Desde el mismo instante que el presidente Danilo Medina anunció que no modificaría la constitución, y en efecto, no se presentaría a una nueve repostulacion para el 2020, tan sólo evocar la palabra sangre nueva, planteaba que iría tras la caza del ex presidente Leonel Fernández, e ipso facto, descartaba que tendría en su mira apoyar a uno de los aspirantes del llamado G-6.

En su discurso planteó que apoyaría una persona que representara sangre nueva, quedando evidenciado  automáticamente, que tenía un Delfín que resultó ser Gonzalo Castillo, lo cual, tras el mismo desarrollo de las aspiraciones de Castillo, se ha demostrado que ya esa carta estaba  decidida desde el Palacio, pero, el danilismo entendió que era más político prepararle la jaula al León y dejar que enseñara sus afilados dientes y melena para luego, ya con el cerco listo, cazarlo sin mayores riesgos en las primarias abiertas.  Ese que entren todo de Danilo, era la encerrona para atajar a Leonel en el partido y atraparlo ¨institucionalmente¨

Es inminente que ya su cazador –Gonzalo Castillo-, además de tener el rifle en su mano, con todo y mira telescópica, el Comité Político, junto al Central, también disponían de una red de gangorra tejida, que se la lanzarían encima cuando el León estuviera durmiendo la siesta del almuerzo de la esperanza. 

Ahora, a Gonzalo Castillo le llega refuerzo para el atrape del León, con la sumatoria de unos 23 senadores, -más la fuerza del Estado-, cambiando entonces, el panorama, a juzgar por la matemática política que lo coloca en una mejor posición de lanzar con más puntería el dardo.  Esta transfusión de sangre vieja a la nueva, electoralmente le puede significar,  numéricamente hablando en materia de votos, un buen arco para el atrape del león de parte del danilismo, ya que significa que la  candidatura de Gonzalo Castillo, si estos legisladores mueven sus fuerzas electoral a su favor,  y las expresan en las Primarias del 6 de octubre estarían endosando una suma importante a favor del Delfín de Danilo.

A propósito, para que tengamos una idea del arsenal de votos que estos pudieran representar en las primarias, me permito ofrecer un desglose del desempeño que cada uno de los legisladores del atrape, movilizó en las pasadas elecciones, veamos:

Descodificando un poquito, esta cantidad de 992,427 votos, sigue estando sostenida por la campaña de cada senador, en virtud de que ellos de forma individual están movilizando al electorado para sus propios proyectos. Ahora el problema podría ser la dispersión en cuanto al nivel presidencial, por lo que, para que tenga efecto, estos 23 Senadores, deben garantizar que quienes vayan a las urnas por sus simpatías, que también se lo endosen a Gonzalo Castillo, lo cual, si esto ocurre,  representaría una buena cuota para el atrape del León. 

Ahora bien, al detenernos a analizar que el universo de electores de las provincias de estos 23 senadores era de 4,280,965, y que de este total movilizaron sólo 992,427 votos, quedando  3,288,538 sin tocar, se podría inferir que el León con ese solo escenario aún no esté ya atrapado, y que ese segmento no movilizado se conecte con su eslogan de la fuerza del pueblo.

Finamente, yéndonos directamente a las primarias del 6 de octubre del 2019, cuyo padrón abierto sobrepasa los siete millones de electores, entonces,  aplicando la lógica, la cantidad aportada por  los 23 senadores en el 2016, no resulta suficiente para que el delfín Gonzalo Castillo y el danilismo, puedan fácilmente atrapar al León definitivamente. Ahora, es innegable, que este apoyo significa un buen  empujón para Gonzalo que apenas daba un 12 o 13% en las encuestas unos días antes. A mi juicio, me parece que el danilismo tiene las mallas de atrapar al León, pero, siempre y cuando la nómina de precandidatos (504 alcaldes(as),  616 Diputados, 656 Directores, 3,037 Regidores, 107 Senadores y 1,754 Vocales, por lo menos en un 70% puedan alinearse y endosar a la vez, objetivamente y sin fuga, sus votos a Gonzalo Castillo. De lo contrario, el atrape aún no estaría seguro.