Las disposiciones tomadas actualmente por los Estados y Organismos internacionales para llevar a cabo su agenda diplomática ante la pandemia del Covid-19, nos ha llevado a sopesar nuestra tesis de grado para obtener en 2011 nuestro título de licenciatura en Diplomacia y Servicios Internacionales de la Universidad Católica Santo Domingo. Ese trabajo de investigación fue finalista al Premio a la Investigación "Cardenal Octavio Antonio Beras Rojas", otorgado por la universidad; y fue calificado de prometedor por el director de la carrera, Dr. Alejandro Vicini, e innovador por representaciones diplomáticas consultadas durante la investigación.

Junto con dos damas visionarias, las ahora licenciadas Uridici Ortega y Angie Sánchez, sustentemos la tesis titulada "Características de la diplomacia digital y sus efectos en la diplomacia actual", con la asesoría del destacado profesor e internacionalista Jesús Navarro Zerpa.

Las conclusiones de la tesis preveían el auge de la diplomacia digital. Obviamente, sin haber previsto la pandemia del Covid-19 como el vector de dicho auge.

Conceptualicemos

Etimológicamente, el término diplomacia proviene del griego διπλομα, significado diploma, el cual está compuesto por la palabra δίπλο (diplo), que quiere decir doblado en dos, y del sufijo μα (ma) para hacer referencia a un objeto. En la tradición griega, un diploma era un documento oficial que emitía la autoridad suprema de un ente soberano a un alto funcionario para ser entregado a las autoridades de otro ente soberano como aval de la designación de dicho funcionario y, a la vez, para solicitar ciertos privilegios para el desenvolvimiento de las funciones del mismo.  Era generalmente un documento doblado o cosido, con el entendimiento de tratarse de una comunicación secreta entre soberanos. 

Pues, la diplomacia como arte y canal mediante el cual los Estados -y demás sujetos de derecho internacional- llevan a cabo su política exterior se hace convencionalmente mediante el envío de una representación física llamada embajador extraordinario y plenipotenciario, enviado especial, delegado, negociador, entre tantos otros nombres. Se trata de una diplomacia de cara a cara.

Hallazgos de la tesis

En la tesis mencionada, analicemos el concepto de la diplomacia digital que consiste en el empleo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) para llevar a cabo las agendas diplomáticas y cómo esta nueva modalidad afecta la modalidad convencional o tradicional que se basa en el envío de representantes.

Para André Aprigio de la Universidad de Minho, en Portugal, citado en la tesis, “vivimos en un mundo globalizado donde la tecnología de la información vertiginosamente evoluciona todos los días. En ese sentido qué papel debe jugar el nuevo diplomático en tiempos donde la información se intercambia entre los ciudadanos las veinticuatro horas del día”. Por lo tanto, “los Ministerios de Relaciones Exteriores de los Estados deben tener en cuenta la evolución de las herramientas de comunicación existentes y, sobre todo, las nuevas formas de comunicarse las personas”. 

En el contexto de la globalización, “el papel de la diplomacia se ve afectado por la incursión tecnológica, es decir la diplomacia clásica sustentada en relaciones territoriales y sus respectivos instrumentos deja su lugar a una nueva de carácter extraterritorial”. En este sentido, “las herramientas de redes sociales están multiplicando las capacidades de extensión de las embajadas de una manera que nunca fue posible cuando el compromiso era sólo cara a cara”.

Ante este nuevo carácter extraterritorial, los soberanos o jefes de Estado que eran considerados esencialmente como los hacedores de política exterior pasan a jugar un papel más activo como ejecutores de sus propias políticas exteriores.

Para Nicholas Westcott, ex jefe de información del Foreign and Commonwealth Office, citado en la tesis, “estudios previos del internet y la diplomacia han identificado que internet permite que más y diferentes actores se involucren en los procesos políticos y diplomáticos”. Es por eso que la diplomacia digital se hace desde una perspectiva tanto gobierno-gobierno como gobierno-ciudadano y ciudadano-gobierno.

A la luz de las consideraciones de diplomáticos de distintos Estados y de expertos de las TICs consultados para la tesis, la diplomacia digital gozaba de una tendencia de uso en alza gracias a sus ventajas como (a) la instantaneidad, partiendo de la naturaleza globalizada del mundo actual. Propicia la intervención de los jefes de Estado como ejecutores de las políticas exteriores. 

(b) Por su credibilidad y eficacia. Permite a los ejecutores de policita exterior transmitir sus mensajes sin ser manipulados y filtrados por los medios de comunicación. A modo de ilustración, el presidente Obama “usó la plataforma abierta de internet para asegurarse que su mensaje fuera transmitido en totalidad y no fuera cortado, o sacado de contexto o manipulado”, y agregó: “Internet ofrece al presidente un contacto directo con los ciudadanos de un país,  lo que hace a internet tan poderoso”. .

(c) Permite la potencialización del Softpower o poder blando, definido como “la capacidad de un actor político para incidir en las acciones o interés de otros actores valiéndose de medios culturales e ideológicos”..

Ante este nuevo panorama, los diplomáticos están compelidos a renovarse, Se requiere de un nuevo perfil de funcionario de  política exterior que sepa manejar cuidadosa y eficazmente las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

Diplomacia digital y el Covid-19

Con el Covid-19, descubrimos una nueva ventaja de la diplomacia digital. Permite evitar los riesgos de propagación de la pandemia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha considerado y recomendado el distanciamiento social como una de las principales medidas de prevención contra la propagación de la pandemia.

Pero, con el cierre de las fronteras terrestres, marítimas y aéreas entre prácticamente todos los Estados del mundo estamos en frente de un "distanciamiento estatal".

En tal contexto, la diplomacia digital ha cobrado valor y desempaña un papel clave en la continuidad de las relaciones entre los Estados y los organismos internacionales, y sobre todo, para que la comunidad internacional pueda hacer enfrente a la pandemia.

Por consiguiente, la plataforma digital ha sido la herramienta utilizada el pasado 4 de mayo por la diplomacia de la Unión Europea y la OMS para llevar a cabo la conferencia mundial de recaudación de fondos con el objetivo de financiar la búsqueda de vacuna contra el Covid-19. Un total de 7.300 millones de euros fue recaudado de la suma de 7.500 millones de euros inicialmente prevista.

El pasado mes de abril, bajo la presidencia de la República Dominicana, los representantes de los Estados miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas pactaron mediante videoconferencia la agenda de trabajo del órgano y pusieron en marcha un novedoso procedimiento que permite la aprobación virtual de las resoluciones a tomar.

A nivel de la Organización de los Estados Americanos, la República de Haití asumió recientemente de forma virtual la presidencia del Consejo Permanente del organismo hemisférico.

Muchos pensadores consideran que la sociedad necesita reinventarse para el después del Covid-19. La diplomacia no será una excepción. Por ende, podemos esperar una intensificación de la diplomacia digital en los años venideros.