Encontramos mucho de Montaigne y Nietzsche en Cioran. Al comparar las claves generadoras de sus escrituras y reflexiones leemos sus encuentros y desencuentros. Los cuerpos ideales de su aforística siembran y convocan variados escenarios de pensamiento y situación trágica.

Es, sin embargo Desgarradura (Eds. Tusquets, de México, 2016) un libro de congruencia escatológica y a la vez iconoclasta. Las cinco partes que componen dicho libro constituyen un resultado que dialoga con la escritura nietzscheana, kafkiana y pascaliana. Resuena el aforismo de Cioran como poesía trágica y como filosofía poética. La rebelión ontológica abre el pensamiento desgarrante y desgarrado.

“Los filósofos escriben para los profesores; los pensadores, para los escritores”. (p.69)

“Lo que no puede traducirse en términos de mística no merece ser vivido”. (p. 70)

“Un libro tiene que hurgar en las heridas, incluso provocarlas. Un libro ha de ser un peligro”. (p. 71)

La línea de reflexión moral es una aventura, porque Cioran piensa y escribe su modo de existir como proyecto fracasado, tal como lo ha mostrado en varias ocasiones el filósofo rumano Gabriel Liiceanu. Libro, mística escrita y sujeto palpitan en la página abierta del día y de la noche.

La crítica como “ir más allá” es una cardinal de pensamiento. Pues para vivir hay que “Existir como un plagio”. (p. 77).

“No escribimos porque tengamos algo que decir, sino porque tenemos ganas de decir algo”.

La causa irónica y trágica en Cioran surge de la paradoja que plantea un ensayismo libre de reglas y rico en aperturas filosóficas, autobiográficas e imaginarias.  Leer su ensayismo filosófico desde su aforística, permite leer toda la historia de la aventura trágica en su pensamiento.

En efecto, esta fase de la escritura filosófica se nutre de un ensayismo que intenta romper y a la vez destruir o cancelar reglas de escritura para convocar nuevos modos de abrir al sujeto a nuevas expectativas y esperanzas de creación.

Por eso, el ensayismo aforístico o lo que es, el aforema, la “aforética” tiene su base en la subjetividad de la pregunta y la respuesta. La historia misma del ensayo aforístico permite comprender desde el Maestro Eckhart, Novalis y Jakob Böhme otro teatro del pensamiento, donde los personajes son presencias autobiográficas o biográficas. Nuevas rutas de escritura se abren a la lectura desde la crítica aforística, el ensayo aforístico y sus expectativas de sentido, alteridad e interpretación. Lo que permite entender la lectura de Montaigne, Vico, Novalis, Ibn Arabi de Murcia, Ibn Jaldun, Al Ghazali, Al-Farabi, G. Pico Della Mirandola o Marsilio Ficino, es otro tipo de reconocimiento de la creación sensible y la aventura de la imaginación como pensamiento del presente.

De ahí la importancia de otra “desgarradura” o “desgarrón” poético-filosófico puesto al desnudo por Edmond Jabés (1912-1991) en su obra El libro de las preguntas (1963-1973), publicado luego de su muerte en 1991. El poeta y aforista  judío-egipcio escribe desde su propia autobiografía situada en Del Desierto al libro proponiendo como principio de lectura, libertad  y pensamiento, la cardinal confluyente del poema como ensayo.

En El libro de la hospitalidad, Editorial Trotta, Madrid, 2014 (1991), leemos en libertad de interpretación los siguientes aforismos poéticos que conforman su poética del “ensayar”:

“Solo leemos nuestra lectura”

“Recoger, por el camino, miles de piedras y conservar, al final del viaje, solo una”.

“Un grano de arroz no puede dar cuenta del arrozal.” (p. 67)

Más adelante, en la misma obra citada podemos advertir los ecos y ritmos de un rico acto de enunciación enunciada:

“Divina es la claridad del alba: humana la sombra del camino”. Este relato, como era de esperar, fue discutido con vehemencia por un erudito conservador. Verdad frente a impostura” (pp. 71-72)

En efecto, verdaderos ensayos aforísticos encontramos en los escritos de filósofos rumanos como Mihai Şora, Constantin Noica, Gabriel Liiceanu y Mircea Eliade. La embestida del aforismo crítico y ensayístico se ha hecho visible y volcánica en la tardomodernidad.

En la República Dominicana un ejemplo de ensayismo aforístico lo encontramos en el libro Burbujas en el vaso de una vida breve de Domingo Moreno Jimenes (Imprenta Rincón, Ciudad Trujillo, R. D., Colina Sacra, 1948). Este libro de aforismos poéticos y filosóficos lleva en la portada una gran provocación intelectual:

“La imaginación es una razón agrandada. El arte tiene de la ciencia y el polen tiene de la hormiga. Todo acto viene de Dios y a la perfección de la naturaleza, pone su último toque el hombre. Si esto no es relación, ni yo mismo me entiendo”.

El poeta dominicano construye la verdadera estética y poética postumista basada en el ensayo-poema y el poema-aforismo. En los “antecedentes”, que le sirven de prólogo al libro encontramos una estética del instante y la reflexión que luego vamos a percibir-vivir en su camino poético-filosófico.

Esa poética pensadora o reflexionante se advierte en textos como El Alba (p. 9), El día (pp. 10-15), El crepúsculo (p. 16), La noche (pp. 17-23); y de nuevo El Alba (con fecha de junio, 1946).

Burbujas en el vaso de una vida breve culmina con una reflexión poético-filosófica postumista bastante significativa. En esta última parte titulada “De una vida breve. Tertulia de mis viajes, el poeta intenta organizar su memoria autobiográfica, sus preguntas y respuestas y unas declaraciones en torno a los “Postreros caminos del postumismo”. (pp. 27-30).

Finalismo, escatología y paradoja sobresalen  en el marco de una lectura poética y filosófica en esta obra de Domingo Moreno Jimenes. Digo obra y no opúsculo, porque en la misma, intensidad, riqueza filosófica y poética superan las treinta páginas de dicho texto o suma de textos.