Sin duda los congresos son acontecimientos de importancia cardinal para muchas instituciones o actividades políticas, científicas, deportivas, etc.
En la historia política hay congresos que han quedado no sólo en titulares: también han sido recogidos por la historia como testimonio de lo que son capaces o incapaces de hacer sus protagonistas. Cómo olvidar,para recordar el terruño, el “Congreso de Chillán” del Partido Socialista, o el Congreso Termal de Ibáñez, ícono de una “dictadura legal”.
La organización de estos magnos eventos, momento culminante de la democracia interna, siempre trae novedades que aseguran la participación de los compañeros pero que no logran despejar las dudas acerca de algunas características nada envidiables del acontecimiento. Así nacieron grandes iniciativas como “cada militante un voto” que significaronsuperar prácticas poco democráticas como el voto “por organismo” que por demás resultaba bastante caro pues había que ir a la residencia del encargado del organismo para completarle el equipamiento doméstico. Es materia de la ciencia política encontrar la relación entre el voto y una estufa o una nevera, o las dos cosas a la vez.
La democracia del siglo XXI popularizó las asambleas.Los “papers” para justificarla novedosa creación no previeron lo que ocurriría con los asistentes a estas verdaderas orgías democráticas. Un amigo -que se gana la vida como consultor- me cuenta que de los asistentes a la asamblea él era el único que no era funcionario y que decidió abandonar el lugar al escuchar que varias veces ofrecieron la palabra con la fórmula siguiente: “Tienen ahora el turno para hablar los compañeros que estén de acuerdo”. Como todos estaban tan de acuerdo, nadie habló.
Otra demostración de los avances en la política no democrática, es que el tema central de la cita era enseñar el uso del nuevo sistema computacional ‘on line’ para presentar las propuestas populares. La automatización puesta al servicio de los que no tienen voz. Puede usted ingresar y anotar ‘democracia’ y para su sorpresa, si tiene conectado el sonido del computador escuchará “La internacional” y verá en el monitor un aviso que dice: “Usted será redireccionado a un sitio democrático”. Si busca resultados de “elecciones internas” el aviso dice “Access denied”. Si lo que quiere proponer es la rendición periódica de las cuentas de la tesorería será re direccionado a un sitio triple X (www.barcenasexy.com.es).
Según un vocero autorizado, esas no son más que expresiones de la fortaleza del liderazgo del que es víctima la organización.
La modalidad de contratación de los locales para las asambleas no es de las cosas que se dejan al azar. Se avisaal inicio de la reunión que el local ha sido contratado por sólo dos horas y se acuerda con los arrendadores que de no cumplirse la hora de entrega del local se anuncie la posibilidad de un desalojo. Esto le permite al no demócrata que dirige los debates eliminar la posibilidad de que algún despistado o despistada crea que su opinión sirve para ‘influir en los procesos’y responderle con uno de los argumentos más relevantes de la democracia del siglo XXI: “Vamos compañeros, que tenemos que entregar el local”.
Las asambleas, entonces, anuncian lo que vendrá. Se calcula que ocurrirá exactamente lo mismo que en todos los congresos en los que la aprobación alcanza la unanimidad para luego no cumplir ninguno de los acuerdos. Si hay que cuidar alguna apariencia, recurrir al plebiscito puede ser un camino conocido.
Pero no sólo hay asambleas en un congreso que se respete. También hay “reuniones”. Entre las diferencias más importantes de una asamblea y una reunión está el número de asistentes. La reunión consiste en que se ponen de acuerdo los que están de acuerdo ocupando ordenadamente las 25 sillas tan irrompibles como la unidad monolítica que asegura un futuro muy halagüeño para todos los asistentes, familiares y allegados.
Uno de los temas, que según se ha filtrado será conocido, es que dado el aumento de la expectativa de vida se prolongarán los mandatos de los y las dirigentes hasta el año 2073 para asegurar que estén en la mesa de honor del centenario… los mismos.
Uno no puede evitar pensar –aunque sea para guardar las apariencias- que a veces no queda nada mal romper algo. Aunque sea una silla.