Uno de los aspectos que siempre me ha llamado a la atención es el concepto servidor público, palabra que está íntimamente relacionada con personas que desarrollan la capacidad de entregarse a los demás de forma incondicional y más allá de la responsabilidad que el cargo les otorga. Esas personas no solo marcan la diferencia por sus hazañas, sino por la capacidad de mantenerse bajo perfil ante las enceguecedoras luces del estrellato.
La historia está repleta de estos personajes anónimos, cuyo don de servicio ha traspasado barreras culturales a través de toda la humanidad; en área científica, médica, humana, política, educativa, filosófica, etc. Encontramos anécdotas que nos hacen sentir que la dedicación al trabajo que realizaron válido la pena y que sus huellas permanecerán; así como sus importantes contribuciones.
Y fue lo que me llevo a indagar sobre el congresista Demócrata Henry Waxman, una fundamental figura que desde el 1975 hasta el 2015 logro no solo legislar para los ciudadanos que él representaba en California; sino para toda la nación. Dentro de las importantes piezas legislativas que se le atribuyen están: “La Ley de Fórmula Infantil de 1980, la Ley de Drogas Huérfanas de 1983, la Ley de Competencia de Precios de Drogas y La Ley de Restauración de Términos de Patentes de 1984, la Ley de Aire Limpio de 1990”.
Pero el problema del nuevo liderazgo congresual norteamericano, es la exposición constante y sin fundamento en los medios de comunicación convencionales. La dinámica de ambos partidos se ha centrado en temas que no construyen al elevar el debate de los problemas que esta nación experimenta en estos momentos y aquellos que ha venido arrastrando por años.
Es por ello, que tener como referencia a una persona que llego a la administración pública a desempeñar su trabajo por muchos años, su trayectoria es reconocida con el respeto y la admiración de todos los que con el trabajaron y quienes fueron parte de tan necesarias iniciativas congresuales.
Otras, piezas que aún continúan marcando la diferencia, por la trascendencia de las mismas son “la Ley de Ryan De 1990, la Ley de Protección de la Calidad Alimentaria de 1996, el Programa Estatal de Seguro de Salud Infantil de 1997, la Ley de Prevención del Tabaquismo Familiar, la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible de 2010”.
Que gracias al trabajo de él y otro congresista; esta nación cuenta con tan importantes normativas y regulaciones federales. Pero desafortunadamente, hoy en día los objetivos son diferentes, los congresistas no tienen planes, no se discuten sobre aquello que pueda contribuir con el desarrollo de sus Estados, no se habla abiertamente sobre los aspectos que garanticen la seguridad de los individuos que forman parte de esta nación; porque el planteamiento de estos temas puede poner en peligro sus aspiraciones a mantener un escaño en el congreso.
Emular la trayectoria del ex congresista Waxman y de todos los que como él han trabajado bajo perfil, para lograr así alcanzar el desarrollo de intereses locales y nacionales; con sus contribuciones es lo que todo servidor público debería hacer y fuera el anhelo de quienes ellos representan.
Este país necesita ahora mismo, una coalición de fuerzas de todos los servidores públicos a nivel nacional, que tengan un amplio conocimiento en la constitución y otras leyes anexas; para que propugnen la creación de regulaciones, a los problemas -que son muchos- que se centren en la promoción, organización, ejecución de dichas normas; fuera de la publicidad o las prebenda personales que puedan obtener.
Ojalá que las nuevas caras que ocupan el congreso estadounidense, puedan familiarizarse con el trabajo del ex congresista de California y ver que cuando se decide trabajar por y para los demás, no se necesita hacer bulto. El anonimato de un servidor público es un regalo, para quienes desean que sus congresistas se concentren en las necesidades de su gente; porque ellos al final son el termómetro con el cual se mide la profundidad de los males sociales afecta sus Estados.