Se acerca el 2022. Uno espera que lo que ocurra en esta temporada sea digno de un encuentro espiritual. Días después, se celebrará la llegada del nuevo año. Todos a una, la gente esperará que se “tiren” los fuegos artificiales. Desde ya, son comprados por valientes ciudadanos. Digo valientes porque hay que tener valor para encenderlos.

Con cierto respeto por los números, algunos hablan de los misterios de un año pandémico (misterios económicos y políticos). Más actuales, otros hablan de la variante ómnicron. En este último mes, se ha esperado que se nos diga si estamos preparados para la variante, al tiempo que se nos dice que una serie de vacunas –combinadas–, podrían dar con la fórmula para derrotarla.

Según cronometra el diario El País, la presidenta de la Asociación Médica de Sudáfrica, –Angelique Coetzee–, acaba de decir que la variante no será tan dura como la Delta. Aun así, Johnson adopta medidas en Inglaterra para enfrentar la variante. Se habla de una “marejada de ómicron”, para la que se tiene como defensa una tercera dosis de vacuna.

En nuestro contexto, el clamor de la población era el mismo de todos los años: se otorgaría el doble sueldo. Uno se concentra en alguna artista, no por los conciertos que va a hacer sino por las nuevas producciones. Una serie de artistas, más bien, son los que uno mira (en este caso Taylor Swift y su cumpleaños con la canción Enchanted de Speak Now, 2010), al tiempo que está empatado un juego de Aguilas y Gigantes del Cibao.

Como estrategia, se quiere entender la dinámica del equipo: el pitcher lo tiene claro. Sabe bien que tiene que hacer tres outs, aunque tenemos, en la bibliografía, juegos de cuatro. Es un caso de espeleología beisbolera, como sabemos.

En esta noche, el lanzador ha hecho todo el trabajo en la lomita, y la gente se dispone a celebrarlo en las graderías, en los blichers y en preferencia, y también en VIP. Eso del VIP hay que entenderlo: en los conciertos lo pagas. Sin embargo, cualquiera se siente VIP en su casa.

En una vasta oficina, el funcionario tiene una curva (sobre el crecimiento económico) qué mostrar a los periodistas. Con sus números en las manos, los analistas dicen cuáles son sus proyecciones económicas para este 2022 que se acerca rápido como el profesor, Alain Prost. Las predicciones van y vienen en muchas oficinas.

En los números, todo parece marchar bien. Para algunos, se trata de saber las cifras y compararlas con el año anterior. En el análisis de otros, se trata de predecir el futuro, tarea de augures. Como un juego de Pacman, puedes saber con pocos segundos de advertencia por dónde vienen a comerte, al tiempo que muchos en Wall Street procuran saber cómo andan los mercados para mover sus portafolios. Como magos, pretenden descifrar el futuro de este 2022.

De acuerdo a algunos, los negocios florecieron en el 2021 como si se tratara de un jardín. En el estadio, la gente compra lo que hay: una soda carbonatada para aliviar las penas. Con énfasis en los últimos juegos, lo cierto es que me dijo alguien cuál era la diferencia de ver el partido desde otro ángulo. No es lo mismo las graderías que tienen el plus de que ahí se atrapan muchos fouls. “Si voy al estadio tengo un palco con mis amigos”, dice una tipa asidua al estadio. Para ella, todo es chévere.

“La ciudad está más linda ahora”, me decía. Ella tiene la impresión de que este año que viene será el mejor de los últimos diez. Pero eso es ella, no la mayoría de la población. A su manera, la gente aspira a que se controle el IPC, que haya más exportaciones y que bajen algunas tasas (la de desempleo, por ejemplo).

Se aspira a que haya más recaudación, –y menos evasión, por supuesto–, que la inversión extranjera llegue y se quede, que las zonas francas crezcan, que el turismo se incremente como nunca antes. Y esto puede estar en las manos del analista con una taza de café en las manos. Para él, se trata de meter el dinero donde se maximicen beneficios. Para otros, se trata de probar suerte en empresas que sean luego fenómenos. De cualquier manera, lo que buscas es sacar mayores utilidades. Todo el mundo pone su dinero en el futuro. Habrán muchas predicciones en los próximos días.   

Con sus textos particulares, los asuntos económicos llegaron para quedarse: tienen que ser interpretados por la población. No es que nos sumamos al gran misterio que representan las fórmulas econométricas, sino que tengamos una idea de por dónde van las cosas para este año que entra. “La gente tiene planes”, me decía esta fan. “Quiero que mi dinero se duplique”, asegura. “Esa es mi meta”, asegura.

Para ella, lo que pasaba era algo que en nada tenía que ver con la pandemia. “Esa pandemia perdió mucho territorio con las vacunaciones”, me dice. Le pregunto que a qué equipo le va en el béisbol local, y me dice que eso ella lo dice en el Estadio. Lo cierto es que me gusta su visión, sobre todo porque ahora se ha dicho que una conjunción de vacunas puede acabar con la nueva variante.

“No soy del equipo que crees”, me dice y sonríe.