Luego de más de dos años en la posición de embajador norteamericano ante nuestro país, cualquiera pensaría que James Brewster no tendría la novedad noticiosa que exhibe en estos momentos, lo que se explica en razón de que muchos están aprovechando el momento electoral que vive el país.

Los políticos que tienen candidaturas que promover, apelan a la realidad de que una mayoría del pueblo dominicano es conservador y este tipo de posición “moralista” puede redituarle votos el próximo 15 de mayo. Es el caso de la Fuerza Nacional Progresista, que sin antecedentes en el pasado ahora aparece como defensora de la familia dominicana, sumando este tema a su sempiterna lucha por la “soberanía” del país en el tema haitiano.

El sector religioso, con los católicos y los evangélicos a la cabeza, han aprovechado el tema ya viejo de tener un embajador norteamericano casado con una persona de su mismo sexo,  para presionar a los políticos (comenzando por el presidente de la República), porque se trata de una buena época para hacerlo o si no que se lo pregunten al Colegio Médico Dominicano.

Lo lamentable del caso es que tanto los políticos como los religiosos han tomando el tema en forma de cruzada, con un lenguaje muy agresivo, que rápidamente se ha extendido a comunicadores y corre el riesgo de llegar a cada vez más personas, degradándose hacia una violencia verbal peligrosa, ignorando el riesgo que implica insuflar los ánimos de esa manera, pues de la violencia verbal se pasa muy rápidamente a la física. Parecería un concurso de quien se atreve a ser más soez refiriéndose al embajador y a su esposo.

En estas circunstancias se trata de aprovechar cualquier oportunidad para externar ese lenguaje agresivo, como ocurrió con la inauguración de una cámara de comercio LGBT, con fondos de la USAID, donde la directora de esta agencia norteamericana explicó el compromiso de los Estados Unidos con este sector, que es el mismo que en otros países, y habló de candidatos que apoyan a este sector, sin que en el video yo pudiera percatarme de que informara de ayuda financiera a esos candidatos. La declaración de la directora, citada por el medio que divulgó la información, es la siguiente: “ustedes saben que estamos en una campaña electoral y hay algunos candidatos -como ustedes saben- que representan la ciudadanía dominicana, incluidos los miembros de la comunidad LGBT, y también el fortalecimiento de organizaciones dominicanas que representan los intereses de la comunidad LGBT en la República Dominicana”.

Sin embargo, algunos medios entendieron que los fondos norteamericanos irían también a apoyar las campañas electorales de estos candidatos, lo que está prohibido  por la Ley Electoral dominicana, y no se hizo esperar la andanada contra el embajador.

La embajada norteamericana al día siguiente aclaró que “no financia a ningún partido político ni algún candidato en el actual proceso electoral, ya sea en República Dominicana ni en ninguna otra parte del mundo.” Esta aclaración fue ignorada por varios medios (el Listín Diario editorializó escandalizado por el supuesto financiamiento a candidatos, sin tomar en cuenta la aclaración que ya se había producido).

Vinicito Castillo se lanzó raudo a pedir medidas cautelares a la JCE, y este organismo también ignoró el desmentido de la embajada y aprobó y publicó en páginas completas una decisión prohibiendo lo que ya la Ley Electoral prohíbe.  Una cantidad apreciable de comentaristas hicieron lo propio y comentaron el tema obviando el desmentido, pues había que echar gasolina al tema y luego encender un cerillo.

En ese contexto el embajador atendió una invitación del prestigioso colegio de Santiago Instituto Iberia, para hablar allí a estudiantes adolescentes sobre el modelo de las Naciones Unidas. El “pecado” fue que asistió con su esposo, como si, en estos tiempos de las redes sociales, el haber ido solo ocultaría a los estudiantes su condición de gay y de estar casado con una persona de su mismo sexo.

La mentira y la falsedad se propagaron por todos los medios, señalando que se trataba de una escuela pública, luego que estaban charlando sobre los LGTB y de nuevo los moralistas de ocasión se rasgaron las vestiduras y los sectores religiosos aprovecharon la oportunidad.

Monseñor Víctor Masalles escribió un artículo en página completa que comenzó con un título esperanzador: “¿Qué necesita realmente la comunidad gay?” Incluye temas interesantes como concentrar más el esfuerzo en ayudar a la comunidad LGTB pobre, por ser la más vulnerable. También citó al Papa Francisco cuando dijo: “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad ¿quién soy yo para juzgarla?”.

Lamentablemente monseñor Masalles se dejó atrapar por el discurso descalificador y agresivo que prima en nuestra sociedad, y termina su artículo llamándonos farsantes – sí, me incluyo pues forma parte de mi trabajo social – a los que pensamos diferente a él.  Esa actitud solo crea divisiones en la sociedad y aleja el trabajo conjunto en los puntos en que estamos de acuerdo y el acercamiento para conversar civilizadamente y con respeto sobre aquellos en los que no lo estamos.

Dos cartas fueron colgadas en el portal de la Casa Blanca esperando firmas que las apoyen. En una se pide al gobierno norteamericano remover a su embajador ante nuestro país y en la otra se apoya su permanencia. Más ruido innecesario. El embajador fue designado por el presidente Obama, aprobado a unanimidad por el Senado norteamericano integrado no solo por demócratas sino también por republicanos, y Estados Unidos le brindará todo su apoyo, como ya ha ocurrido con las recientes declaraciones de Susan Rice, Asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, y todavía más apoyo en la medida en que sea descalificado, desconsiderado, insultado y discriminado.

Nadie debe perderse: la agenda que desarrolla Brewster en el país, aunque sea su agenda personal, coincide con la agenda de los Estados Unidos. Por eso ese país ya ha designado ocho embajadores gays. El primero lo designó Bill Clinton en Nueva Zelandia en la persona de James Hormel. Luego le siguió nada menos que un republicano, George C. Bush, quien designó a Michel Guest en Rumanía.  Obama ha designado a seis. Además de Brewster ha designado a John Berry en Australia, Rufus Gifford en Dinamarca, Daniel Baer por ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea, James Costos en España y Ted Osio en Vietnam.

El embajador Brewster asistió con su esposo al programa El Día y reiteró que seguirá trabajando en la forma en que lo ha hecho y quedó claro que no escondería a su esposo, pues habló todo el tiempo en plural. Aprovechó para corregir aquel error que cometió cuando señaló que las personas que no estén de acuerdo devuelvan sus visas norteamericanas, y por el contrario enfatizó en que nadie sería sancionado con el rechazo de su solicitud de visa por estar en desacuerdo con el tema de los LGTB. Debió también aprovechar para corregir el error de excluir a Diario Libre de una actividad en su residencia en la que invitó a los demás medios, pero lamentablemente no lo hizo.

Recientemente la Conferencia del Episcopado ha reclamado al gobierno dominicano protestar ante las autoridades norteamericanas por la forma en que su embajador se comporta en el país e identifica ese comportamiento de la siguiente forma: “exhibiendo al señor Bob Satawake como su esposo” en colegios y escuelas y otras actividades. Olvida que ambos, bajo las leyes de su país, están casados y lo normal es que hagan vida de pareja dentro y fuera de su hogar.

Lo que la Conferencia del Episcopado le pide al señor Brewster es que esconda a su esposo y habla muy bien de él que tenga el temple  de mostrarse como lo que son y no como muchos otros, que esconden lo que son.

Nuestros niños tienen acceso a la televisión dominicana y extranjera, en la que a cualquier hora se presenta la homosexualidad en forma distorsionada, sin que reciban en la mayoría de sus hogares y centros de educación información que les permita entender correctamente el tema LGTB, que sigue siendo un tabú en la educación sexual dominicana.

El liderazgo de las iglesias y el de la política debe asumir conciencia de que están transmitiendo a la sociedad esa agresividad que expresan, y cuando ocurran las desgracias que traen esas posiciones extremas, no será difícil identificar a los autores intelectuales.

Una nota final para reconocer en Negro Veras esa coherencia que le caracteriza y que ha retado incólume el paso de los años. Los invito a leer el siguiente artículo de su autoría sobre el tema: http://acento.com.do/2016/opinion/8331955-homosexuales-discriminacion-timidez-y-lucha/.