarrollo para las provincias en las cuales se ha implementado. Es una actividad lucrativa, pero para los grandes capitales y empresas internacionales, a la gente en los pueblos les queda muy poco de esos proyectos, solo algunos empleos y cierta movilización económica.

Cuando se quiere propiciar el desarrollo regional es necesario empoderar a las comunidades y que desde las entrañas de las provincias surjan las iniciativas que catapulten la región. Es la gente de las provincias la que conoce qué hace falta y qué se necesita para crear empleos, motorizar la economía y mejorar la condición económica y social de las regiones.

El Consejo Regional de Desarrollo, Inc., ha propiciado en la región nordeste “Foros de Desarrollo Regional”, en los cuales se convocan a los técnicos más connotados de cada provincia, a las instituciones académicas, de la sociedad civil, a los funcionarios públicos y a empresarios, para entre todos desarrollar las prioridades y necesidades de cada provincia.

En estos Foros de Desarrollo Regional, compuestos por personas de una gran visión desarrollista, se conocen y discuten  las aspiraciones de cada región, se analiza la viabilidad de cada proyecto y al final se produce un documento que es compartido con los participantes, con el Gobierno Central, el Congreso y las instituciones interesadas.

Si las provincias y el Gobierno están interesados en el Desarrollo Regional, entonces es necesario acudir a la gente que vive allí, escucharles, convocar a los técnicos más capacitados que viven en esas regiones y producir propuestas con sentido y viables.

Nunca ha sido una buena práctica que los proyectos e iniciativas desciendan desde el Gobierno hasta las provincias, porque en muchas ocasiones obedecen a intereses particulares que no tienen nada que ver con el desarrollo regional, y un ejemplo de ello es este caso de Bahía de las Águilas, en el que todos entrevén manos invisibles que buscan lucrarse a costa de los riquezas naturales de una región.

El Desarrollo Regional es una necesidad urgente, pero  los proyectos que lo acompañen deben surgir de las provincias, de su gente, de sus intereses y de sus más caros sueños.