Comienzo planteando una cuestión propedeutica: ¿Quién fue Stirner, cuál fue su obra y su importancia?
Su nombre fue Johann Kaspar Schmidt (1806-1856), empero, su nombre histórico es su pseudónimo, Max Stirner. Su obra fue un solo libro: El único y su propiedad. Publicado en 1844, pero aparece fechado en 1845.
El libro es la más rabiosa y corrosiva expresión de radicalismo individualista alcanzado entre los discípulos de la joven izquierda hegeliana. Su doctrina constituye la forma más rigurosa y extrema de anarquismo, y es la afirmación más coherente de un egoísmo imposible de trascender en alguna forma de vida colectiva. Stirner destruye todo intento de sostener la vida del individuo concreto sobre algo trascendente; rechaza, incluso, que se pueda llegar a describir el sentido de la individualidad. El único es total y plenamente indecible; se despliega como experiencia situada más allá de la posibilidad significativa de todo lenguaje; es más rico en matices y consistencia de lo que pudiera representarse mediante algún concepto.
Desmonta toda posibilidad de referirse a un sistema filosófico. El lema del libro –que afirma su derecho supremo a la autodeterminación– es: He sustentado mi causa sobre nada. Obsérvese bien: no sobre la nada, que es en fin de cuenta un concepto, sino sobre esa nada concreta que es el perecedero individuo, el yo individualizado.
Stirner crea una forma extrema de nihilismo: no hay algún fundamento fuera de la existencia individual, transitoria, perecedera. Yo no soy nada en el sentido de lo vacío, sino una nada creadora, la nada de la cual yo mismo, en cuanto creador, engendro todo.
La obra afirma un categórico rechazo a asumir cualquier meta, misión o ideal que permita identificar o actuar al Único desde algo diferente de su propio ser, del despliegue del evento del propio acontecer: Lo que vale para mí: ningún concepto me expresa, nada que pueda ser indicado me abarca, son sólo nombres (…) Propietario de mi poder soy yo mismo, y lo soy desde el momento en que sé de ser único.
La historia ha cumplido el anhelo de Stirner de ser único e indecible. Después de publicar la obra –y haber respondido a algunas objeciones-– su huella humana desaparece. Muere en 1856.
Su iconografía se reduce a un boceto de perfil, dibujado –cuarenta años después de su muerte– por uno de sus adversarios, Friedrich Engels, uno de los padres del marxismo.
La influencia de su pensamiento en los dos últimos siglos ha sido profunda, pero subterránea. Grandes pensadores delatan su influencia, pero no la admiten. Entre estos sobresalen: Karl Marx y Friedrich Engels. En Rusia: Belinski, Mijaíl Bakunin, Alexander Herzen, Fedor Dostoievski, y Friedrich Nietzsche, todos lo leyeron pero no lo citan. En el siglo XX, André Gide, Knut Hamsun, Jean-Paul Sartre, Emile Cioran y Martín Heidegger, hablan de él, pero lo rechazan.
Nietzsche en el Zaratustra hace una afirmación contundente respecto a la relevancia de las ideas: Las palabras más silenciosas son las que traen la tempestad. Ese fue el destino del libro de Stirner. La obra en apariencia no tuvo eficacia histórica y su recepción estuvo, desde el inicio, marcada por el escándalo.
La primera edición se vendió rápidamente porque prohibida; empero, la segunda se vendió poco, pues a diferencia de la primera la censura permitió que circulase. ¡Lúcidos censores! –¡caso histórico insólito!–. Determinaron que la obra era difícil de leer, que estaba escrita en un lenguaje abstruso que pocos entenderían. Además, consideraron que el texto podía leerse en clave irónica, como la autorrefutación de su contenido.
Ludwig Feuerbach, el más conocido de los jóvenes hegelianos de izquierda, refutado en la obra, exaltó en cartas privadas la inteligencia y genialidad del libro, pero no hizo pública su valoración.
El caso de Marx y Engels es diferente. Al publicarse la obra, Engels en carta a Marx elogia el texto. Marx responde con una reprimenda. Posteriormente articularon sus críticas y se transformaron, públicamente, en sus principales detractores –¡signo de que atribuían gran importancia al fundamento teórico sobre el cual se basa la obra!–. Escribieron, después, una refutación línea por línea del libro, en La ideología alemana, que permaneció inédita hasta la segunda mitad del siglo XX. Marx y Engels elaboran, en polémica con Stirner, los elementos básicos de su concepción de la historia como lucha de clases.
Oscura es la posición de Nietzsche frente al anarquista. Este conoce la obra de Stirner por lo que dice Friedrich Albert Lange (1828-1875) en su libro Historia general del materialismo, obra de un kantiano menor que ejerció gran influencia sobre Nietzsche estudiante, en 1865. Lange trata de Stirner de modo conciso, pero con términos escogidos y afirma que la obra no tiene ningúna relación con el materialismo.
Sin embargo, en su ejemlar libro, Schopenhauer como educador, escrito en 1874, se puede leer: En el fondo, todo hombre sabe con certeza que sólo se halla en el mundo una vez, como un unicum, y que ningún otro azar, por insólito que sea, podrá combinar por segunda vez una multiplicidad tan diversa y obtener con ella la misma unidad que él es; lo sabe, pero lo oculta como si le remordiera la conciencia. ¿Por qué? Por temor al prójimo, que exige la convención y en ella se oculta. Pero, ¿qué obliga al único a temer al vecino, a pensar y actuar como lo hace el rebaño y a no sentirse dichoso consigo mismo? ¿Será esta una referencia al Único de Stirner?
Eduard von Hartmann (1842-1906), trata de Stirner en su primera obra, La filosofia del inconsciente (1869). Este libro y el de Lange, son importantes respecto a Nietzsche, por el hecho de que este estudió a fondo ambas obras. Empero, Nietzsche, a pesar de conocer al autor siempre calla sobre Stirner y nunca lo cita. Este silencio lo utiliza von Hartmann, más adelante, en una polémica con Nietzsche.
Los sostenedores de Nietzsche se sintieron sumamente irritados cuando von Harmann, rompiendo un silencio precario acusó a Nietzsche de haber plagiado a Stirner en un punto esencial, la presentación de la nueva moral elaborada en Más allá del bien y del mal.
Harmann escribe un artículo –que provocó gran escándalo, pero que no aporta en fin de cuentas absolutamente nada nuevo–. Allí sostiene que esa obra había sido elaborada basada en la obra de Stirner. Afirma von Harmann que Stirner la había elaborada y presentada de manera magistral, con gran nitidez y con gran franqueza, que no deja nada relativo a ese tema sin tratar.
Por otro lado, tenemos el testimonio del íntimo amigo de Nietzsche, el teólogo Franz Overbeck, quien recuerda que este, en 1874, tenía un alumno, Adolf Baumgartner que lee a Stirner por recomendación de aquel.
Overbeck ha dado una respuesta diplomática sobre la cuestión de la posible influencia de Stirner en Nietzsche. Admite la lectura del anarquista realizada por Nietzsche, pero no trae alguna conclusión sobre el tema del silencio de Nietzsche sobre el autor del Único, y su posición fue aceptada históricamente como la versión definitiva del asunto.
Sin embargo, Ida, su esposa, recordaba en el año 1899, una conversación que había sostenido con el filósofo en 1879, en la cual él le habría confesado que sentía cierta afinidad de espíritu con Stirner: Su rostro asumió cierta solemnidad, e hizo un leve movimiento con la mano, y susurró: Bien, al fin se lo he dicho, empero, no debo hablar de ello. ¡Olvídelo! Se hablaría de plagio -no Ud, eso lo sé.
Rusia fue donde Stirner encontró el terreno más fértil. Los personaje más opuestos desde los años cuarenta reaccionaron ante la obra de Stirner, algunos fueron citados más arriba. Herzen retoma con apasionada elocuencia su tematica, en su libro, Desde la otra orilla, (1858). Si se toma en cuenta que en los años sesentas el nihilismo comenzaba a copar los jóvenes intelectuales rusos, se comprende la influencia de Stirner en ese país.
Muestra de esta influencia la encontramos al leer a Dostoievski, por ejemplo, Las memorias del subsuelo, donde la voz narrante se identifica como asesor de colegio, como fue Stirner antes de escribir su obra. Además, en el destino de Raskolnikov, en las absurdas teoría de Kirillov, Stavrogin e Iván Karamasov, percibimos personajes trastornados por el demonio stirniano.
Concluyo al señalar que hay testimonios de que Nietzsche conoció de Stirner y su obra desde 1865, cuando era estudiante. Mas, es imposible certificar que utilizó ese texto para plagiar sus ideas más conflictivas. Considero básica y prudente para formarnos una opinión definitiva asumir al respecto el testimonio del matrimonio Overbeck.
Nota bibliográfica: Luis O. Brea Franco, La modernidad como problema, pp. 41- 45, 1. Max Stirner; 2. Lo más silente, Santo Domingo, 2007. Bernd A. Laska, La crisi iniziale de Nietzsche. Un chiarimento della questione “Nietzsche e Stirner”, en: Germanic Notes and Reviews, Vol. 33, No. 2, fall / Herbst 2002, pp. 109-133, cuenta con una excelente bibliografía esencial. Max Stirner, L´unico e la sua propietá, Adelphi eBook. Introducción de Roberto Calasso: Accompagnamento alla lettura di Stirner, pp. 426-470. Nietzsche: Schopenhauer como educador, tercera consideración intempestiva, traducción de Luis Moreno Claros, Publicada en Madrid, en septiembre de 1999 por Valdemar. Michel Onfray: Schopenhauer, Thoreau, Stirner, Le radicalità esistenziali, Ed. Ponte alle Grazie, 2009, (2013), Controstoria della filosofía VI, Milano. John H. Mackay: Max Stirner. La sua vita e la sua opera, a cura di Enrico Ferri, Rubberttino, 2018, Milano. Rudiger Safranski: Nietzsche, biografía de su pensamiento, Cap. 6, pp. 113-139. 1°. Edición en Fábula, febrero, 2002, Barcelona, 2002. Fideus: Stirner, biografía con bibliografía actualizada hasta el 2008.