Quienes me conocen saben que fui seminarista por once años y puedo asegurar que el 70% de los sacerdotes que conforman el clero de la Iglesia dominicana son de mi generación y con muchos de ellos conservo una relación muy cercana.

El seminario nos permitió establecer una amistad que se ha consolidado con los años, por consiguiente confieso que he visto con dolor las situaciones por las que ha pasado la iglesia dominicana con las acusaciones de pederastia en que se ha visto envuelta, especialmente la del ex nuncio apostólico.

Uno de esos casos también ha sido la del padre Juan Manuel Mota conocido como Jhonny. A este amigo lo conozco desde muy joven inclusive vivió un tiempo en mi casa. Nuestra relación de amistad se estrechó cuando ingresé al seminario Santo Cura de Ars en La Vega en donde él llevaba tres años.

En lo que he conocido de Jhonny siempre ha sido una persona humilde, humanitaria, sin maldad y es del tipo de personas totalmente desprendido. Por eso el día en que un sobrino me llamó para comunicarme sobre las acusaciones que se le imputaban y que pude constatar en algunas páginas digitales, apenas podía creerlo.

Cuando lo ordenaron sacerdote y lo designaron en Constanza le visité y observé cómo la gente le quería y lo sentían un líder. Pero cuando salió a la luz pública las acusaciones de agresión sexual Jhonny pasó de ser de un sacerdote que luchaba en favor de una comunidad a ser el delincuente, rastrero, charlatán y ladronazo, según la cantidad de epítetos que sobre él se esgrimieron en ese momento.

Escuchar todo eso de un hermano a quien se conoce es muy difícil de digerir, pero ante situaciones como estas es evidente que todo el mundo opinará según lo que siente en el momento por esa inclinación natural y sana del ser humano a identificarse con las víctimas y no con el victimario que en este caso sería Jhonny a quien originalmente se le atribuían 15 mujeres y terminaron querellándose tres.

Un Sacerdote está llamado a ser un padre con sus feligreses, a cuidarlos sin causarles ningún daño y mucho menos abusar de los seres más indefensos y vulnerables que tiene la sociedad: los niños y niñas; por eso estas noticias estremecen, porque vienen de quienes se supone están para ser todo lo contrario.

Como conclusión del caso se decidió archivar el expediente por no encontrarse elementos que pudiesen comprometer a Jhonny como agresor sexual, pero de todos modos levantar su imagen y devolver la credibilidad en su persona será muy difícil por no decir imposible.

Dada la justicia corrupta que tenemos la gente ha aprendido a dudar de ella pues asocian las decisiones favorables dependiendo del nivel de influencia social o relaciones de la persona acusada, y archivar un caso en el que acusan tres jóvenes siembra sus dudas en la población.

Opinar respecto a los hechos puede hacerlo cualquiera, pero opinar sobre las personas solo pueden hacerlo quienes les conocen. Por eso no opino respecto a las jóvenes que le acusaron porque no las conozco y a quienes vi por primera vez el sábado en la noche en el programa de Nuria, por eso hablo del amigo que conozco aunque hoy, Jhonny no es el amigo que conocí, ahora es todo eso que quedado en el imaginario social y que le perseguirá por mucho tiempo.