Porque… “Solo un necio, espera que las autoridades le brinden las verdaderas noticias”.

“El descontento es el primer paso para el progreso de un hombre o una nación”. (Oscar Wilde)

Muy por encima del engaño y las pretensiones monárquicas, aristocráticas, populares y con sabor a circo de pueblo pobre, emerge de las mismas entrañas, llenas de parásitos y desechos humanos, el caos, el temible caos de locuras, abusos, atropellos, asaltos y muertes como una horrible y única verdad, como única realidad aplastante.

He aquí pues, el momento en que estamos viviendo. Aunque muchos se enorgullezcan en desmentirlo. Ya no hay nadie seguro, sin importar posición ni rango social, el terror toca y penetra por todas las puertas, aún en las que se creían blindadas y hasta aquellos prepotentes cuyos egos inflados no le permitían ver la triste realidad, ni cuando la barba del vecino estaba cogiendo candela. Ya, simplemente, no bastan las escoltas.

Estamos viviendo una ilusión, un sueño que no era nuestro. Todo esto, en medio de una amalgama de situaciones que eran presentadas con muy buenos argumentos mediáticos y artificiosos, jugando con medias verdades y medias mentiras, para encubrir la inseguridad que poco a poco nos estaba cubriendo.

Era como si fuese una transición pero que a todas luces, hoy nos da de frente la realidad radicalmente contraria a lo que nos vendían, en medio de una simultaneidad de falsías para encubrir el fin primario y único de tener y mantener la posesión exclusiva del poder.

Deberíamos de cuestionarnos cuál será la sinergia a emplear para que nos libere de esta abulia institucional, moral y ética, ¿cuál? Nadie nos protege de las avalanchas de mentiras y creaciones de héroes y líderes, tantos políticos como militares, que plumas, quizás embotadas las mentes de alcohol barato, triculí o sabrá Dios de qué cosa, pretenden hacer, al echarse la paloma, de una marioneta, por demás testaferro y sin carácter, dizque todo un líder militar, que cuanto más puede llegar es, a un “salami”, hecho en algún lugar clandestino, con todas las limitaciones de calidad, que esto acarrea. Una persona que no puede mandar y mucho menos comandar, ya que esto último lo ejerce el factótum que está detrás del principal.

Hasta dónde llegará el descaro de ofender o tratar de ofender a tantos ex-militares que ejercieron las mismas funciones, diciendo que este testaferro del mando, es el mejor ministro en los últimos tiempos. Es posible que quizás se refiera al desastre institucional de los últimos años para salir con esta desvergüenza. Decir que por primera vez en todo este largo “trayecto institucional” las FF.AA. hayan estado tan monolíticamente unidas, confiadas y sin sobresaltos, quizás sea debido a que este señor no es militar y se haya querido referir al desacreditado Cuerpo de Ayudantes Militares. Si es así, en eso, tiene razón.

Y todo esto que hoy estamos cosechando, no es más, que el hecho irrefutable de que si las leyes no se respetan, no pueden existir instituciones fuertes que resguarden el derecho de todos y hagan que cada quien cumpla con sus obligaciones.

Ahora pretenden presentar nuevas leyes, como si el problema fuese la falta de ellas y no es así. El proyecto de una nueva ley Orgánica de las FF.AA. que ha sido preparado, manipulado e incentivado por las mismas lacras que han permitido y permitirán que la antigua ley permanezca y muera siendo virgen. Reiteramos, si no se respetan las leyes, todo se convierte en un sainete, que más ridículo y grotesco no puede ser, adquiriendo mayor fortaleza lo dicho por “el hombre aquel”, de que la Constitución no es más, que un pedazo de papel.

Cuando el caos azota, una pequeña revolución moral, caería muy bien, y más, si son tan difíciles los caminos que deberán recorrer los muy pocos discípulos que resguardan su dignidad, para poder rescatar el honor del gran Maestro, mancillado por un grupo de dinosaurios que han utilizado su nombre como un ariete para abrir las arcas del estado; ¡Servirse del estado, para fortalecer el Comité! Esa parece ser la consigna.

Por último, y para concluir, roguemos, como pueblo, para que la legislación oral destinada a crear el más alto monumento del país, dedicado al Dios de todos los dioses que mora en la mente y el accionar dominicano, no pueda llevarse a cabo, me refiero a: ¡El gran monumento al Olvido! ¡Sí, señor!

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