Este es un mensaje de los que WhatsApp le coloca el “reenviado muchas veces” y que pasan a cuentas de redes públicas como Twitter donde llegan a convertirse en tendencia.  La imagen es buena para reflexionar sobre cosas más interesantes que el bodrio absurdo que la acompaña y que aquí pretendo sazonar mejor.

Evaluaciones sobre el corte poco convencional del pedazo de pastel tienen que partir de los derechos de propiedad. ¿Tiene dueño el pastel completo o cada una de las ocho porciones con límites desde el borde representa derechos de un propietario? ¿Cuál fue el proceso para “tomar” el pedazo asimétrico que toca parte de cuatro de las porciones?  Estas situaciones son posibles.

  1. El pastel es privado y su dueño es quien lo divide en ocho pedazos, más o menos iguales, para compartir con amigos y familiares que visitan por un cumpleaños. Como propietario puede, luego de hacer la división, tomar ese pedazo irregular que muestra la foto y ponerlo así en la mesa. En este caso hace usufructo como propietario de una parte de lo que es suyo antes de ponerlo para que sus invitados tomen una porción. No afecta derechos de terceros. Aquí está haciendo una donación, si se quiere atípica, pero se aplica aquello de “a equino legado no se le hacen apreciaciones odontológicas”.
  2. El que tiene calidad de invitado a la fiesta no tiene derecho a cuestionar el corte ni tampoco hacer uno de una forma diferente a la que establecen los límites La razón es clara: no es propietario. Está frente a un bien que puede adquirir gratis para satisfacer una necesidad respetando la forma en que se presentan divididas las porciones. Puede tomar una de las cuatro que están enteras o una de las cuatro llegaron mutiladas por su dueño de acuerdo con sus preferencias. Si no existe más norma que una porción por persona a la vez y en base al orden de llegada, el plato quedará vacío después que ocho invitados se lleven uno de los pedazos que quedaban al momento de elegir. Si el primero que llegó es diabético que en ocasiones toma riesgos pequeños, tomará el pedazo que contribuyó más a la porción que legítimamente tomó el anfitrión.
  3. Un pastel mutilado por su dueño también puede ser presentado para la venta en un negocio. La costumbre es ponerlo en la vitrina entero con un precio de diez pesos por pedazo, pero por este antojo tendrá que ofertar cuatro a ese precio, con la esperanza de lograrlo si un comprador curioso no pide rebaja, y los otros cuatro con un descuento aproximado por su tamaño relativo con respecto a la porción regular. Si así logra vender todo el pastel, ¿a quién se le ha afectado derecho alguno?
  4. Otro caso en que la letanía del filósofo del pastel de manzana es absurda: una celda común en Najayo donde ocho de nueve presos han pagado para ser propietarios de una porción. El preso número nueve, Naej Niala, un francés que es loco con esas tortas, no participó porque estaba en una consulta con sus abogados. El asunto es que le gusta cortar los pedazos de la forma indica la figura. Como hay cuatro porciones que no van a quedar en su forma original, Naej ofrece a sus compañeros de celda un intercambio en que ofrece 1,200 pesos de recargas para celular.  En caso de aceptarse el trato, la foto es un final feliz en que cuatro internos o privados de libertad prefirieron el combo de 300 pesos más en minutos con un poco menos de pastel a la satisfacción que les iba a dar comerse una porción completa. ¿Son ellos víctimas que muestran el pasado inquisidor del famoso imputado que le gusta esa forma adquirir derechos de propiedad para consumir pasteles?

Pero pensemos que la foto es de una pequeña isla de nuestra Madre Tierra, perdida en el Pacífico y desierta donde llega el mítico marinero Robinson Crusoe. ¿Tiene el derecho a dividir la isla redonda en ocho triángulos, poner empalizadas y reclamar la propiedad total para vender en un futuro cuando lleguen otras personas? No. Robinson puede reclamar un derecho de propiedad como el primero que interactúa con la tierra sólo hasta donde lo permiten sus recursos. Es decir, si con su trabajo y los bienes de capital disponibles es capaz de vivir en uno solo de los ocho triángulos, de lo que es dueño es de ese triángulo y de los postes que puso en empalizadas (Rothbard).  Las áreas que no ha trabajado no son de su propiedad, aunque las haya cercado son de naturaleza pública y sólo podrá detener a ocupantes se quieran instalar ahí por métodos violentos (donde uno de los resultados puede ser perder su propiedad y su vida).

Ahora bien, si Robinson fue el primero que llegó a la isla y una foto aérea indica que donde se estableció fue en un lugar parecido al hueco presenta el pastel de manzana, siendo los demás pedazos posiciones que fueron tomando los nuevos ocupantes en el mismo proceso indicado en el párrafo anterior, ¿cuál es el problema? Ninguno.  Pero en este caso también el resultado puede resultar parecido al intercambio voluntario en la cárcel: la foto puede indicar el resultado del trato que un marinero excéntrico hace a los ocho propietarios que encontró en esa isla, luego de convencer a cuatro que le cambiaran pólvora, rifles y libros por un pedazo de tierra que tuviera ese deslinde fuera de la normalidad que conocían.

Si leyó hasta aquí estas ideas vuelva a leer el bodrio del filosofillo anónimo y si lo convencen los argumentos para calificarlo de esa manera, entonces, gracias si se decide a compartir este artículo con los que le enviaron el mensaje en su forma original.