El libreto del año se leía como la apertura de una Ópera de Verdi. Grandes fiestas y cocteles anticipaban el gran duelo electoral en el que finalmente se decidiría la suerte de "Dominicana" cual Violetta en la Traviatta. Todos escuchamos la orquesta tocar en el salón de al lado (la crisis económica en Europa y América), pero decidimos quedarnos con Violetta y su nuevo amor Alfredo (Danilo) y asumir que este sí sería un idilio verdadero, puro y duradero.
En este 2012 Dominicana descubrió que la presión social se ejerce desde arriba y desde el medio. Que solamente el político corrupto los tiene blindados, y el resto de nosotros tenemos que pagar los platos rotos al final de la fiesta. Dominicana descubrió que confiar en bufones, parranderos, desordenados e infantiles la fiesta política sólo garantiza el mal uso de los recursos públicos. Aprendimos que los partidos de Bosch son tan corruptos como los de orientación Balaguerista.
Que por más insensatos y absurdos que sean los argumentos de quienes nos gobiernan, la lucha por acciones nobles y justas (como el 4% para educación) son impostergables. Dominicana aprendió que el valor de su gente no se define en Metro, ni Km de asfalto, sino en la sonrisa de un joven que al recibir su diploma sabe que el mercado laboral lo espera.
Este ha sido un año extenso, intenso y propenso a llevarnos al borde de la desesperación. En que hemos tenido que sortear los malos ratos sin el humor de Freddy y las ocurrencias del viejo Corpo.
Donde hemos visto de cerca el verdadero efecto del crimen organizado, el narcotráfico y la corrupción política. Pero como en la naturaleza luego del frío invierno nacen las flores asimismo Raymond y Miguel nos Pimpiaron nueva vez el ánimo. Carlos Sánchez nos recordó a todos el desafío de ser padres, y hasta Amelia Vega desfiló de nuevo por una pasarela pero ahora vestida de baloncestista.
En el 2012 Dominicana aprendió que no podemos atraer turistas si no tenemos nada que ofrecerles cuando lleguen. Por lo que tenemos que fortalecer el aparato productivo nacional. Que no hacemos nada con construir universidades en los pueblos si los bachilleres que se gradúan son iletrados, y el país lo que requiere son técnicos especializados.
En el 2012 Dominicana aprendió que la desconexión de nuestro cuerpo político es tan intensa, que no se limita a nuestras fronteras y a nuestro presupuesto, sino que trasciende y desciende sobre el Oriente Medio. Pensábamos que los árabes que viven acá hablaban español y comían tanto quipes como pasteles en hojas, pero resulta que no, que son nuestras "fundaciones" y la manera oscura en que se manejan lo que ellos siempre han buscado desde que vieron aquella estrella en el cielo un 24 de Diciembre.
Dominicana aprendió a respetar a las mujeres y a marchar toda junta en procura que se elimine la posibilidad de una más de sus hijas caiga abatida a manos de aquel que se dice ser su amado protector. A luchar porque los recursos de los fondos de pensiones sean utilizados adecuadamente.
A pesar de lo indignante y ridículo de algunas prácticas populistas de la clase política tradicional, aprendimos que en definitiva en dispendio o en "austeridad" no tienen otra solución para garantizarnos una asistencia Estatal. Hemos avanzado en la construcción de este ensayo de nación que es hoy Dominicana, pero las huellas y cicatrices de los tropiezos y desaciertos son innegables.
En el 2012 aprendimos que los pupitres pueden ser dominicanos y los profesores pueden ser extranjeros. Que las armas nos siguen robando vidas preciosas, y la iglesia puede estar en desacuerdo en cómo manejar la violencia.
Esperemos que la historia de Alfredo que en la Traviatta se alejó de Violetta al esta sentir la presión de Giorgio (el padre de Alfredo) sólo para retornar cuando ya la Tuberculosis (déficit fiscal) le consumía sus últimos alientos no sea la nuestra. Que por el contrario todo lo aprendido en este 2012 nos sirva para garantizar el desarrollo de un entorno social democrático y justo a partir de este 2013.