Cuando hablamos de escases de agua, muchos llegamos a pensar en el agotamiento de todas las fuentes del líquido sobre el planeta y algunos amigos han acusado cierta confusión cuando les explico que la cantidad de agua disponible, en sus distintos estados, no varía; que el proceso de circulación y conservación de la misma se conoce como el ciclo hidrológico o ciclo del agua; que estamos usando la misma agua que sirvió de sustento a la vida de los dinosaurios y que los grandes problemas que enfrentamos hoy se deben, principalmente, al uso acelerado y abusivo de las fuentes limitadas del líquido y a la contaminación.
El agua existe sobre la tierra en tres estados: sólido, líquido y gaseoso. La mayor cantidad disponible se encuentra en estado líquido, pero esto es en los grandes océanos y no como agua dulce.
Nuestros problemas de escasez se deben básicamente, a la intervención humana en lo que de otro modo sería un ciclo perfecto
Es un recurso en constante movimiento, se evapora desde las masas acumuladas sobre la tierra e incluso a través del proceso de transpiración de plantas, animales y seres vivos; el agua evaporada se condensa, formando las nubes, cuyas gotas se precipitan a la tierra.
Una vez el agua cae a la superficie terrestre se producen los procesos de infiltración, escorrentía y circulación subterránea, etc.; sin embargo, la cantidad de agua que interviene en este ciclo no ha cambiado nunca.
Nuestros problemas de escasez se deben básicamente, a la intervención humana en lo que de otro modo sería un ciclo perfecto. Factores como la creciente urbanización; el aumento exponencial de la población del planeta; la instalación de sistemas de plomería residenciales e industriales; el incremento de la demanda industrial, incluyendo las industrias energéticas y de tecnología; así como el uso masivo de agua que presupone la instalación de la agroindustria moderna, constituyen serios retos para el ciclo hidrológico.
El otro gran reto lo constituye la contaminación de las fuentes de agua disponibles. En este punto todos tenemos la capacidad de generar un impacto positivo individualmente, aunque a menudo no estamos muy conscientes de ello; sólo es necesario modificar nuestras conductas, evitando constituirnos en contaminantes, a través de la eliminación de desperdicios en las calles; ríos; aguas subterráneas; mares y océanos. De este modo estaríamos haciendo nuestro aporte para una mayor disponibilidad de agua potable para todos.
En el proceso de degradación algunos de los problemas más agudos que enfrentamos son:El agotamiento del oxígeno, debido a los procesos industriales contaminantes; el acrecentamiento de la cantidad de desechos sólidos; la contaminación por hidrocarburos y químicos; los cambios térmicos y en el pH del agua, que modifican la acidez y alcalinidad en las aguas precipitadas.
Debemos tener pendiente que la contaminación y abuso del consumo de agua no sólo afectan la cantidad disponible del líquido para el consumo humano, sino que además producen un impacto negativo en la cadena alimenticia y en la nutrición de los seres vivos, puesto que corrompen los procesos reproductivos y disminuyen la calidad de las especies que sirven de sustento a nuestra alimentación.
En lo sucesivo cuando escuchemos hablar de sequía y escases de agua espero que no pensemos en que textualmente hemos consumido y agotado toda el agua del planeta, siempre que la cantidad de agua que interviene en el ciclo hidrológico nunca ha cambiado; sino que por el contrario, nos encontramos ante un proceso de uso, abuso y contaminación de las aguas disponibles para consumo humano.
Ojala podamos generar conciencia de que la naturaleza sólo busca el equilibrio y que está en nuestras manos colaborar con el mismo, en este caso, a través del uso responsable y respetuoso de un recurso tan esencial como lo es el agua.