Durante la guerra civil norteamericana un grupo de soldados y oficiales sentían que habían recibido un trato inadecuado en sus remuneraciones económicas por servicios prestados durante el conflicto bélico.
¿Cómo llegó el pueblo norteamericano a establecer el control civil de las fuerzas armadas? ¿Cómo consiguió preservar ese control a pesar de los retos significativos a la seguridad nacional ocurridos en varias ocasiones durante los últimos dos siglos?
La preservación del control civil no surgió de Louis Smith quien sostuvo: "El dominio civil, no importa cuán firmemente instituido pueda estar en la Constitución y las leyes, no es algo que se ponga en vigor por sí mismo.
¿Cuál es la causa de la preservación y aun del fortalecimiento del control civil sobre las fuerzas armadas?
En 1782 oficiales y alistados, procuraron conseguir el apoyo de su comandante, Washington. Él rechazó de tajo su pedido de producir un motín militar de insubordinación, y en lugar de ello pidió la disolución del ejército. Desde entonces, el liderato militar estadounidense ha aceptado el control civil.
Este historial envidiable es resultado de la convicción inconmovible del pueblo norteamericano de que el control civil de las fuerzas armadas es un aspecto esencial del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Y no de la burla desenfrenada de quien detenta el poder y una “tiranía constitucional”. En una democracia, la política pública la decide la mayoría, sujeta al imperio de la ley en lugar de la fuerza bruta.
Mucho al contrario, fue lo acontecido en nuestro país tras la constitución del 6 de noviembre, la posterior constitución liberal de moca de 1857.Ambas desplazada por el interés político de quien gravitaba en el poder nacional Pedro Santana y su ambición de subyugar con el totalitarismo autoritario la población dominicana.
Santana había regresado de su exilio y traído al país por Desiderio Valverde. Asumiendo el liderazgo militar. Inmediatamente monto el tercer sitio de la zona colonial de la Primada. Capitulando su comandante Francisco del Rosario Sánchez. Posteriormente asumió la presidencia, descuartizó la Constitución del 1858,y la remplazó por la del 1954.
Nuestra historia registra hechos lamentables de irrespeto al solio presidencial. Durante la presidencia del Presidente García Godoy, el comodoro Francisco Javier Caminero, tras un amago de destitución de su cargo de Secretario de las FF.AA, el Comodoro le ripostó al Presidente García: ¡Usted lo que es un mojon vestido de blanco!
Fue una franca violación a la jerarquía, y falta de respeto a la figura del Presidente. El Presidente García sereno y altamente educado respondió: ¡Tenga mucho cuidado comodoro y respétese! Finalmente el Comodoro fue sustituido por el poder civil.
Sin embargo, como lo reconoció George Washington, las naciones democráticas, tales como Estados Unidos, deben mantener fuerzas armadas. De tanto en tanto, aparecen amenazas externas y, en ocasiones, también ocurren conflictos internos.
Uno de esos conflictos fue la guerra civil norteamericana, a la cual el gobierno respondió ampliando el número de militares. Estas circunstancias han generado algunas tensiones entre líderes civiles y militares.
En nuestro país la amenaza externa perduró hasta la última invasión haitiana del 1856. Todas las otras amenazas fueron propiciadas por la misma horda de la clase política, desde el mismo centro del poder, con anexiones y entrega de la soberanía de nuestro territorio, incluyendo la reciente entrega de la isla Saona.
Louis Smith, prominente estudioso de las relaciones entre civiles y militares, aporta ciertos criterios sobre las relaciones entre civiles y militares y el control civil sobre las fuerzas armadas
¿Cómo llegó el pueblo norteamericano a establecer el control civil de las fuerzas armadas?
En nuestro caso, el poder Constitucional y el control civil están encajados en una defensa exitosa del territorio durante la guerra patria que robustecieron la confianza local en que una milicia o un cuerpo de voluntarios eran suficientes, y que para garantizar la seguridad no era necesario un ejército permanente.
Y se crearon las milicias regionales, que demostraron ser efectivas en cuanto a controlar los asuntos militares y resistirse a las huestes haitianas que eran asiduas a reclamar los territorios de la parte este alegando tratados como el de Basilea.
Estos organismos se convirtieron en los principales exponentes de las ideas dominicanas acerca de los peligros de las organizaciones militares permanentes, y fueron los principales defensores de las restricciones civiles a los militares.
Durante la revolución norteamericana el control civil de los militares se convirtió en un atributo indispensable de la libertad y, por lo tanto, de la democracia. Reafirmó también que los soldados ciudadanos, convocados a empuñar las armas en casos de emergencia, podían proveer el personal militar necesario sin amenazar el bienestar del estado o los valores civiles. Eso en nuestro país fue muy parecido, porque estas milicias regionales tenían el mismo criterio y esencia de su existencia.
En 1787, cuando se reunió en Filadelfia, Pennsylvania, la Convención Constitucional, dedicó considerable atención a la cuestión de la defensa nacional.
Muy al contrario los creadores de nuestra nación trataron de equilibrar la necesidad de darle al gobierno central el poder necesario para garantizar la seguridad nacional.
Varias disposiciones estructurales aprobadas en la constitución del 6 de noviembre del 1844 por los creadores de la nación para prohijar el establecimiento de un poder central indebidamente poderoso, que afectaron las cláusulas militares de esa Constitución y sus respectivos artículos 210,185,186.
Nosotros tuvimos dos experiencias nefastas que llevaron a la desaparición de las fuerzas armadas:
-Durante la anexión del 1861,y luego durante la intervención del 1916. Antes, durante el gobierno de Ramón Cáceres habíamos creado puna policía rural republicana.
-A eso tendríamos que agregar, el gran cisma del 1965 entre una oficialidad joven pujante y el abismo generacional de la guardia Trujillista creada por la intervención que se resistía a los cambios.
La guerra fría jugo su rol, porque también entronizó pensamiento retorcido que, sin lugar a dudas, tuvo repercusiones en el ámbito militar.
Gran parte de esa oficialidad de poca formación académica enfrentó dificultades para comprender los “nuevos tiempos”, con la globalización y la tecnología de punta que florecía y repercutía al unísono de la caída del muro de Berlín.
Esos oficiales de mando no oyeron o no quisieron oír el toque de retirada de los “Yankis”, que anunciaba el fin de esa “Guerra Fría”.
Estos hechos a los cuales nos referimos anteriormente de alguna manera impulsaron un proceso de deterioro progresivo y un mal manejo que tuvo notoriedad en los gobernantes.
Los gobiernos no aceptaron los preceptos constitucionales con los nuevos tiempos, y se adjudicaron un concepto autoritario exclusivo de ellos, patológicamente se creyeron poseedores de un derecho legítimo sobre las fuerzas armadas de nuestra nación, como si se tratara de un ejército privado. Se olvidaron así de lo que representa el Estado-Nación y de los preceptos constitucionales.
Hoy descansa una reforma castrense, que se supone estructural, en el Senado de la República. Dependiendo quién gane las elecciones del 2012, podría ser aprobada o no, podría ser conocida o desconocida condicionalmente.
Las fuerzas armadas no se pueden manejar de esa forma. Y los ejemplos de su deterioro abundan a borbotones. Más grave aún, han sido utilizadas como señuelo.
En estos últimos cinco años han profundizado su crisis.
Después de ocho años de gobierno de Leonel Fernández, cuando las palomas se están echando se conocerá un proyecto de reforma, igualito como ocurrió en el año 1978 antes de salir del poder el enano tenebroso de Navarrete, Joaquín Balaguer.
Ahora se conocerá otro proyecto, con un objetivo claro partidista del gobierno de Leonel Fernández, haciéndole un daño descomunal a nuestros institutos castrense. Ese proyecto le dará aval al gobernante entrante, apoyado en el artículo 127 de la Constitución, hacer de de las Fuerzas Armadas un ejército privado de nuevo. Eso es lo que se busca, sin lugar a dudas.