Porque… “La Humanidad es una pocilga, donde se reúnen los embusteros y los hipócritas”

Cuando el género humano es  herido por una grave locura colectiva, por el hecho de ser común y universal, no es advertida ni recibida como locura. G. Papinni.-

Nos ha tocado vivir el tiempo de la globalización de la inseguridad física, moral y ética. Quizás esto haya sido producto de la inestabilidad extrema en la inmensa mayoría de las acciones atinentes a las relaciones morales que realizan los hombres, a la mala política y esa perversa promesa de desarrollo y mejor nivel de vida que prometen a diestra y siniestra pero, que solo llega a los políticos corruptos y sus corifeos.

Nos distraen en solemnidades huecas y en dirigentes cuyas actuaciones y frutos apenan rebasan su furtivo paso por los comederos del estado. Lo grave es pensar que supuestamente todo iba a cambiar, pero esa ilusión se difumina según transcurre el tiempo halada por las férreas cadenas de compromisos indefinidos y bien guardados. Desgraciadamente pasan los días y nos damos cuenta de que la historia es la misma, donde las cosas cambian sin aparente fin pero, otra vez vuelven aquellas cosas que se creían que habían cambiado, que habían llegado a su fin.

Estamos viviendo en medio de la incertidumbre, en la cual dependemos de la globalización, de esa rapidez del cambio y la multiplicidad y complejidades de las amenazas. Mientras tanto, los llamados a enfrentar el problema, por haber sido “elegidos” o nombrados para eso, se blindan de manera tal que más bien parece algo irreal y producto de un mal sueño, todo para evitar enfrentar sus obligaciones. Y,muy por el contrario, se llenan de iniquidades y acciones indelicadas y en base a su “blindaje e impunidad” que consideran por siempre,se pierden en lo claro y se comportan como los jóvenes que siempre andan acompañados por la juventud, haciéndoles creer que siempre estará con ellos e incitándolo con su vigor, con su fortaleza a realizar diabluras que luego tendrán sus temibles consecuencias y cuando menos lo esperan, la que consideraban su eterna acompañante, los abandona para nunca más volver. Esa impunidad y ese blindaje eso y solo eso es lo que los hace ser tan insensibles, desconsiderados, abusivos y prepotentes, por eso el comportamiento de la mayoría de nuestros “representantes”.

Pero el gran problema de ese accionar es como arrastran las instituciones del estado por ese mismo despeñadero inmoral e ineficiente. Ya en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, el mayor activo no lo constituyen los profesionales de esos organismos, no señor, son los guardaespaldas y espalderos de funcionarios políticos, esos son los que mandan y comandan. Son los abre puertas los que ascienden y no pensionan, son los que ocupan los mejores puestos de mando. Y, como muestra de esto, fíjense nomas la última puesta en retiro, donde ninguno fue tocado, aunque con el ascenso fue todo lo contrario. Fíjense quienes mandan y pregunten de quien era o es guardaespaldas o valet parking.

Y, eso no es lo peor. Porque todo esto comenzó con un tumor que al inicio no parecía canceroso pero, así se inició, por un pequeño tarado espaldero que con los años hizo metástasis en esos organismos, donde se ha llegado a las puertas de la muerte institucional, donde el mando ya no se ejerce desde los cuarteles sino, desde cualquier cuartucho en el Palacio e inclusive, desde fuera del mismo por quienes fueron relevados y continúan con su ejercicio malévolo y sus conocidos peajes. Si, los mismos que se reunieron hace unas semanas en un “distinguido” almuerzo, encabezado por quien se ha inventado todas las inexistentes ultimas tramas, que hasta han asustado a Mandatarios. Hay se juntaron macos, cacatúas y lacras, un empresario que cayó de buena fe y solo falto el “periodista difamador” para hacer la crónica de la asistencia de su defendido, crónica esta que de ninguna manera podría publicar.

Ahora, en este devenir increíble y azarosamente real, el cáncer maldito se ha expandido por nuestras instituciones, donde los blindados inmorales, esos mismos que solo con su presencia denigran a los profesionales militares y policiales y que al parecer la nueva ley dijo “Ni pa’ llavoa mira”, son los que han formado la llamada “Elite de la Maldad” o el “Reino de los espalderos”. Así nomas. ¡Si señor!

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