Sabemos que el cine al pasar de los años ha tenido muchos avances tecnológicos los cuales nos han llevado a mejoras en los aspectos técnicos para poder contar nuestras historias. Y aunque sabemos que el cine no ha tenido un avance artístico más significativo que la entrada del sonido, o como se le denomina el Cine Sonoro, en el aspecto de producción el paso a la digitalización del video ha sido desde un aspecto económico un milagro.

El cine por casi 100 años fue hecho en rollo de película de 35mm (el tamaño estándar que usamos por mucho tiempo en las cámaras fotográficas), y otros tamaños como 16mm, 8mm y hasta 72mm. En los aspectos técnicos 1 segundo de tiempo real equivale a 24 fotogramas en rollo de película. Esto equivale a 720 fotogramas cada minuto y esto equivales a 86,400 fotogramas cada hora. Lo que nos pone a pensar en dos cosas muy específicas. #1. ¿Cuántos metros de rollo debían tener para hacer una película? y #2. ¿Qué precio tenía esta necesidad técnica?

Para responder estas preguntas: Cada min de 35 mm tiene 30.5 metros. La película se vende en rollos de 4 min o rollos de 122 metros, cada rollo cuesta un aproximado de $300 dólares estadounidenses. Ahora imagínense esto. Después de que nos tomamos el tiempo de armar un decorado de 3 horas, el director de fotografía monta las luces perfectas, la cámara esta en posición y preparada con sus cuatro min de rollo, lista para acción. Al joven actor famoso se le olvidan las líneas a mitad de la escena o el chico en cámara no se está dando cuenta de que se ve una luz en el plano. Estos problemas (los cuales pasan mucho más de lo que uno quiere) nos acaban de matar 2 min de un rollo de $300 dólares. 

Por estos detalles y muchos más el cine digital ha sido una salvación para las producciones cinematográficas. Ya no se brega con rollos pesados y caros. Pasamos a tarjetas de memoria que se vacían a un disco externo en computadora para volver a usarlas. La integración de video digital de alta definición en cámaras fotográficas dio un paso tan drástico al cine de bajo presupuesto que las compañías fotográficas no pudieron imaginarse la revolución que crearon.

Las compañías como Canon, Nikon, Sony, entre otras; incorporaron el video en alta definición a sus productos fotográficos para que fotógrafos y periodistas en áreas de conflictos bélicos pudieran registrar instantáneamente los acontecimientos en alta definición. Esta calidad fue tan buena que llevó a jóvenes aficionados a la séptima arte a poder desarrollar sus ideas. La salvación para todo cineasta, una cámara con una resolución de video decente a un dieciochoavo del precio de una cámara de cine. 

Pero este abaratamiento de los medios también llevó a un declive en la calidad del producto a presentar. Como las cámaras son tan baratas cualquiera se piensa cineasta sin entender que tras cada película existen meses de producción y creación de una historia llena de mensajes éticos y sociales. Cuando teníamos que pensar que cada 4 min nos costaba 300 dólares y los gastos de la cámara más todo lo que conlleva una producción, se le daba mas respeto al labor. 

El cine al igual que cualquier trabajo tiene un nivel estándar de calidad. Hay un grupo de reglas que se deben cumplir antes de que se excusen en el término “El arte es subjetivo.” Aunque estos trabajos mal hechos no llegan a las grandes pantallas, si se les hace más complicado el trabajo a los jueces en festivales y  disminuyen las oportunidades de que proyectos bien hechos vean la luz del día.

Por eso les digo a los jóvenes cineastas, el cine es un arte pero también un trabajo. Edúquense, pidan ayuda, lean todo lo que puedan y por último no importa lo baratas que estén las cámaras denle al cine el respeto que se merece.