En economía se ha aceptado como sana la práctica de desarrollar la competencia como forma de impulsar precios bajos para beneficiar a las mayorías, y con un cierto grado utópico, se ha percibido como el componente de regulación de los mercados. Sectores como el de hidrocarburos resultan ser aún más complejos al momento de analizarlos, principalmente por ser un producto finito donde los países que cuentan con la “suerte” de explotarlo, actúan directa o indirectamente en la prospección, perforación, producción, transporte, refinación y comercialización de los productos.
En la actualidad, la estrategia que predomina para aumentar la cuota de mercado que poseen las empresas es la de realizar fusiones y adquisiciones, como vimos en la columna http://acento.com.do/2015/opinion/8299404-el-mercado-de-megas-conglomerados-desarrollo-de-las-fusiones-y-adquisiciones-en-2015/. Esto ha producido un reemplazo de esas tradicionales “guerras de precios” que se veían hace 20 años, por las mega corporaciones que existen hoy en día, tendencia que se espera continúe para 2016 y más bien incremente su incidencia en el sector financiero.
Estudiar la guerra de precios en el sector petrolero, que inició en el tercer trimestre de 2014, tras una mezcla de incremento en la producción y una disminución en su consumo, tiene aristas. Ante esta situación, la respuesta que venía realizando la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC por sus siglas en inglés), quienes actualmente controlan el 40% de la producción mundial de petróleo, fue la de disminuir la oferta de dicho hidrocarburo para que el efecto negativo en la demanda no infiriera de manera significativa en los precios que manejaban.
En esta oportunidad, países como Arabia Saudita rechazaron la práctica de reducción de la oferta utilizada por la OPEC para aumentar su cuota en el mercado y derrotar la producción de petróleo de esquisto o shale oil, la cual tiene un método de extracción más costoso, que ha venido ejecutando Estados Unidos desde 2010, con el llamado “Renacimiento Petrolero Americano”.
En el sector petrolero, se evidencia la complejidad de un mercado manejado por grandes corporaciones, las cuales no mantienen la propiedad del yacimiento, sino más bien las concesiones en los países productores. Esto incide directamente en el comportamiento del precio de un producto que representa actualmente, a nivel mundial, el 30% de generación de energía o el 80% del combustible para los vehículos de pasajeros.
Desde el comienzo de esta guerra de precios a la fecha, han ocurrido muchas cosas y se puede concluir que las cosas no dependen tan solo de la estrategias seguida por Arabia Saudita, es por esto que para 2016, se estima seguirá siendo un período muy volátil debido a los siguientes puntos:
- A pesar del difícil año que vivió Estados Unidos en el sector petrolero, la producción en 2015 aumentó en 900 mil barriles diarios y se estima que para 2016 disminuya en cerca de 400 mil barriles diarios. Es decir, los bajos precios afectaron a los pequeños productores, generando la mayor quiebra de empresas del sector en la última década. Pero para eliminar a los grandes productores y el intento gestado por Estados Unidos llamado “Renacimiento petrolero Americano”, habría que implantar por muchos años esta política de sobre oferta y no sabemos quien se ahoga primero Arabia Saudita, Estados Unidos o productores independientes como Rusia.
- Para 2016, se esperan aumentos de producción o comercialización por parte de Irán, Libia e Irak, de igual forma será necesario seguir de cerca el levantamiento de sanciones que se mantenían contra Irán y los conflictos armados de Libia e Irak para conocer si el alza en suministro de petróleo se llegará a gestar.
- Se estima que la demanda de petróleo tendrá un aumento de un 1.3%, llegando a 94 millones de barriles diarios, por lo que si la producción sigue sin variaciones, se estima continúe la sobre oferta en alrededor de 600 mil barriles diarios.
- La OPEC ha disminuido sus inversiones en la explotación de petróleo para 2015 en 60% (80 mil millones de dólares estadounidenses) y se espera que se mantenga esa reducción para 2016. En total se estima que más de 380 mil millones de dólares estadounidenses se dejarán de invertir en el sector petrolero para 2016.
Estos puntos reflejan el estatus actual del sector, mas es difícil estimar cuál será el precio a futuro. Existe una fuerte rivalidad entre dos grandes productores como son Rusia y Arabia Saudita y hasta ahora ninguno está dispuesto a recortar la producción primero que el otro, mientras esto se mantenga la incertidumbre continuará.
Lo que si queda claro, es que estos precios a largo plazo no podrán mantenerse. El hecho de que las inversiones continúan en disminución, provocará la quiebra de productores que a su vez podrían inducir a que los niveles de sobre oferta mermen, a menos que entre en juego una fuente de energía sustituta, lo suficientemente fuerte para aprovechar el momento de debilidad del sector.