En dirección de largometraje sobresalen Martha Checo, Leticia Tonos y Laura Amelia Guzmán; en mediometraje (mayormente documental) Martha Checo, Cornelia Margarita, Alicia Ortega, Martha Ellen Davis, Mercedes Ramírez, Henriette Wiese y Virginia Binet, y en cortometraje distingo a Mónica Sepúlveda, Leydy Gonzalez y Gisely Montilla, sin desmeritar una larguísima lista de mujeres talentosas.
Lo que me llama la atención es que estas mujeres citadas han agregado sus propias visiones y temáticas al conjunto de obras nacionales con lo que le estampan diversidad abundante al quehacer cinematográfico criollo. Su aparición como rectoras detrás de la cámara, incluso como guionistas, coincide con el destaque y aumento de la mujer en otras áreas profesionales y políticas.
Ellas –percibo– son el elemento fundamental en el avance social y cultural del país. Con ello se creó una nueva visión y participación que contribuye a una mayor apertura de puestos de trabajo, igualdad salarial, aceptación en roles diseñados para hombres, y eleva la democracia y la lucha por las libertades a un nivel mucho más fecundo.
Lo que queda como resabios de marginalidad social, cultural, económica y política le cae a todos y todas por igual, como son los círculos de poder machista e intolerante, sectores eclesiásticos también. En ese caso es la sociedad toda la marginalizada de las decisiones democráticas y necesarias a su bien.
Más allá de cualquier consideración de diferencias del hombre y la mujer, es innegable –ya lo constatamos– que la mujer aporta siempre su visión diferenciada al cine otrora hecho por hombres que tratan asuntos de la mujer pero ellos con su propia voz en lugar de la voz de ellas. Obviamente, en el cine dominicano se observa un fuerte analfabetismo cultural que manifiesta su irrisoria identidad estética.
Por supuesto, además de la dirección, una cosa es bien sabida: el desempeño de la mujer en áreas de producción, guión, administración, actuación, y otros roles relevantes, son significativamente ventajosos con respecto al desempeño de los hombres. Desentrañar las causas, merece un estudio y/o un debate.