El orgullo de ser dominicanos arrastra consigo el peso de lo dual, el reconocer que de vez en cuando se varía el foco de lo importante y se celebra algo más en paralelo, lo cual generalmente tiene aspectos jocosos. Somos así. Contando con la dicha de ser dominicana, entiendo que esta situación viene de la mano con nuestra tradición de gozarlo todo, de sonreír frente a cualquier situación negativa o de multiplicar las risas en momentos buenos.
Entremos en materia: ¡Ganamos la Mundial! Nada mejor que el deporte para unificar a una nación. Para levantar los ánimos colectivos, para querer ser de nuevo de aquí y borrar por tiempo indefinido las divagaciones de cómo salir corriendo. Qué maravilloso el sentir que triunfamos, que somos una mina de excelencia deportiva, logrado así, no solo por bondades genéticas, sino también por un arduo trabajo y por la disposición del equipo a ser los mejores… ¿Y el plátano?
Bueno, el plátano es muy bueno también… nos representa culturalmente y hemos visto gracias a la mundial, que es parte importante de lo que se llama marca país.
Esa sensación de orgullo que se presenta por un aspecto significativo, arrastra otras peculiaridades autóctonas, que juntas conforman lo que realmente somos y nos ayudan a proyectar la nación de forma integral.
Pero hay una cosa que no me gusta del papel del plátano en todo esto y es que ha sido ancestralmente un sinónimo de poca inteligencia. Me da miedo, que bajo el orgullo esté disfrazada la aceptación de esto como un hecho.
Entonces quisiera hacer ver unos puntos con referencia al tema, tratando variar esa percepción nacional y darle un giro positivo real de ayuda a nuestra proyección e imagen. (Tenemos que creerlo para poder venderlo).
Primeramente saber que aunque se coma plátanos en demasía, nuestro talento, esas destrezas necesarias para ser buenos en baseball o en cualquier deporte no se han visto afectadas por su ingestión, contrariamente, es parte importante de los valores nutricionales necesarios para practicar deportes de manera saludable (plátano power).
Segundo, hagamos conciencia de que este producto es hoy un símbolo de dominicanidad a nivel mundial. Quitémosle de una vez por todas el sello de “bruteina”.Los dominicanos somos inteligentes y extremadamente creativos, aunque comamos plátanos, no tiene nada que ver.
Busquemos un nuevo slogan que exprese con seguridad, que lo que realmente afecta tus niveles de inteligencia, es quedarte estancado, es no estudiar. ¡Uy! Lo hice de nuevo… EDUCACIÓN, EDUCACIÓN, EDUCACIÓN.