El cine dominicano presenta un momento de despegue en la calidad de su producción, la compactación y redefinición de guiones, temas y estructuración de los personajes y el nivel logrado por sus directores, actores y actrices.

El cine nuestro por mucho tiempo, y aún sigue con esa vieja práctica, definió la producción cinematográfica, a partir del mundo de la farándula en la selección de los actores y actrices, fundamentalmente el guion repite el cuadro de humor de televisión de manera ampliada y con historias poco complejas, simples en sus diálogos y privilegiando la risa a la reflexión.

Naturalmente no siempre fue pobre el cine, pasaje de Ida, Regina Express, Nueva Yol con Luisito Martí y Perico ripiao, cuentan las mejores historias del cine dominicano. Creo que la pobreza de nuestro cine quizás no radica en la calidad de nuestros actores, actrices y directores, ni siquiera en la profesionalidad de muchos de nuestros cineastas, ni tampoco en los equipos de apoyo del personal técnico. Más bien es lo relacionado a la lectura y escarceos de historias locales para construirguiones desde el imaginario de la gente, y el talento del guionista en convertirlo en historias atractivas, intrigantes, curiosas o dramáticas, son los retos de nuestra cinematografía.

La apuesta del cine dominicano está en la puesta en escena de temas humanos, sociales, personales, humanísticos, de dolor, humorísticos, satíricos y románticos

Historias tenemos demás en nuestro país. La inventiva popular es rica en contar historias, inventar historias y modificar historias. Estas historias no son solo misterios y terror que animan el morbo, también las hay curiosas, folklóricas, jocosas, extrañas, llamativas, de valor humano, de humor y proeza individual y de mucha tristeza y desconsuelo; todas propias para llevarlas al cine y contar con jugosa ficción, un melodrama, una aventura, unahistoria de acción, romántica o de valor humano de mucha significación.

El cinetambién nos deja un recuerdo, una enseñanza, una lección de vida o una admiración o información aún dentro del lenguaje cinematográfico que goza de la libertad de improvisar, agregar, distorsionar, sobre dimensionar un hecho de la realidad para darle el picante que a veces la realidad necesita para convertirse en ficción -que l realidad no lo es-, y es ese ingrediente que el cine le aporta a las historias contadas para que nos alimente el ego y el morbo.

La debilidad y el reto es para guionistas, llevar la historia y traducirla en lenguaje cinematográfico, esto es cuestión del director de la película, la producción junto a la dirección, y ellos son responsables de buscar los actores, actrices y otros participantes como los extras, según la secuencia que debe presentarse, seleccionando aquellos que mejor puedan encarnar los personajes y el papel para el cual se escogen.

Un país tan creativo en la palabra, historias, temas  cotidianos, en un país en que el verbo se hace gente para traducir una inventiva y un imaginario cargado de curiosidades y extrañas historias que bien contadas o manejadas como tema de cine, no solo da materia para buenas películas, sino que el arsenalimaginativo de nuestra sociedad, es el principal reservorio para construir un buen cine sin necesidad de la atiborrada reiteración del cine humorístico, que parece ser el de mayor demanda entre los cineastas nuestros.

Sin embargo, los cineastas dominicanos deben caminar campos, senderos y ciudades recogiendo historias, conociendo formas culturales y expresiones de la vida cotidiana, personajes pintorescos e historias contadas que no siempre aparecen escritas y alimentar su carpeta de temas para guiones e historias de granpotencial temático y atractivas a los públicos.

Esto no niega la libertad individual creativa del guionista o del cineasta, pues sabemos que hay historias con dimensiónuniversal, aunque fuere local la motivación. También la inventiva propia del director cinematográfico o lo que su ingenio le genere comoinspiración, es válido, pero el cine es más que espacio de divertimento, la cinematografía es un lenguaje visual, sonoro y de imágenes que va más allá de lo contemplativo y divertido, es también la generación reflexiva y la sensibilización humana, todo lo cual produce la catarsis esperada.

La apuesta del cine dominicano está en la puesta en escena de temas humanos, sociales, personales, humanísticos, de dolor, humorísticos, satíricos y románticos, pero que sirvan para despertar en el cinéfilo, gradualidad de meditaciones capaces dellevar mensajes y temas humanos y de sociedad que nos permitan corregir conductas o denunciar hechos para llevar lecciones de vida, reflexiones, informaciones y distracción sana que es su otra función como Séptimo Arte. Es tan solo un comentario al margen sugerido como tarea del cine dominicano, desde el palco del usuario del cine, viendo al cine, como lectura de la realidad o novela visual. Perdonen el atrevimiento.