Antonio Cuentapropista, es un técnico medio independiente que gana 125.78 por hora, pero vive en permanente incertidumbre, debido a los obstáculos para lograr la protección social de su familia. En cambio, Juana Asalariada, también técnico medio, percibe un salario por horade solo 103.82, pero desde hace años está afiliada a la Seguridad Social junto a su cónyuge e hijos.

El ingreso anual de Juana se sitúa en 237,506.94, más otros 38,681.75 que aporta su empleador al SDSS, totalizando un “paquete” de 276,188.69, sin contar con los demás beneficios sociales. Por su parte, los ingresos de Antonio llegan a 287,744.39, de los cuales, de optar por la “autoprotección familiar”, tendría que destinar el 21.3%, en vez del 5.91% que le descuentan a Juana. De esa forma, sólo le quedarían 224,928.25, para cubrir todas las demás necesidades y compromisos. El cuadro indica que Juana cotizaría al SDSS solo 14,036.66, mientras Antonio tendría que aportar 62,816.14,unos 48,779.48 más, por los mismos servicios y coberturas.

Del informe del Banco Central sobre la informalidad, se desprende: 1) que la gran mayoría de los trabajadores por cuenta propia tiene capacidad contributiva, por lo que no califica para el Régimen Subsidiado; y 2) que, en caso de auto afiliarse al Régimen Contributivo, incurriría en un costo 4.5 veces mayor que sus homólogos asalariados, una iniquidad que se constituye una barrera económica insalvable. Fue atendiendo a ese razonamiento que el legislador aceptó nuestra propuesta de crear el Régimen Contributivo Subsidiado, como lo define la Ley 87-01.

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Cero tolerancias a las exclusiones

En el Mensaje 030 del 26 de marzo pasado, señalamos que unos 1.3 millones de trabajadores independientes (TI) esperan afiliarse al Régimen Contributivo Subsidiado; y que, incluyendo a sus dependientes, representan 2.9 millones de dominicanos y residentes, el 27% de la población total. Además, indicamos que estos trabajadores generan ingresos equivalentes al 16.7% del producto interno bruto (PIB) y constituyen un contingente laboral muy importante,al crear tres de cada 4 nuevos empleos.

A pesar de estas evidencias, grupos y sectores tradicionales plantean eliminar el Régimen Contributivo Subsidiado (RCS), sin proponer una solución acorde alas características laborales y económicas de los profesionales y trabajadores independientes. Quienes se oponen al RCS, de manera conscientes, per o inconsciente, contribuyen a dejar sin protección a la PEA más dinámica, malogrando así los tres principios más trascendentes del SDSS: la igualdad, la universalidad yla solidaridad.

Su visión es tan estrecha y excluyente, que prefieren, por ejemplo, que el Estado continúe subsidiando al IDSS con casi 3,000 millones de pesos al año, con sólo 87,000 afiliados, que  destinar el 25% de ese monto para iniciar la afiliación de los 1.3 millones que corresponden al Régimen Contributivo Subsidiado. Le niegan ese derecho a los más débiles pero aceptan que el Estado sacrifique más de 160,000 millones en exoneraciones y subsidios cuestionables.

¿Cómo es posible que en pleno Siglo XXI, enarbolando políticas de crecimiento y modernidad, y a despecho de la nueva Constitución y de la Estrategia Nacional de Desarrollo (END), se persista en mantener y fomentar tantas desigualdades sociales? Los “informales” no son los responsables de esta situación, sino las víctimas. Como dijo el poeta Nicolás Guillén,el esclavo no tiene de qué avergonzarse, “que se avergüence el amo”.

En Seguridad social para todos estamos comprometidos con la consigna cero tolerancias a las exclusiones, por lo que seguiremos defendiendo, hasta sus últimas consecuencias, el derecho de todos los dominicanos y residentes a ser protegidos por el SDSS.