El Ángelus se terminó de pintar a mediados del siglo XIX, en la época en que los dominicanos libraban las últimas batallas de independencia y mientras se negociaba  la  desocupación española.

De esta pintura  nos interesa  el estudio que Salvador Dalí hizo en el siglo XX, titulado el Mito trágico del Ángelus de Millett, porque  provocó la decisión de las autoridades del Louvre para ordenar  una investigación radiográfica de  la obra realizada por Jean Francois Millett.

Podría fijarse un paralelo entre este examen  que hace Dalí sobre el Ángelus de Millet y el  del padre del psicoanálisis sobre el Moisés de Miguel Ángel.

En todo lo que se dijo sobre el Moisés hasta entonces, se llegaba a la derivación de que el momento y la posición del sujeto de aquella escultura expresaba que  la ira le impulsaba a ponerse de pie.

El estudio de Freud propone, en cambio, que en el momento la posición indica que la ira ya ha pasado y que Moisés se está sentando sosegadamente y alude a la posición de los dedos acariciando los bucles de su  barba, además de  la posición de las tablas bajo el brazo que  en el momento anterior no llegaron a caerse.

En la investigación sobre la obra de Millet,  Dalí contó con el soporte de la radiografía que al final hubo que hacerle a la pintura en la que aparece el ataúd de un niño en la zona  en que se ve la carretilla cargada de papas. Allí se puede  apreciar    aquello  que los pintores llaman pendimento.

Es fundamental la radiografía porque  permite la aparición de imágenes que el pintor dispuso y que después eliminó  por algo que no convenía al universo  creado en la obra,  o por razones de aceptación pública.

Podemos cuestionarnos sobre los componentes que revela el examen radiográfico que  se  hace a una pintura.

Lo que impide el paso de los rayos en una radiografía no sólo es alguna forma de metal sino que  es también la densidad de la materia. Aunque es claro que el  plomo definitivamente impide el paso de los rayos X.

Hay que observar  que desde el descubrimiento del  aceite como aglutinante de las pinturas, la mayoría de los artistas  europeos de la época olvidaron la técnica del  Temple, cuyo aglutinante es la clara de huevo que por su carácter transparente permite  realizar  imágenes  por medio de veladuras.

Así son las pinturas realizadas sobre tablas hechas por los pintores góticos medievales.

Sabemos  que es a partir del siglo XVIII que se utilizó el plomo como  pigmento.

En los años ochenta pude trabajar como asistente de un destacado restaurador español  en la intervención  de  una importante pieza realizada seguramente en el  siglo XIV, o en el XV.

Por la época en que se pintó la tabla, se sabe que la técnica   es el Temple y  también porque  se utilizó  el llamado  pan de oro, que fue de uso frecuente en las pinturas medievales  en esos años, por lo menos en España

De una  intervención anterior  que se hizo  a la pintura, quedó un estudio radiográfico y se pueden  ver  las láminas que forman el mosaico que fue  necesario  hacer dada las dimensiones de la tabla  debidamente engatillada.

En la radiografía aparece un niño en los brazos de la Virgen en una posición diferente al que aparece en la superficie, y que es  visible a simple vista.

En la limpieza  de barnices y capa pictórica que se realizaron  posteriormente con procedimientos químicos  y mecánicos  no apareció el niño que sí aparece  en el mosaico de la radiografía.