El apego a los elementos externos de la existencia, dicen los budistas, constituye una de las causas del sufrimiento humano.
Nos apegamos a las cosas, al estatus, a las personas, de tal forma que se les da a esos elementos el poder para determinar nuestra felicidad.
Aun en las relaciones sentimentales, uno no debe depender totalmente del otro. Si bien el amor mutuo crea interdependencia, nos referimos a casos en los cuales el individuo pierde su originalidad, su personalidad, por crear una dependencia del otro, que le borra sus propias aspiraciones y manifestaciones de vida.
Depender de algo o alguien para vivir, es una adicción. Las adicciones son síntomas de desbalances emocionales. Cuando nos falta el ser o la cosa de la cual dependemos, o sufrimos inmensamente, o transferimos esa dependencia a otros seres o cosas.
Lo deseable es vivir sin apegos, sin dependencias, sin adicciones, alimentándose de sus propias fuerzas internas, viviendo en la simplicidad de sentimiento y deseos.
Ese es el reto para vivir feliz.