“Cuando un grupo de personas hace estimaciones sobre una cantidad, la respuesta media tiende a ser bastante precisa”. –Francis Galton

La recta final de un proceso electoral sui generis, la pandemia global, los influjos externos del libreto que aspira a la descomposición y desaparición del sistema político-partidario, con la idea equivocada de llevar a la política la antipolítica. El distanciamiento social decretado para sacar provecho a las carencias heredadas de las políticas públicas equivocadas y el terror como último mecanismo de constricción de la voluntad popular, son factores a tomar en cuenta en es tiempos de múltiples dificultades.

Las clases, en su conjunto, apelan con un sentido agudo, no obstante todo lo anterior, a la formulación colectiva de un régimen político que procure, antes que nada, el desarrollo socioeconómico de un sistema estatal deteriorado y aletargado. Ese abobamiento, que muchos  dominicanos padecieron, producido a través de los dardos soporíferos lanzados inmisericordemente por los arquitectos mediáticos de una sociedad envilecida, insuficientes para calmar la ira acumulada, no podrá detener el rumbo que ha tomado este contexto social de características históricas, la política criolla.

Hemos sido parte del diseño  de una realidad fabricada con la utilización  de estímulos moldeadores de conductas, esquematizados en función del condicionamiento de masas con informaciones quiméricas. El interés de esa estrategia, que fue, y sigue siendo descomunal, lo promueve un amor enfermizo a los recursos públicos, pero las dificultades nos abrieron los ojos porqué "Sólo durante los tiempos difíciles es donde las personas llegan a entender lo difícil que es ser dueño de sus sentimientos y pensamientos". -Antón Chéjov-

Hoy, el país político, no pretende repetir el error, y, tiene aspiraciones distintas a las de ayer, busca con sobriedad, ver enderezados los entuertos a partir de un gobierno que nos plantea la recuperación nacional, derribar los caminos que nos convirtieron en una sociedad del miedo, del hurto, de la violación a las normas éticas y legales, de la salud deficiente, de los más bajos estándares en educación, de las precariedades materiales, de políticos corruptos, de una justicia secuestrada y podrida, de la prevaricación y de un gobierno ciego, sordo y mudo.

Se percibe al conjunto social cabalgado los mismos senderos en aras de librar a las generaciones futuras del espantoso modelo que nos ha sometido a las peores injusticias sociales, que ha invertido los valores de la ciencia del bien común, atrofiándole la existencia a personas en condición de miseria y devorando cual leviatán, todo lo que no comulgue con el estilo carroñero que insertaron en las instituciones del Estado.

Mi pueblo, el que fundó Duarte y restauró Luperón, tiene sus esperanzas puestas en el cambio. Ha perdido el miedo, y ha sitiado su interés en la recuperación de una democracia flagelada por la corrupción y la impunidad. Ha tomado las riendas de su destino, planteándose la oportunidad de devolverle la esperanzas a un futuro incierto, pero recuperable. Y les envía un mensaje que tiene elucubrando a los malnacidos que nos robaron la paz. “El cambio, por más brujo que busquen, es indetenible”.