La presión que recibimos las mujeres con el tema pareja adquiere muchas formas y colores, se mantiene y renueva en el tiempo, a pesar de los cambios en las vidas y comportamiento de las propias mujeres.  En la medida en que pasan los años y las nuevas generaciones estudian, se preparan, trabajan, se hacen independientes, también aumentan las presiones para conseguir "a tiempo" la pareja, tener hijos y formar una familia.

En días pasados, en una reunión social hablando acerca de mujeres que están solteras, surgieron opiniones acerca del tiempo que han pasado en este estado. Son mujeres profesionales, interesantes, independientes económicamente, de diferentes rangos de edad, los 20, los 30, los 40 y los 50. Son además mujeres con una imagen física que cumple con las expectativas socialmente esperadas. Un padre del grupo opina acerca de su hija de apenas 23 años, diciendo: "yo se lo digo a la mía que se deje de tanta exigencia, que el CV no importa, que con que la haga reír es suficiente". Cuando escuché a este padre me quede mirándolo y mi pensamiento salió de la escena real y comencé a pensar en las tragedias que actualmente recibo en mi consultorio y en el Centro de la Fiscalía de padres y madres que miran con impotencia a sus hijas sufriendo violencia, dependencia, abandono afectivo y económico de un payaso que un día las hizo reír.

Padres y madres pobres que en su ignorancia solo cargan con sus hijas y nietos. Padres y madres de clase media que observan y callan, que intervienen y sufren. Padres y madres de clase alta que hasta han pagado tratamientos muy costosos fuera de país a sus hijas para trabajar la dependencia y luego de todos los esfuerzos sus hijas siguen detrás del payaso que un día las hizo reír.

Cuando participo de estas conversaciones tan comunes, evito entrar en conflicto y  callo para luego amplificar mi voz en  este medio por el compromiso de llegar a más gente que la que estaba esa noche en la sala de una persona querida compartiendo un vino.

Quiero decir que el CV sí importa, que la educación, la ambición intelectual, el conocimiento aportan al desarrollo de las personas. Pero además el CV emocional también importa y muchas veces más que el otro para afrontar la vida, sus cambios y complicaciones.
De lo que deberíamos estar hablando es de la necesidad de que tanto hombres como mujeres tienen que prepararse no solo académicamente sino además en su desarrollo emocional y afectivo, que ambos sexos trabajen su vida interior y asuman una postura de compromiso con la persona que tienen a su lado.

No me parece justo que seamos las mujeres las que nos veamos obligadas a bajar nuestro nivel de exigencia para poder tener una pareja. A las mujeres se nos ha culpado hasta de la violencia que sufrimos ya que se justifica la reacción de los hombres, por lo difícil que debe ser para ellos bregar con mujeres con educación, con trabajo y con opinión acerca de la vida y los problemas.

Tengo dos hijas y no quiero un payaso para ellas, quiero parejas con educación, con conciencia social, con desarrollo emocional y con el cuidado necesario para preservar aquello por lo que tanto he luchado yo, y luchamos  todos los padres y madres del mundo entregando lo mejor que tenemos para que nuestras hijas sean grandes y valiosos seres humanos.

solangealvarado@yahoo.com

@solangealvara2