Al terminar el 2019 el Presidente Medina emitió el “Decreto sorpresa” 497-19 declarando el 2020 como “Año de la consolidación de la seguridad alimentaria”, que está bajo cuestionamiento en sus fundamentos porque el informe de la FAO “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019” señala que “entre las causas de la inseguridad alimentaria se citan la degradación ambiental, la sequía…, entre otros factores”. En los “8 años de Danilo” e, irónicamente, en el frustrante “Cuatrienio del agua” no se completó la construcción de ni siquiera una gran presa para mitigar sequías e inundaciones que diezman la producción de alimentos. El 80% de la oferta de agua se destina a la agropecuaria y no puede existir producción de alimentos de origen vegetal y animal en cantidades apropiadas, en momentos oportunos, con rigurosos niveles de calidad y con legítima  rentabilidad para los  productores del campo sin suplir agua, aún en sequía y sin que se aneguen los campos con tempestades. El “Gobierno del Cambio” afrontará el “estrés hídrico” pues ahora sólo se almacena el 11% del agua disponible, pudiendo ser el 40%, y del  agua destinada a distintos fines se desperdicia, en promedio el 60% del total. Peor aún: el 80% de la lluvia se va al mar.

En INTEC el Presidente Medina aprendió que la piedra angular de la administración es la planeación, llamada por Fayol “Prévoyance” pues planear es “Prevoir”, prever y predecir. Danilo, olvidando lo aprendido no previó ni predijo lo que sufriremos con nuestro sector agropecuario, pues cumpliendo con el DR-CAFTA este año podrán importarse desde Estados Unidos y Centroamérica, libres de impuestos, sin cuotas, cebolla, ajo, queso cheddar, maíz, embutidos, carne y guarnición de res, cortes de cerdo, habichuelas y otros renglones alimenticios. El “Gobierno del Cambio” enfrentará seriamente esa cruda realidad heredada, sin dejar  abandonado a  su suerte el sector primario agropecuario y el agroindustrial. Por el contrario, ampliará la infraestructura vinculada al agua y operará con eficiencia todo el sistema hídrico, consagrando como prioridad el apoyo financiero y tecnológico para aumentar la eficiencia de siembras tradicionales y, además, lograr la reconversión hacia otros cultivos con mejor uso de recursos y mayor competitividad a nivel local e internacional.

Bastó que Abinader, proclamara que el “Gobierno del Cambio”  construirá en el norte  las presas de Guayubín y Ámina para que Danilo, apresuradamente, diera el Primer Picazo de la Presa de Guayubín con presupuesto de US$40.0 millones,  contrastante con más de 3,000 millones en Punta Catalina. Mientras se terminan los proyectos ya iniciados y se diseñan y construyen nuevas presas grandes como Alto Yuna, Ámina, Joca, La Gina, Chavón, Mijo y el Contra embalse de Sabaneta, al mismo tiempo el “Gobierno del Cambio” ejecutará de inmediato, en todo el país, pequeños y útiles sistemas de captación y almacenamiento de agua de lluvia y de manantiales como “trampas de lluvia”, reservorios, lagunas, estanques y pozos. Las 7 grandes presas ya citadas tendrán un costo estimado de menos de 1,113 millones, suma inferior al dispendio de un solo año en el subsidio eléctrico, que según Danilo alcanzó 13,000 millones de dólares en 7 años.

La crisis que heredará el “Gobierno del Cambio” no se limita al agua para regadío y para consumo humano sino que también afecta las aguas negras en todo el país. El BID financió el Estudio del Plan Maestro del Alcantarillado  Sanitario del Gran Santo Domingo entregado a Danilo en el 2012, pero lo archivó. El estudio planteó recuperar los ríos Haina, Isabela y Ozama, y el litoral de Santo Domingo. Además, dejar de descargar aguas negras directamente, sin ningún tratamiento a los ríos que circundan la ciudad, al acuífero subterráneo o al mar Caribe, en el flamante malecón de Santo Domingo. Hasta edificios lujosos extraen agua desde acuíferos subterráneos  contaminados con pozos sépticos de esos mismos condominios, creándose una tétrica bomba de tiempo bacteriológica. El candidato de Danilo a la Alcaldía del D.N. podría seguir perpetuando la contaminación.  En el Debate de ANJE dijo que su alcaldía regularía  manzana por manzana, implicando otorgar permisos de pozos extractivos y sépticos manzana por manzana, pues Danilo no priorizó el drenaje sanitario ni las plantas de tratamiento. 

Medina ahora saca del olvido el proyecto de la Ley de aguas, concebido hace 16 años e intentaría aprobarla al vapor. Preclaros ciudadanos restauradores, nativos  de Santiago y del Cibao, como Ulises Francisco Espaillat y Pedro Francisco Bonó, propulsores del pensamiento liberal y del desarrollo socio económico integral, proclamaron: “Sembremos agua”. La Ley de aguas no fue atendida por Danilo y ahora, tratando de exculparse sobre Punta Catalina pretende auto-aplicarse un exorcismo  inventando, en su despedida, una  extemporánea  y repudiada “Licitación sorpresa”  en la CDEEE.