Con la salida de Ernesto Selman de las filas del Partido de la Liberación Dominicana se inicia una etapa de ¨advertencia¨ a los líderes tradicionales. La forma de cómo se está administrando la política social en los partidos y en la sociedad ha provocado una ola de cuestionamientos de parte de los electores, en este caso, del PLD. Los partidos políticos son plataformas sociales que usan los políticos para construir un estado de bienestar colectivo. Un partido político nunca puede olvidar los motivos que le dio origen a dicha organización: La visión, la misión, sus propósitos y valores, aun cuando aflore algunas circunstancias adversas, voces disidentes u otros inconvenientes propios del fragor de la lucha de grupos, la ideología (visión y misión) debe ser siempre la causa común que une a los miembros entre sí.
Entonces, ¿cuál fue el impulso que llevó al economista a abandonar su espacio dentro de esa parcela política, precisamente, en tiempos de campaña electoral? A lo mejor la pugna descarnada de dos grandes grupos: el danilismo vs el leonelismo, quienes estarían arrastrando (sin darse cuenta) los principios y valores del partido y la misma autoridad del Comité Político a un segundo y tercer nivel soterrado.
La renuncia del Ernesto Selma es un asunto que llama seriamente a la reflexión; por lo que no debemos de hacer una lectura rápida, si no entre líneas. Es más, cuando se trata de que por en medio está una militancia de más de 40 años, reforzada a su vez de una conducta intachable con nobles principios que proteger, una salida así hay que estudiarla minuciosamente.
En el panorama general la verdad es que las sociedades en el mundo están cambiando. ¡Estamos en el periodo del revisionismo! Por ejemplo: en España, Francia, México, Brasil… los partidos, agrupaciones y movimientos políticos están revisándose, renovándose y cambiando sus estructuras y mecanismos internos a los fines de presentarse con las mejores condiciones y competencias posibles para servirle a una sociedad que sabe lo que quiere, lo que busca y lo que espera, (ahí tenemos el caso reciente de Puerto Rico: un pequeño grupo de manifestantes finalmente provocaron la caída a una de las dinastías más poderosa de la isla encarnada en el telegénico gobernador Ricky Rosselló, en menos de 20 días de protestas y gritos: ¡que renuncie ya!), por eso el PLD no está exento a dicho proceso evaluación.
Finalmente el camarada Selman tomó un ¨turno al bate¨ solamente limitándose a decir, -dijo lo que todo el mundo hace tiempo que sabe sobre la situación interna del partido,-: el PLD “ya no es el partido desde el cual se podría consolidar la obra de Juan Pablo Duarte, con instituciones fuertes, la ética y la transparencia, como enseñó Juan Bosch” (y yo le agrego a sus motivaciones lo siguiente: El PLD ya no es el partido donde podemos caminar junto a Marcha Verde en contra de la impunidad y la corrupción; no podemos caminar acompañando al pueblo por una nueva conquista ahora por el 6% para la educación; no podemos caminar deprisa y urgentemente a favor del 5% para la salud, y; finalmente, no podemos caminar en bloques simultáneos de grandes multitudes por todas partes y rincones de la nación dominicana sin importar bandería política para volver a la consigna del apóstol profesor Juan Bosch: ¨Servir al partido para servir al pueblo¨).
En efecto camarada Selman, ¡espérame a mí también!