Las nuevas tecnologías son un arma muy peligrosa para el bullying. A través de los nuevos medios y smartphones se insulta, se burla, se difunden rumores o se publican contenidos ofensivos en relación a la propia víctima o a su familia.
El Sexting es uno de los resultados del mal uso de la tecnología que permite nuevas formas de interacción social, en muchos casos inapropiadas. Pero al final del día no es el medio el que corrompe, sino su mal uso, ya que el Sexting es el acto de difundir o publicar a través de un dispositivo tecnológico de contenidos, principalmente foto o vídeo, de tipo sexual producido por el propio remitente y enviado voluntariamente.
¿Qué puede llevar a alguien a enviar una imagen de alto contenido sexual de sí mismo a su pareja o a alguien con quien quiere coquetear o entablar una relación usando el teléfono móvil?
Y aunque parezca absurdo, este fenómeno existe y no es exclusivo de los menores de edad. Personas famosas y adultos también lo hacen alrededor del mundo. ¿Es una moda, es un accidente, es una consecuencia de los tiempos que vivimos? ¿Por qué lo hacen?
La mayoría pensamos que las imágenes que tomamos de nuestros teléfonos celulares están seguras, y somos tan inocentes en creer que estas imágenes no pueden ser vistas por otras personas más allá de nosotros mismos, los propietarios de nuestros teléfonos. Nos olvidamos de un robo, un error, una broma, un préstamo, una perdida o extravío, o simplemente la voluntad del dueño del aparato puede ocurrir.
Confiamos plenamente en la discreción de otros, también en el amor eterno profesado, por parte del destinatario del envío. Carecemos de la experiencia de vida suficiente que nos permita pensar que las cosas en la vida cambian en un abrir y cerrar de ojos. Que hoy estamos con una pareja pero mañana podría ser diferente. Y lo único que poseemos verdaderamente es nuestra dignidad e integridad.
Sentimos cierta presión de grupo que nos lleva a ganar notoriedad y aceptación en el contexto digital, tan importante para muchos. Lo vemos con la obsesión de algunos jóvenes en mostrar su vida y sus gustos a todos (Facebook, Twitter, Instagram, Snapshat) posteando cada detalle de su día, desde la salida del sol hasta su puesta.
Recibimos una avalancha de influencias y modelos sociales que distan mucho del recato. La exhibición de relaciones sexuales o desnudos se ha convertido en una norma generalizada y aquellos que piensen diferente son catalogados como “dinosaurios”.
Desconocemos las consecuencias que para nuestras vidas puede llegar a tener el hecho de que esa imagen comprometida sea de dominio público. Se nos olvida que la huella digital es difícil de borrar y permanece para siempre.
En algunos casos resulta simplemente divertido, en otros, sirve para coquetear o en el peor de los casos, muchos lo utilizan para dar contenido a una relación de por si vacía y sin amor.
Sea las razones que fueren, el resultado de esta práctica puede generar serios problemas que van desde la pérdida de nuestra privacidad, el deterioro de nuestra imagen y reputación, la perdida de nuestro honor, hasta un abuso de ciberbullying.
Un peligro social con el sexting es que el material puede ser muy fácil y ampliamente propagado, sobre el cual el autor no tiene control. Las investigaciones realizadas por la Internet Watch Foundation en 2012, estiman que el 88% de las imágenes explícitas de fabricación propia son "robadas" de su ubicación original publicadas (redes sociales típicamente) y estarán disponibles en otros sitios web, en los sitios de pornografía en particular, los cuales contienen una recopilación de imágenes sexuales de niños y jóvenes.
Esta comprobado que los comportamientos de sexting entre los adultos jóvenes varían de acuerdo al género. Se encontró que los hombres muestran las fotos sexualmente explícitas de sus novias a sus amigos como forma de alardear. Este es un nuevo riesgo asociado con los nuevos medios, con sexting, se puede enviar una foto en cuestión de segundos a miles de personas.
Es necesario que desde temprana edad, hablemos a los niños y jóvenes sobre la sexualidad basada en el amor y el respeto por la integridad. Como adolescente, a veces pensamos que el mundo no tiene frenos y deseamos experimentar muchas cosas, expresando nuestra afectividad a veces de manera irresponsable. La labor como padres y orientadores es enseñarnos a valorarnos a nosotros mismos, a respetar nuestro cuerpo y el de los demás.
Así que piénsalo dos veces antes de tomarte una fotografía o de grabar un vídeo en actitud erótica o provocativa para llamar la atención de tu pareja o de atraer a alguien. Antes de lanzarte a enviar un whatsapp al chico tan deseado con tu mejor ropa interior y pose, piensa en las consecuencias que esto te puede traer. Al final tendremos que volver a las formas tradicionales y consideradas por muchos como “antiguas” de enamorarnos y expresar nuestro afecto, ya que definitivamente el sexting no es amor.