"La situación colonial paraliza, casi totalmente, la cultura nacional. No hay, no podría haber cultura nacional, vida cultural nacional, inventos culturales o transformaciones culturales nacionales en el marco de una dominación colonial" (Frantz Fanon)
Un mar ardiente por las costas de Bahamas y un diálogo desigual entre el que llega y el que está, un indio Lucayo desprevenido viviendo en su arcadia, sin idea posible que es, el siglo XVI y que esa carabela, tenía un almirante, Don Cristóbal Colón (tocad madera), porque el resto es historia, etnias, mares, piratas, belleza femenina indígena, rituales y humos nacidos de las llamaradas de las noches. Lenguas, ríos largos como serpientes húmedas, la madre vegetación entre cantos salvajes de pájaros libres robando silencio y cantos de arboledas hirsutas y tupidas.
Mitos caribes desde la amerindia
Nacía el Caribe, el nombre de una región cuya toponimia honra a una etnia Amerindia, a quienes aún encontraremos cerca del río Maroní, por allá desde, donde San Lorenzo de Maroní (Saint-Laurent-du-Maroni, porque es posesión francesa en la Guayana de la misma denominación), en las noches anchas del río, se ven las luces tímidas de la ciudad de Albinia, de Surinam. Vasto el Caribe, muy vasta su epopeya.
Es muy probable que el valor de la zona que habitamos, nos quede grande para aprehenderla en la inmensa amplitud de sus significados.
Colonialismo, metrópolis y ONU
Desde el siglo XVI en adelante, las metrópolis europeas incorporaron la extensión de sus conflictos hacia estos mares, dándole una dimensión de importancia estratégica, política e histórica, todavía de gran trascendencia: Inglaterra, Portugal, Holanda, España y Francia, extendieron dominios y lenguas, a sangre y fuego declararon posesiones a las que hoy Holanda, Francia e Inglaterra, siguen aferradas entre la nostalgia de la grandeza colonial imperial y la necesidad de un espacio marítimo político muy discutible, atendiendo siempre a los viejos programas de descolonización de la ONU, según la histórica declaración de la ONU del 14 de Diciembre de 1960:
Una declaración de la ONU contra el colonialismo
"Reconociendo que los pueblos del mundo desean ardientemente el fin del colonialismo en todas sus manifestaciones”.
"Convencida de que la continuación del colonialismo impide el desarrollo de la cooperación económica internacional, entorpece el desarrollo social, cultural y económico de los pueblos dependientes y milita en contra del ideal de paz universal de las Naciones Unidas.
"Afirmando que los pueblos pueden, para sus propios fines, disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales sin perjuicio de las obligaciones resultantes de la cooperación económica internacional, basada en el principio del provecho mutuo, y del derecho internacional.
"Creyendo que el proceso de liberación es irresistible e irreversible y que, a fin de evitar crisis graves, es preciso poner fin al colonialismo y a todas las prácticas de segregación y discriminación que lo acompañan.
"Celebrando que en los últimos años muchos territorios dependientes hayan alcanzado la libertad y la independencia, y reconociendo las tendencias cada vez más poderosas hacia la libertad que se manifiestan en los territorios que no han obtenido aun la independencia.
"Convencida de que todos los pueblos tienen un derecho inalienable a la libertad absoluta, al ejercicio de su soberanía y a la integridad de su territorio nacional.
"Proclama solemnemente la necesidad de poner fin rápida e incondicionalmente al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones"[1]
Cultura y herencia colonial
Pero muchos siglos antes de esta declaración, en la simetría de su conformación, más de 7 guerras continentales nacidas en territorios europeos, habían implantado las simientes del futuro Caribe, incluyendo finalmente la Guerra Hispano-estadunidense, cuyo zarpazo armado supuso para los Estados Unidos, imperio emergente y decidido, a arrebatar a la vieja España imperial, los territorios de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898.
El orgullo hispánico quedaría diseminado como una ideología nóstalgica fragmentada en cuyo asiento dominicano, nacería la negación de lo afro como pilar fundacional de la República Dominicana y en la misma tesitura, un enaltecimiento ciego al tainismo, para negar lo que está a ojos vista : que en este país
hay una línea, por en encima de su mestizaje blandido , de africanidad en sus expresiones culturales.
Pero es una aberración también, vainas que surgen en el tiempo , pretender que la afrodescendencia es la meta única de una pertenencia a un país, donde las luchas sociales han logrado rescatar, por encima de la etnicidad, el rol de ciudadanía, que a mi juicio complementa de modo legal y jurídico toda ascendencia étnica, negra, blanca o mulata: esa es la nación.
Qué esas luchas sociales guiadas por las clases políticas no hayan logrado un mínimo de equidad social y económica, ese es otro debate al que debemos estar avocados…
La lengua : corazón sonoro de la pertenencia gentilicia
La construcción del imaginario tanto para el Caribe español, como para el Caribe inglés y francés, no olvidar el holandés, supuso la adopción de una lengua que entonces hiciera de la transfrontera marítima un espacio cultural, pese a guerras e independencias luchadas o conseguidas bajo firmas y negociaciones (algunos caso del Caribe Inglés), con lo cual la operatividad de la memoria territorial, nunca podría ser la misma: no importaría el eje común de una africanidad legada por los colonizadores y asumida según historias o falsos prejuicios de pertenencia originaría, los que en este país quieran privar de sangre azul, pierden tiempo, porque muchos otros estamos orgullosos de ser negros hoy, con la libertad de hablar español, si nos da la gana, es un modo de hablar de libertad individual: porque hablar otros idiomas con agrado y gusto, es un gran viaje cultural fabuloso, pero el español inició ese viaje como puente originario en nuestro caso.[2]
Y como en este país hay muchas confusiones, sinceras y aviesas algunas, preciso lo siguiente : que un negro hable español no es más que un símbolo en la historia del Caribe español y de una colonización española con su trata negrera de siglos: esa es la explicación. Lo cual no quiere decir, que esa persona en esas condiciones adore el hispanismo como ideología fundacional insular. El Hispanismo rancio, no es más que la añoranza antigua de un imperio español que como todos los imperios en su momento, dejó sus huellas por el mundo. Ese Hispanismo hoy tendrá que renovarse a partir de otras realidades, si tiene defensores lúcidos tendrán que despojarle del racismo sangre azul, para que lo que pueda quedar de herencia cultural post colonial en la República Dominicana de hoy, tenga otros derroteros de pensamientos integradores, de lo contrario morirá, no tendrá cabida lógica en la construcción de una nueva visión, que es inevitable.
En otras palabras, marcados y unidos en la piel horadada por huellas de sufrimientos, aunque por látigos metropolitanos de nacionalidades diferentes, los destinos de las interpretaciones entre nosotros mismos, hicieron nacer varias Babeles en la mar y de ello ha derivado un principio cultural, con el que solo se podría entender hoy el Caribe, en su holgura y mezcla, a partir de lo ecuménico, de la unidad en la diversidad, de lo contrario una horda de sectarismo geográficos u ortodoxias étnicas y culturales, sembrarán los puentes retorcidos que nunca conducirán a unidad alguna, jamás.
¿Qué marcos humanos podrían incentivar esa ecumenidad?
La solidaridad bien entendida, no manipulada. La visión del prójimo y como símbolo tu vecino geográfico más próximo, mostrado con fuerza humana por el Pueblo Dominicano el 10 de Enero del año 2010, abusado y degenerado por los políticos de turno.
El valor de la solidaridad es un gesto sincero, pero es de emergencia y atendible, porque este país si se cuantifica, que no debe ser el caso, ha dado lo que no tiene para sí, repito, lo que no tiene para sí: luego de que la clase política, su utopía de 54 años , se la jodiera, no hay otra palabra, lo siento, no hay malas palabras, solo lenguaje y circunstancias…
Cuando el pensador de Barbados, George Lamming dice: "Nosotros antillanos, marcharemos por el camino de la automutilación, si no nos reconocemos pronto y asumimos nuestras tareas como hombres y mujeres de un solo país".
La vieja tarea de la unidad antillana, tan querida de los pensadores de las islas inglesas (Dr Eric William de Trinidad y Tobago, entre los brillantes), merodea las ilusiones de José Martí, Eugenio María de Hostos, nuestros pensadores de este lado, entre otros.
Pero para que el grito de Lamming, tenga mejor eco en este inmenso, coloreado y grandioso Caribe, solo se podrá construir su armoniosa resonancia, a partir del respeto de cada imaginario, formado en las fraguas de la visión de libertad de estas repúblicas insulares: la utopía caribeña se inicia, con el respeto a la lengua y las prácticas culturales que los pueblos generan y el pueblo Dominicano, hace siglos, en larga marcha de historia, generó formas, mitos, raigambres y actitudes culturales que lo sustentan, en este sentido : sus defectos, que los tiene, deben estar sujeto a debate, pero a partir de lo que hoy este país tiene construido (CFE)
1- Esta resolución de la ONU, recuerda las gestiones del siempre recordado diplomático sueco, secretario general de la ONU a la sazón, Dag Hammarskjöld, a quien se le atribuye un compromiso extra por descolonización en el África francófona.
2- Los debates sobre tema Dominico-Haitiano, pretende sacar a la República Dominicana, hasta de su propio contexto geográfico, imbecilidad intelectual inaudita. De igual modo es otra imbecilidad, rebatir convicciones con fruslerías de "cariño o no cariño, conocimiento personal o no conocimiento personal ".
El debate de las ideas y el pensamiento, es lo que es : exposición clara de posiciones, de convicciones.
Nadie puede obligar a nadie a creer lo que no quiere creer ( "por más que lo quiera", si fuera el caso ).
Nadie expresa ideas para "ser amado", la gente expresa ideas, coincidentes con los demás o no, para exponer puntos de vistas, el resto es perder tiempo.
Y ante los convicciones personales, pueden existir argumentaciones, si quienes las sustentan desean hacerlo.
Claro siempre hay el riesgo de la falsa lectura, en 50 años escribiendo en los medios he visto de todo y sé bien dejar correr la estrechez mental en sus húmedas cavernas : lo hice, lo hago y lo haré. (CFE)…
3-Próximo artículo: “INMIGRANTES DE LAS ISLAS BRITANICAS DEL CARIBE EN REPUBLICA DOMINICANA, NACION Y ACULTURIZACION” (1914 -1945).