El Cambio es una categoría histórica que historiadores, sociólogos, filósofos y pensadores de toda laya han manejado en sus discursos, escritos e investigaciones; Heráclito de Efeso lo había pregonado con tanto énfasis que sentenció: todo es un devenir, todo cambia y nada se detiene"( interpretación libre nuestra), usando el filósofo griego la similitud de que las aguas de un río fluyen y nadie se baña dos veces en las mismas aguas.

Decir lo contrario es pretender detener los acontecimientos o la evolución de la vida, de la historia o de los procesos sociales, políticos, educativos y creer que los gobiernos en personificación de clases o líderes se mantendrán a perpetuidad. Es ignorar aquello que ha matizado el hombre de ciencia, de que " lo único que no cambia, es el cambio", mutatis mutandis. Mis estudiantes de filosofía eran aleccionados en aula de una verdad incuestionable, ellos mismos van cambiando en lo educativo, en lo cultural, en su biología y en su psicología, les disertaba. Llegarán a titulación profesional.

La victoria no será, sino de la democracia, de la institucionalidad, de la equidad, de la pluralidad, de la sociedad en general y en efecto de la transparencia y oportunidades para todos

Pues hay gentes que no comprenden que el Cambio es universal como concepto y nada escapa a su magia, a su decurso en el trayecto interminable de su dialéctica. Los monarcas, los emperadores, los dictadores, los gobiernos autocráticos y los líderes más grandiosos pasaron, se impuso en el planeta social una nueva marca: la democracia, en las condiciones de libertad, pluralidad, apertura, respeto a opiniones y expresiones diversas de los ciudadanos; mas hoy donde la tecnología, el cibermundo y el internet han roto las barreras físicas para entrometerse en todas las fronteras, en todos los hogares y envueltos intensamente en el quehacer de los negocios y la geopolítica.

Nada escapa a su embrujo, a su atracción y por ende a la comunicación y uso para una complejidad de situaciones que ha de afrontar la humanidad en una sociedad de naciones con crisis emergentes que sorprenden a los más estudiosos y cautos.

Nuestra sociedad dominicana se inscribe en esos mismos parámetros y hoy vive procesos tan distintivos que representan un despertar extraordinario de la juventud, especialmente de la clase media que tienen los elementos indispensables para tomar conciencia de su propio destino y del incierto futuro que les espera a los jóvenes sino actúan en una dirección de conveniencia a su progreso y oportunidades. Se han levantado en favor del Cambio y han innovado el quehacer político con movimientos y protestas cívicas que han dejado atolondrados a los adultos dominicanos por su sabiduría y elocuciones como jamás imaginaron. En buena hora por el Cambio, que no se detiene como aquel río de Heráclito.

El Cambio es una propuesta ineludible en la sociedad dominicana llena de violencia, control judicial, falto de sanciones, corrupción corporativa y manipulación salvaje, donde ya los dominicanos, como los jóvenes, terminamos suponiendo que el continuismo autocrático y de engaño creía que todos éramos tarados e idiotas que nos creíamos sus mentiras y vocingleras figuras contratadas a esos fines en los medios se daban a esa falaz tarea , que van dándose cuenta de que el Cambio Va….bajan su voz y reconocen la victoria del pueblo.

Otros responsables de su impostura alardean todavía de una posibilidad de triunfo en su mente calenturienta, que llena su arca con dinero sucio y amparado en la soberbia, no alcanzan avizorar su inminente destronamiento en votaciones democráticas vigiladas como nunca pudimos lograr en estos veinte años.

La victoria no será, sino de la democracia, de la institucionalidad, de la equidad, de la pluralidad, de la sociedad en general y en efecto de la transparencia y oportunidades para todos. El fin ha llegado, aunque se resistan, porque no vale el poder del dinero mal habido, que no quieren perder temerosos de no poseerlo cuando la justicia les pida cuentas.